En 1996, Maya Aimaretti era una nena de 11 años a quien le gustaban los Redondos y Chiquititas. Ese mismo año, su madre y su padre le trajeron su primer saxo tenor -era prestado- e inmediatamente empezó a estudiar y a tocar en los actos de la escuela, en las presentaciones que organizaba su profesor, en los asados familiares. La música la entusiasmaba, se sentía cómoda y se desenvolvía bien.

Ya de pequeña había encontrado un lugar de pertenencia que no la abandonó nunca. “En mi casa se escuchaba música siempre. Mis hermanos ya iban a recitales, mi hermano Nico ya tocaba, mi papá tocaba, mi abuela, mis tíos, mi primo, mis amigues; un ambiente extrovertido, lúdico, que me permitió explorar el saxo, la guitarra, la voz”, cuenta Maya. 

Los años que siguen van a ser claves: la secundaria, la adolescencia, el rock, los asados, serenatas en cualquier plaza del barrio, recitales en sótanos húmedos, salir del closet y las primeras canciones. Y es en ellas, y en las que vendrán después, donde Maya explora el deseo, los vínculos rotos, los amores, las batallas perdidas, el encuentro de los cuerpos y las victorias secretas de la vida cotidiana. 

En sus primeros contactos con músicas o melodías que pueden marcar un camino, aparecen su papá y su mamá, llevádoles siempre que podían a ella y a sus hermanos a conciertos: “Me acuerdo de haber ido con mi viejo a ver a Mercedes Sosa a la Quinta Trabuco, creo que en el 98. Me volví fan de la Negra, fue una referente para mí, lo sigue siendo. Una artista que me conmueve. En el 97 fui a ver a Luis Miguel a Vélez con mi mamá y recuerdo que pensaba: ‘Yo quiero estar ahí tocando’, me fabulaba ver esabanda, cómo tocaban, cómo él cantaba dos horas seguidas”.

Su primer amor musical se llamó Oridios, fue la banda de amigues, la banda del barrio, la banda con la cual pudo comprarse sus primeros instrumentos y, con el tiempo, profesionalizaron el sonido. Duró varios años, entre 2001 y 2018, y a partir de la cual decidió luego emprender su propio proyecto. “Oridios fue un vínculo sano, estable y duradero. Era un grupo hermoso, sin rispideces, cariñoso, de hecho en mi actual banda somos cuatro de los siete que éramos. Tocábamos por todos lados. El motor de Oridios era muy sincero, no queríamos plata, no queríamos fama, queríamos hacer canciones, decir loque sentíamos. Componíamos casi todes, cantábamos la mayoría, en los ensayos rotábamo slos instrumentos. Era muy divertido. Todavía lo seguimos haciendo, nos juntamos a tocar y es como si el tiempo no hubiese pasado”, recuerda.

¿Qué sonaba en la casa familiar durante tu infancia? ¿Y cómo transitaste la adolescencia musicalmente?

--En mi casa paterna/materna sonaba Mercedes Sosa, Piero, los Carabajal, Charly García entodas sus versiones, Fito Páez, Fabi Cantilo, Luis Miguel. Al tener hermanos más grandes,empecé a escuchar Los Redondos, Las Pelotas. Ellos traían los casetes inéditos del ParqueCentenario, eran un tesoro. Empecé a ir a ver a Las Pelotas, fanatizada con el magnetismodel Bocha Sokol, a Los Piojos también. La adolescencia la pasé tocando y yendo a recitales. No íbamos a bailar mucho, a veces nomás. El plan por lo general era tocar en vivo en algún sucucho, ir a ver a alguien, o quedarnos en alguna plaza o casa tocando, tomando algo.

En 2019, Maya grabó un EP llamó Vol. 1. Desde ese momento hasta la actualidad transcurrieron cinco años en los que reconoce que su proyecto musical creció mucho. “Pude sincerarme con mi manera de componer, intentando no exigirme por encajar en los casilleros de la industria o del marketing. Musicalmente y líricamente, también siento que hubo un salto positivo”, reflexiona.

La combinación de los métodos, es su primer álbum solista, un disco en el que Maya eligió trabajar con un productor artístico, Juanito El Cantor, que le sumó “una experiencia nueva y muy nutritiva”. El álbum consta de nueve canciones que son “un cúmulo de historias nuevas, viejas, inventadas y recreadas”, y que surge de un trabajo de reconocimiento propio y de confianza consigo misma. 

Maya agrega: “Y bancada y sostenida también por mis amigos y compañeros de banda: Nico Aimaretti, Damo Gómez y Fede Renati. Es un disco que acopia mis referencias más profundas e identitarias, desde Las Pelotas del Bocha, hasta Fabi Cantilo, pasando por Los Redondos de Momo Sampler o las guitarras de María Gabriela”.

¿Tenés una rutina para componer o fluye según otros condimentos?

--Pasé por varios métodos, ejercicios creativos con fotos, con cartas de tarot, cadáver exquisito, alguna vecina que te cuenta su historia, pero finalmente el método más eficaz yel que más me gusta para componer es poner REC y cantar. Mientras camino, mientras manejo. Grabo todo. Muchas de las canciones nacen así, y casi no necesitan edición, bajan como por un tubo místico directo por mi boca con letra y melodía. Como si vinieran de otra esfera que desconozco pero que habito. A veces siento la necesidad de cantar y no sé bien qué me pasa o qué siento. Hasta que sale una canción que pone en palabras eso que no sabía: las canciones vienen finalmente para mostrarme lo que me pasa, y no al revés.

¿Qué métodos de supervivencia tenés?

--Creo que en este contexto tan hostil, de persecución, quita de derechos, hostigamiento, sobrevivimos porque nos tenemos. La militancia, la amistad, la música y los amores nos sostienen cuando parece que no queda más nada. Siento que es una época que nos pone aprueba como resistencia, como sociedad y como artistas.

¿Disfrutaste del camino que implicó la grabación de este disco?

--Sí, sobre todo el momento inicial de desarrollar los métodos, ver cómo cada canciónempezaba a mutar hacia su forma definitiva. Fue hermoso. El momento estudio fue buenísimo también, súper divertido, dinámico. La parte del arte fue súper divertida también: liberar el monstrito creativo, que se vaya lejos y ni saber si vuelve. Las ideas en metamorfosis completamente libre.

Maya dice que este álbum es una radiografía de su corazón. Está feliz y emocionada de haber compartido este proceso tan íntimo con sus compañeres de banda. “Esta obra hubiesesido imposible sin elles. Trabajamos mucho para que este disco haya visto la luz, ahora elfestejo. Todes invitades al convite”.

Maya Aimaretti se presenta el 15 de junio, a las 21, en el Cultural Morán, Pedro Morán 2147, CABA.