5 - INTENSA-MENTE 2
(Inside Out 2/Estados Unidos, 2024)
Dirección: Kelsey Mann
Guion: Meg LeFauve y Dave Holstein
Duración: 100 minutos
Con las voces originales de Maya Hawke, Ayo Edebiri, Tony Hale, Adèle Exarchopoulos, Liza Lapira y Amy Poehler

Up: una aventura de altura (2008) resumía en par de minutos las décadas de matrimonio de Carl y Ellie, que se conocieron durante la infancia. Estaba el casamiento, los tiempos libres imaginando formas de las nubes, la mudanza, los preparativos para el hijo, el dolor por su pérdida, el amor de décadas ilustrado en el anudado de una corbata, la inminente muerte de Ellie y la opacidad de Carl luego de su partida. Era –sigue siendo– una secuencia de montaje notable por dos motivos. Uno es que no necesita diálogos ni palabras para ser emotiva; solo imágenes que, a la manera de postales, describen a la perfección cómo la vida de ese hombre fue de la luminosidad cargada de futuro de la juventud hasta la vida gris de la vejez. El otro, que el espectador entrega con moño su empatía hacia él, con su soledad y tristeza, y de allí en más sólo quiere que el relato le depare alegría.

Intensa-mente 2 también apela en sus primeros minutos a una secuencia de montaje para informar qué pasó con Riley en los años que pasaron desde la película anterior, es decir, en su camino de la niñez hasta las puertas de la adolescencia donde está hoy. Vemos los cambios en su cuerpo, las primeras trifulcas con sus padres, cuchicheos con amigas y su incursión en el hockey sobre hielo. Pero también oímos a Alegría –una de las emociones que controlan el mundo interno de Riley– hablando sobre, básicamente, lo mismo que vemos. A diferencia de la secuencia de Up, aquí no se cuenta ni se narra: se dice. La pereza formal, la resignación de sutileza en pos del facilismo y la desconfianza en la inteligencia de sus espectadores –incluso tratándose del target sub-12 al que apunta– es todo un síntoma de la materia que está hecha la nueva película de Pixar.

Haberse convertido en uno de los tentáculos del imperio Disney le chupó a Pixar una porción importante de sus buenas ideas. Empezando por las originales, dado que lo que hay es una nueva secuela en un estudio que supo resistir a la tentación de la sobreexplotación. El lado positivo del asunto es que, al tratarse de un universo ya presentado, la película no necesita andar inventando reglas que expliquen su funcionamiento todo el tiempo, lo que se traduce en un relato ágil, fluido y breve (cien minutos, créditos incluidos) que impide cualquier atisbo de empantanamiento a lo largo de esta nueva visita al comando central de las emociones de Riley. De las emociones y de la identidad, dado que ahora hay un cetro luminoso que luce como una obra de moderna incomprensible y representa los valores, la moral de la pequeña señorita.

Son tiempos intensos para ella: el cuerpo es un torrente, una prueba de hockey sobre hielo en el nuevo colegio le sirve en bandeja un contacto con una jugadora mayor a la que admira y quiere pegarse (y parecerse), no sabe muy bien cómo actuar ni qué hacer con sus “viejas” amigas del cole anterior, que no son muy populares que digamos. Con tanto vendaval llegan dos nuevas emociones, Envidia y Ansiedad. Lo que tiene lógica en términos narrativos, pero sobre todo porque Disney, siempre muy atento a la agenda, le cae al dedillo hablar de salud mental juvenil.

La buena noticia es que Intensa-mente 2 no va por ese lado, sino por el frenético ida y vuelta entre Ansiedad y Alegría por ver bien qué manda, dándole una impronta más aventurera que aleccionadora. Entre medio, claro, habrá unos cuantos chistes: algunos buenos, la mayoría más o menos y un par buenísimos, todos protagonizados por Nostalgia, una emoción con la forma de una abuelita lista para añorar el pasado y a la que todos quieren mantener encerrada por un tiempo más. Si la máquina de hacer chorizo exige una tercera parte, quizás yendo por ese camino obtengan mejores resultados.