En medio de la gaseada y cacería de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes, una cámara de televisión se encontró con Taty Almeida en la esquina de un bar en Montevideo y Corrientes. Taty se había sentado afuera con su nieto y su pareja y justo había decidido ponerse de nuevo su simbólico pañuelo de las Madres. Para entonces, varios se habían acercado a saludarla. "¡Y para qué!", contó ella poco después aún emocionada a Página12. "Ya la gente que estaba volviendo y que pasaba se paraba. ¡Fue maravilloso! Sin querer improvisamos un acto, ahí, en la vereda", dijo. Quienes transitaban entre la calle y el Congreso se detenían a abrazarla, a besarla, a sacarse fotos y cantar porque de pronto, ella entonó el ahora clásico La Patria no se vende. 

"Empezamos todos a cantar", dijo después. "Cantidad de gente se empezó a amontonar alrededor y cantábamos y cantábamos: la Patria no se vende / No se vende y después, el Patria sí / Colonia no. Mirá --continuó-- fue algo maravilloso. No sabés el acto que nos mandamos pero sin querer, espontáneo. Una maravilla, una maravilla".

Antes, ella, había hecho circular un mensaje. Su mensaje político. "Acá estamos las Madres de Plaza de Mayo, la mesa de organismos de derechos humanos, y sobre todo, y como siempre están presentes, mi hijo Alejandro y los 30.000. Es emocionante y alentador ver la unidad que hemos logrado en este día tan especial, esa unidad que lo estamos demostrando con los hechos", expresó por lo que ocurría en la calle. "Y de esa manera, queridos compañeres, demostramos que un pueblo unido jamás será vencido. Por eso, ¡la lucha no termina! A seguir porque demostramos que no nos han vencido. ¡Fuerza!", terminó.