Tres jóvenes de 24, 20 y 18 años fueron imputados por mantener secuestrado a un adolescente en situación de vulneración social para obligarlo a vender drogas en una casilla ubicada Larralde y bulevar Seguí, en la zona sudoeste de Rosario. El joven de solo 15 años y preso de sus adicciones, fue rescatado el 4 de junio por la policía. En su cuerpo exhibía el resultado de una brutal golpiza y hasta quemaduras con plástico derretido. El trío de imputados, que pretendían cobrarle una deuda por un faltante de estupefacientes al menor, quedaron detenidos hasta el juicio.
La historia que pudo reconstruir el expediente que levo adelante el fiscal de flagrancia Sebastián Narvaja, es que los imputados, Máximo Elías C., Rodrigo Emanuel G. y Uriel Rubén P. llevan adelante un emprendimiento de compra y venta de drogas. Más concretamente, compraban droga con el fin de venderla en dosis individuales, en los alrededores del Barrio Los Olivos, de Rosario. En este marco, en el período comprendido, aproximadamente entre principios de mayo y principios de junio de 2024, utilizaron al jóven M.J.A. (de 15 años de edad) como vendedor de bolsitas de cocaína.
La modalidad que utilizaban era que le entregaban una bolsa con cien unidades individuales (bolsitas) de cocaína, para que él las vendiera, a cambio de lo cual le pagaban diez mil pesos por cada cien dosis vendidas.
Esta asignación de tareas se hacía sacando provecho de la situación de vulnerabilidad social y económica de M.J.A. y de su condición de consumidor de cocaína. Más aún, el jóven M.J.A. se procuraba droga para su propio consumo “comprandoles” al trío que lo terminó privando de su libertad. Esta actividad la desarrollaba el jóven M.J.A. junto a otro menor, cuya identidad no ha podido establecerse con precisión a la fecha, con quien el jóven ha cohabitado en una vivienda precaria de chapas, en el conglomerado de viviendas precarias, localizado en un terreno que se encuentra al Sud-Este de la intersección de las calles Bv. Seguí y Larralde. El predio tiene alrededor de 80 metros, de este a oeste (sobre calle Bv. Segui) y alrededor de 55 metros, de norte a sur.
Ese lugar fue el escenario donde se produjo el brutal hecho: el día viernes 31 de mayo se produjo un conflicto entre el jóven M.J.A. y su amigo con quien convivia, por una parte, y un segundo entuerto entre Rodrigo G. (alias “Ronchi”) y Elías C. Particularmente, estos dos ultimos le cuestionaban a M.J.A. que había “faltado droga”, que tendría que haber tenido el producto de la venta de 100 dosis de cocaína, mientras que el M.J.A. decía que le habían entregado sólo 40 para vender. A raíz del conflicto, le dicen a M.J.A. que tenía hasta el día siguiente para conseguir trescientos mil pesos, y que si no iba a haber alguna represalia.
Al día siguiente, el 1ro de junio, Ronchi se presentó donde estaban durmiendo M.J.A. y el otro menor, los despertó y los obligó a acompañarlo, hasta donde estaban Elías C. y Uriel P. Esto es, hacia una habitación construida con chapa y madera, con su ingreso y su ventana obstruidas, localizada en el mismo predio, ubicada en los fondos del referido lote. Cuando llegaron allí, uno de los tres imputados le pegó en la cara el jóven M.J.A. con el plano de una pala, tipo pala de punta. Al recibir ese golpe, M.J.A. cayó al piso. Luego le siguieron pegando y más tarde le ataron con sogas las muñecas. Y le ataron las manos a un punto fijo, para que no se pudiera mover. Todo como represalia. Así, lo retuvieron durante un lapso aproximado de tres días, sin darle de comer ni de beber. Además, mientras lo tenían atado le pegaban con puños y patadas, y con una linga de motos. Por otra parte, cuando el jóven M.J.A. trataba de pedir ayuda, gritando, volvían a pegarle.
Durante este tiempo, también utilizaban “goma espuma”, para prenderla fuego y para quemar a M.J.A. con el plástico derretido. Así le provocaron quemaduras en su mano y muñeca derecha, en su maxilar izquierdo, y en su muslo derecho.
Así lo retuvieron durante alrededor de tres días hasta que, el 4 de junio de 2024, alrededor de las 16:30 horas, personal policial irrumpió en el lugar, en el que encontraron a M.J.A. en la habitación donde lo tenían cautivo, con las manos y la ropa con sangre, con la cara lastimada con sangre, con quemaduras en las manos y sucio y golpeado. La policía llegó al lugar tras un llamado al 911, por parte de vecinos que dijeron que tenían a un chico secuestrado y que le estaban pegando, que lo estaban “verdugueando”.
A los tres imputados se los acusó por los delitos de privación ilegal de la libertad agravada por ser la víctima menor de edad y alevosa por haber sido cometida con el concurso de dos o más personas. También se les endilgó encubrimiento, porque, al ser detenidos, la policía halló en su poder, en una construcción lindera a la casa, cuatro motos de mediana cilindrada que figuraban como robadas entre mayo y junio de este año.