Mucho antes de conquistar los escenarios del mundo con su voz, a Concha Buika le dijeron que no podía cantar. En ese entonces integraba el coro de una iglesia en Palma de Mallorca, lugar donde nació y creció luego de que sus padres decidieran abandonar su país, Guinea Ecuatorial, por motivos políticos. “Siempre me gustó la música, y estudié batería y un poco de bajo, aunque nunca pensé que podía cantar porque de niña la profesora de canto del coro de la Iglesia me decía que lo hacía muy mal”, recuerda. Tiempo más tarde, en un club de jazz de Mallorca se lanzó como vocalista de blues y así llegó el primer aplauso que le dio otra perspectiva.  

Luego de nueve discos editados, premiada y reconocida, la cantante mallorquina radicada en los Estados Unidos vuelve a la Argentina en el marco de su gira mundial “Para Mí”, con la misión de dar un concierto en el teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125), hoy a las 21. 

Con recitales realizados en Neuquén y en Santiago de Chile, y otro previsto en Montevideo para el 10 de noviembre, Buika completa su paso por Latinoamérica para presentar su último disco, Para mí, una selección minuciosa de cinco temas, entre los que destacan dos composiciones propias y donde, fiel al estilo que la caracteriza, atraviesa distintos géneros como jazz, reggae, funk, soul y pop, con una fuerte impronta flamenca. A este repertorio, sumará además las canciones que integran su disco Vivir sin miedo, editado en 2015, y los clásicos de su carrera. “Siempre me han gustado mucho las canciones que hablan muy en particular de nosotros, de lo que somos, de nuestra verdad y pureza, y lo hacen sin filtros. A partir de cierta edad, poder exponer la vida de uno sin filtros es un regalo maravilloso y un premio, aunque no es fácil. Para eso, hay que eliminar muchos enemigos, fantasmas y muchos teléfonos de la agenda (risas), y ser muy sincero con uno mismo. Ese es un ejercicio que a veces cuesta un poco, pero si se puede dar esa lucha, creo que vale la pena”, asegura la intérprete, quien esta noche se reencontrará con su “tribu”, como le gusta llamar al público.

–Esta es la cuarta vez que visita la Argentina. ¿Cómo es su vínculo con el público?

–La tribu de aquí es dura. Hay que tener en cuenta que este el país donde nació Spinetta, entre otros grandes artistas, y eso hace que el público sea muy exigente. Aquí no se puede venir a cantar tonterías, porque te botan rápido (risas). Entonces, cuando te va bien con un público así, te sientes muy orgulloso y muy querido.

–En una entrevista reveló que no suele planificar sus presentaciones. ¿Qué hará en este caso?

–Cuando tú haces un show, no hace falta estudiar las canciones, porque ya las llevas en el sentimiento, pero lo que sí tienes que mirar es a quién se las vas a cantar. La primera vez que vine a la Argentina, hace ya muchos años, busqué información en internet, y ahí descubrí lo que fue la historia del peronismo y todo lo que sufrió esta tierra. Se me ponía la piel de gallina leyendo. Lo único que necesitas para un buen show es amar la tierra en la que cantas, y para amar a una tierra tienes que ser consciente de su sufrimiento.

–Su último trabajo, Para mí, contiene sólo cinco temas. ¿A qué se debe esta selección? 

–Al momento de realizar este disco pensé en el tiempo, porque ¿quién tiene tiempo de tirarse una hora y media, o dos horas, con un brandy, un roncito o un tabaquito, para escuchar su mejor disco? Yo no lo tengo y poca gente que conozco lo tiene. Por eso pensé que 25 minutos, que es lo que dura este trabajo, es un tiempo que uno se puede regalar, y más en un momento en el que tenemos que compartir todo, los sentimientos, el dinero, los pensamientos, las ideas, los secretos, las emociones y hasta la cama. Por eso se llama Para mí.

–En este disco combina composiciones propias con las de otros músicos como Paco de Lucía. ¿Disfruta componer tanto como cantar?                                       

–Disfruto todo. Son mundos paralelos y uno no puede vivir sin el otro cuando tienes los dos. De niña siempre inventaba y me decían “mentirosa”. A veces, se discrimina mucho a los niños cuando inventan, pero eso se llama creatividad y es lo que mueve al mundo. Si seguimos todos aquí no es por la gente que supo acatar órdenes, sino por los que fueron capaces de ir un paso más allá y de inventar sobre lo que no existía. Entonces, a mí me gustaría que cuando las personas adultas ven que un niño inventa, en vez de regañarle o llamarle mentiroso, le hagan entender lo importante y lo valioso de ser creativos.

–En sus discos aborda diversos géneros. Hay una libertad en su estilo musical...

–Hoy en día, eres quien quieres y eres todo. Me siento un poco de Nueva York y otro poco de España, de Francia y de Italia. Me acuerdo de cuando mis abuelos o mi mamá miraban esos mundos como tierras lejanas, pero hoy nos sentimos de muchos sitios, aunque nunca nos hayamos movido de nuestra ciudad. Hay gente que a través de las redes, de artistas, de literatura, de pintura o del cine, ha aprendido a sentirse de muchos sitios y le gustan muchas cosas. Hoy podemos ser todo y eso es por lo que ha luchado, y ha muerto o ha sobrevivido el ser humano.

–Usted ha escrito y cantado para la mujer, y su tema “Jodida pero contenta” bien puede pensarse como un himno feminista. En la Argentina, surgió la consigna “Ni una menos”, que se replicó en otros países como síntesis de la lucha contra la violencia de género. ¿Qué mirada tiene sobre este movimiento de mujeres que se consolida?

–Llevo promocionando hace mucho tiempo el movimiento Ni Una Menos porque es como una especie de país utópico de libertad, alegría y amor del que todos nos sentimos miembros. Somos muchas las que estamos hablando de este movimiento, casi sin conocerlo, y animo a todas las mujeres que oigan hablar de él a que pongan un pie, su cabeza y su corazón para fortalecerlo. Lucho para que se entienda que el Ni Una Menos no ha nacido para que nosotras castiguemos al hombre sino para hacer que él sea nuestro aliado. La violencia no viene de la naturaleza de las personas, sino de una educación errática, y eso lo podemos cambiar entre los hombres y mujeres que estemos hartos ya del sufrimiento gratuito que provoca la locura de unos pocos. Porque esos pocos hacen más ruido, pero nosotros somos más, y tenemos el poder y la fuerza de la bondad. 

–En España existe un movimiento importante al respecto también...

–Voy a decir que por desgracia sí. Claro que una debería estar orgullosa de esto, pero no lo estoy porque cuando hay tanto movimiento es porque el problema es muy grande. Efectivamente, España es uno de los países que más sufre la violencia contra las mujeres y es un problema que no puedo comprender de dónde sale, pero sí puedo decir que la solución radica en la educación.

–¿Cómo evalúa a la distancia la situación que atraviesa España a raíz de la disputa que viven el Estado español y Cataluña? 

–Muy turbio todo. Soy descendiente de africanos, y si no se quieren escuchar entre unos y otros, ¿cómo van a escuchar lo que digo yo? Para opinar sobre algo tan delicado hay que tener mucha información. La verdad es que siempre que he estado en Barcelona me lo he pasado muy bien y no he notado nada, y lo mismo me ha pasado en el resto de los sitios de España. Por eso esta situación me pilló muy de sorpresa. Siempre he vivido rodeada de gente que se llevaba muy bien y seguirá siendo así. Creo que, al fin y al cabo, es gente que está luchando para que su vida y la de los suyos esté mejor. Tengo el alma tan transparente y tan sin filtros, que me haría un vestido de novia con las banderas de todos los países del mundo, y me casaría con él. En el fondo de nuestro corazón, todos sabemos que el mundo entero es un país.