Ike Parodi es un cantante, compositor y guitarrista rosarino, pero su música intenta conectar con una canción más universal y atemporal. No se siente continuador de la tradición del rock de su ciudad, sino que se siente inspirado, más bien, por artistas anglosajones como Neil Young, Tom Petty o Led Zeppelin. “Me gusta la música americana. Y también me interesa el punk de New York de los setenta. Siempre me interesó más el rock de afuera. Tiene que ver con mi cope por el canto y los colores vocales. Encuentro cosas en la manera de cantar que van más con mis gustos”, precisa Parodi, quien también destaca a exponentes locales como David Lebón y León Gieco. De este modo, el músico viene a tocar cada dos o tres meses a Buenos Aires. La próxima cita será compartida con la banda Banquete este sábado a las 23 en Makena, Fitz Roy 1519.
En esta oportunidad, Parodi y su banda, Los Picantes, harán un recorrido por los dos discos que editaron: Al amanecer (2018) y Sin gravedad (2022). En su reciente trabajo, se respira un aire de bohemia, mundano y universal. “Hay cinco canciones que las compuse durante la pandemia”, cuenta Parodi. “Y hay un tema que se llama ‘Los bares’, porque los extrañaba. Hay otro que se llama ‘Camino lento’, porque también extrañaba estar tranquilo caminando por la ciudad. Es un disco impregnado de añoranza”, resume. Ahora se encuentra escribiendo las letras para su tercer álbum, que saldrá este año. A modo de adelanto, acaba de publicar el single “Hola amigo!”. “Porque a veces uno se pierde en la cotidianeidad, en el día a día, en sus problemas y en su mundito, y se olvida de conectar mejor con los que quiere”, explica.
-¿Te interesa el formato banda, el sonido colectivo?
-Sí, porque creo que es la mejor manera de hacer sonar mi música. Cuando compongo una canción y la presento siento que solo no puedo hacer nada. Si no está Palmo Addario, que es el guitarrista y productor, y el baterista Mario Laurino o el bajista Tutu Rufur, no pasa nada. En realidad, Los Picantes es una banda con mis canciones. Yo además de componer, toco la guitarra y canto. A veces también compongo en el piano.
-Tocaste durante veinte años en la banda rosarina Vudú. ¿Qué cambió ahora con tu proyecto solista? ¿Una mayor libertad creativa, quizás?
-Hay mucha más libertad y responsabilidad. Porque a la hora de componer estoy solo. Y también a la hora de llevar a adelante el resto de las situaciones, como gestionar grabaciones y shows. Entonces, conlleva más trabajo pero a la vez más libertad para ir a donde me guste.
-¿Y cómo incide el hecho de ser de una ciudad tan cultural y con tanta historia rockera (Los Gatos, Fito Páez) como Rosario?
-Incide y a la vez no. La verdad es que me siento ciudadano del país y del mundo. Cuando pienso en componer y a dónde puede llegar mi música no pienso mucho en mi ciudad. Pienso en mi ciudad en otros términos, en amistades, en disfrutar de músicos y bandas amigas; en los bares y la noche. Pero no tanto en la composición ni en el bagaje cultural de la ciudad.
-¿Este contexto sociopolítico es más difícil para el trabajo de los artistas independientes?
-Sí, está muy difícil. Desde lo que cuestan los insumos de los instrumentos hasta ir a una sala de ensayo o mover a la banda. Desde el punto de vista económico está muy difícil. También veo un malestar social generalizado en relación al tipo de gobierno que estamos teniendo. Es un momento extraño.
-¿Y subir al escenario es una forma de hacer catarsis?
-Sí, a full. Me meto en un viaje profundo. Es mi manera de disfrutarlo y la mejor manera de transmitir algo al público. A veces sigo sintiendo todo muy parecido a cuando comencé a cantar: una emoción fuerte. Una sensación de libertad y de fuerza impresionante.