El último escape 7 puntos 

The Great Escaper, Reino Unido/Francia/Suecia, 2023 

Dirección: Oliver Parker 

Guion: William Ivory 

Duración: 95 minutos 

Intérpretes: Michael Caine, Glenda Jackson, John Standing, Will Fletcher, Laura Marcus, Danielle Vitalis. 

Estreno: Disponible en salas.

El pasado 6 de junio se conmemoró el 80° aniversario del desembarco de las tropas aliadas en las playas de Normandía, evento que pasó a la historia con el nombre de Día D y que en 1944 marcó el comienzo del fin de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de una gesta a la vez épica y trágica, que se cobró la vida de entre 8.000 y 13.000 soldados solo ese día en la playa. Una verdadera carnicería que Steven Spielberg recreó con aterradora maestría cinematográfica en la larga obertura de Rescatando al soldado Ryan (1998). 

El cine suele aprovechar este tipo de excusas y por eso no resulta extraño que este aniversario redondo sirviera de inspiración para que el año pasado se estrenaran, de forma casi simultánea, dos películas que cuentan la misma historia. Se trata por un lado de la irlandesa The Last Rifleman, protagonizada por Pierce Brosnan, y por otro de la inglesa El último escape, que esta semana se estrena en las salas locales con Michael Caine al frente del elenco. Ambas están inspiradas en la figura de Bernard Jordan, un exsoldado británico sobreviviente de aquella batalla histórica, quien en 2014 y con casi 90 años se escapó de la residencia geriátrica donde vivía, para cruzar el Canal de la Mancha y asistir a la celebración del 70° aniversario.

El último escape está construida a partir de varias líneas cuyas intersecciones crean una potente trenza narrativa. Por un lado la historia en tiempo presente de Bernard, cuya vida sigue anclada en lo ocurrido aquella madrugada sobre la arena. Porque aunque se casó y tuvo hijos, nietos y bisnietos, nunca pudo superar la culpa del sobreviviente. Consciente de la cercanía de su final, ahora siente la imperiosa necesidad regresar a homenajear a los que él considera los verdaderos héroes. En especial a uno, a quien lo ata un efímero pero profundo vínculo.

La película elige no poner su foco solo sobre el hombre al que le tocó ser protagonista de la peor parte de esta historia, sino que amplía el rango de su mirada para incluir a quienes se quedaban esperando a sus seres queridos, aterrorizados por la posibilidad de recibir la peor noticia. Ese es el lugar de Irene, la esposa de Bernard, quien durante la guerra trabajaba en una fabrica de municiones y que ahora convive con su marido en el mismo hogar de ancianos. Ella representa otra clase de heroísmo aún más silencioso, pero igual de conmovedor. Navegando entre el presente y el pasado, a partir de estos dos personajes El último escape consigue retratar de forma luminosa uno de los momentos más oscuros de la humanidad.

Eso no significa que la película convierta en superficial algo que está lejos de serlo. De hecho, la espantosa persistencia de los traumas de las guerras y la certeza de la absurda barbarie que se pone en escena en cada una de ellas, también son elementos importantes de la trama. Sin embargo El último escape elige el formato del relato de aventuras, donde el drama no impide jugar con todo lo de comedia que hay en ese viaje clandestino que Bernard emprende para ir a hacer las paces con sus fantasmas.

Que los protagónicos estén a cargo de los extraordinarios Caine y Glenda Jackson también forma parte de la lista de virtudes de la película. Se trata además de los últimos trabajos de ambos actores, que entre ellos suman cuatro Oscar, dos cada uno. En el caso de Caine, que siempre logró que sus personajes transmitan un alto octanaje emocional sin perder la flema británica, porque anunció su retiró de la actuación tras este papel. Y en el de Jackson, siempre cautivante y enérgica, porque falleció poco antes del estreno. De forma inevitable, ambos hechos también aportan, y mucho, a la consolidación del espíritu crepuscular que anida en El último escape.