“Gotta keep it light, gotta keep it stupid // Mami, el arte no te va a pagar el súper // Tuve que cambiar mis malas costumbres // Digan bye que ya me voy para la cumbre”
La sátira, la crítica: más allá de los géneros, la música de Femi se distingue sobre todo por su capacidad de desentrañar temáticas -actuales, existenciales, las dos cosas- a través de sus letras, siempre haciendo uso de la ironía como artilugio. Su nuevo tema, “Keep it Stupid”, llega después de su primer disco de estudio, Cultura famélica (2023), y funciona como condensación de una forma de pensamiento y posicionamiento artístico que la traslada hacia los límites de los circuitos mainstream de la industria pero al mismo tiempo la pone en el centro de una discusión tan eterna como retórica: ¿podrá una artista independiente evitar ser poseída por los dictámenes estéticos y las lógicas cuantificables del éxito actual para vivir tranquilamente de la música?
Femi es el pseudónimo de Agnes Simon (30 años, abogada) y, como gran parte de los artistas de su generación, comenzó su carrera musical utilizando las redes sociales como plataforma. Años de contenido, y varios singles después, sin discográficas ni productoras de por medio, logró darle forma a Cultura famélica, un disco de rock sucio, por momentos más pesado, por momentos más hip-popero, siempre intenso y conceptualmente provocador.
“Lo concebí con el objetivo de consagrarme como artista, dejar de ser ‘la chica de las redes’ y tener un disco ‘serio’ para plantarme con la música que amo”, cuenta. Pero después del lanzamiento y un show de presentación sold-out en La Tangente, la imposibilidad de armar una gira funcionó como fuente de inspiración para seguir componiendo: “Como estoy en una situación de artista por siempre emergente e independiente, no estaba pudiendo setear un circuito para salir a tocar, pagarles a mis músicos sin tener que explotarlos y que viajen cómodos, etc. Estaba muy trabada también a nivel emocional porque una hace un disco para darle vida y tocarlo en vivo. Entonces seguí con lo único que puedo controlar, que no depende de las fluctuaciones de la economía, ni la falta de infraestructura, que es juntarme con amigos a hacer música”, agrega.
“Keep it Stupid” es la primera muestra de un segundo disco que Agnes grabó en un mes junto a su vecino y productor Fernán Mareque: “Después de Cultura famélica hubo una suerte de liberación, eso me dio más posibilidades de juego y pude volver a mezclar el humor y la ironía con la música. Hicimos un disco de pop y rap, que presenta a una serie de personajes de manera irónica y este tema plantea así a esta artista que dice ‘ok, no te funciona que sea contestaria, agresiva y rockera, entonces ahora cambié y voy a hacer lo que sí interesa, lo que sí vale la pena’.
El tema que habla de lo que “sí interesa”, lo estúpido, lo liviano, viene acompañado de una imagen de Agnes generada con inteligencia artificial como cover: ultramaquillada, exacerbando curvas con un vestido mínimo, beboteando en un supermercado. La respuesta virtual a esa portada fue insólita, muchos la halagaron como si realmente ese fuera su cuerpo. La promoción de “Keep it Stupid”, también estratégicamente, la hizo cantando de manera seductora en un primer plano provocador, lo que nos lleva a la conversación sobre la hipersexualización de las artistas femeninas.
"Es muy notorio cómo algunas conductas son aplaudidas y otras no. A las mujeres no se nos aplaude si somos irónicas o graciosas; y si alguna mujer logra alcanzar cierta relevancia por alguna de esas características, generalmente es muy notorio su cambio inmediato en la imagen. Lo primero que tenés que hacer es estar buena, el concepto artístico queda supeditado a la imagen”, reflexiona. Y agrega: “A veces pienso que si Cultura famélica lo hubiera hecho un chabón, habría sido súper halagado por la crítica. Ahora estoy preparando todo para ir metiéndome con el mensaje que me interesa sin que sea descartado porque el rock es para otra persona”.
Los estándares estéticos vienen indefectiblemente acompañados por los parámetros numéricos: hoy el éxito es cuantificable en reproducciones, seguidores y venta de entradas, la cantidad de estadios agotados debe ser inversamente proporcional a los minutos en que esos sold-out fueron alcanzados. Con más de 100.000 oyentes mensuales en Spotify, Femi dice mantenerse inmune a la espiralada ansiedad de esa presión matemática: “No creo que los números sean un reflejo del éxito. De hecho, a mi canción más escuchada, ‘Ya sé’ (2019), la siento con limitaciones compositivas, no me hace feliz. En este tiempo pude desarrollar un autoestima artístico, que fue resultado de un proceso de hacer y hacer, todos los días. Y las humildes reproducciones de mi disco me llenan porque llegar a algunas personas habiendo hecho lo que tenés ganas de hacer, sin las concesiones que puede implicar abandonar la independencia, es lo que importa”.
Aunque sí deba hacer cuentas para poder delinear una necesaria gira de presentación de Cultura famélica por el interior del país, su mayor ambición es poder vivir tranquila y que su equipo no esté precarizado, haciendo canciones que la satisfagan y representen sonora y líricamente. “Lo más importante de hacer arte es abrir conversaciones genuinas acerca de cosas que te atraviesan. Hay que ver qué pasa de acá a 50 años: ¿quién estará más feliz? ¿La persona que la pegó haciendo algo con cierta autenticidad o quien trató de seguir una fórmula para perseguir un número?”, tira Femi. Habrá que vivir para saberlo.