Martín Lousteau concluyó la sesión de la ley Bases sin quedarse con la chicha ni la limonada. Por un lado, los sectores más opositores lo cuestionaron por darle quórum al Gobierno y permitir que se tratara la ley que finalmente fue aprobada. Por el otro, el sector del radicalismo que comanda Alfredo Cornejo volvió a remarar que quedó en absoluta soledad en su voto en contra: 12 senadores a uno. Fue otro intento de limarlo para quitarle en algún momento la presidencia de la UCR, aunque ese momento no será pronto: Lousteau todavía conserva los respaldos para mantener el cargo y removerlo no está en las posibilidades hoy de Cornejo. El perfil opositor para el partido que buscaba Lousteau quedó seriamente desdibujado: la UCR le garantizó la ley a Javier Milei en las dos cámaras.
Lousteau hizo todo lo posible por diferenciarse durante el tratamiento de la megaley de Milei en el Senado: hizo preguntas incisivas en las visitas de funcionarios, cuestionó aspectos del régimen de inversiones, y finalmente se escindió del resto de su bloque y presentó su propio dictamen de minoría, porque -argumentó- "los cambios son cosméticos". Anunció que, así como estaban las cosas, él votaba en contra de la Ley Bases. Se suponía que con el respaldo del radical Pablo Blanco, que lo había acompañado en el rechazo al MegaDNU. Pero Blanco cambió su voto sobre facultades delegadas a último momento, dejándolo aún más solo a Lousteau.
Donante de quórum
Lousteau también cedió un poco: cuando los dos senadores santacruceños anunciaron que no iban a dar quórum pusieron en crisis la sesión, que nunca hubiera podido arrancar si Lousteau no hubiera tenido una reunión cordial con la vicepresidenta Victoria Villarruel, para luego anunciar que se iba a sentar en su banca a dar la discusión. Este fue el gesto que más le criticaron desde el kirchnerismo y, más en general, desde todos los sectores opostores. Hasta fue víctima de memes.
El senador levantó le guante e hizo su descargo de su estrategia. "Nuestro dictamen alternativo buscaba incluir y cuidar a los jubilados, a la educación, a la obra pública y a la clase media.
En la sesión de ayer pudimos aplicar algunas de estas propuestas: sacamos del blanqueo a extranjeros, testaferros, a las sociedades controladas por funcionarios y a los beneficiarios de planes sociales", sostuvo Lousteau en un tweet que funcionó como un descargo.
Obviamente, a los sectores opositores estas explicaciones le valieron nada. Los memes no se negocian.
Por derecha
Pero así como hubo quienes lo quisieron correr por izquierda por dar quorum, otros sectores del radicalismo dialoguista lo corrieron por derecha. Se trata del sector de Cornejo, que disiente con la estrategia de Lousteau de tratar de apuntalar a la UCR como un espacio claramente opositor. Cada vez que Lousteau se queda en soledad en una votación se lo marcan: lo hicieron con el DNU (sólo él y Blanco en contra) y ahora con la Ley Bases (Lousteau solo contra 12 senadores que respondieron a los gobernadores radicales, mucho más acuerdistas).
No dejaron de marcar el intento que hizo Lousteau hacia el final de la sesión de incluir la discusión del presupuesto universitario y el FONID en el debate. Sus correligionarios no lo acompañaron (literalmente, le votaron en contra), así como el sector comandado por Rodrigo De Loredo le dio al espalda a las universidades en Diputados cuando se discutieron las jubilaciones. En la Cámara baja, solo los diputados de Facundo Manes acompañaron la idea de financiar las casas de estudio. El resto de la UCR prefirió dejar el tema para julio. Los docentes universitarios pueden esperar.
En este punto, hay que decir que, internas aparte, la intención de Lousteau de dejar a su partido como un espacio claro de oposición está naufragando: salvo por las jubilaciones, no han acompañado ninguna iniciativa opositora. No rechazaron el DNU, garantizaron la aprobación de la ley Bases y hasta abandonaron a las universidades, que en muchos casos están conducidas por otros correligionarios. Para Lousteau, esta estrategia los aliena de sus bases históricas de votantes, los que marcharon en todo el país por el presupuesto universitario.
Lousteau quedó también alejado de los gobernadores radicales, que tuvieron una reunión con el bloque de senadores de la UCR a la que no asistió el presidente del Comité Nacional. Fue un encuentro, básicamente, para tratar de garantizar que todos votaran la ley. Con Lousteau, no lo consiguieron. "Intentamos convencerlo para que no se quedara solo", dicen sus compañeros de bancada.
Pese a las críticas, no hay riesgo de que Lousteau pierda la presidencia del partido. Cornejo simplemente no tiene los votos internos para conseguirlo. Y además sería un escándalo muy costoso correrlo ahora de ese lugar. No obstante, el cornejismo no pierde oportunidad para señalar que Lousteau está cada vez más aislado y separado del rumbo que sigue la UCR.