Los estudiantes del último año de las escuelas secundarias de todo el país que realizaron ayer las pruebas del Operativo Aprender se encontraron con preguntas inusuales. “Queremos saber cuántas veces los estudiantes de tu escuela...”, comenzaba la pregunta 28, y entre los ítems estaba la opción “roban”, para la cual se podía completar “siempre”, “muchas veces”, “pocas veces”, “nunca”. También se hicieron preguntas como “¿Tu mamá o tu papá pertenecen a pueblos indígenas o son descendientes de pueblos indígenas?”; “¿En qué país nacieron tus padres”; y “¿Tiene centro de estudiantes tu escuela?. Si bien integrantes del Ministerio habían asegurado que “tanto las evaluaciones como los cuestionarios son anónimos”, los cuadernillos incluían la identificación de la escuela, el turno, el grado y el número de lista del estudiante, por lo que es posible identificar a los alumnos. Como rechazó al operativo se hicieron marchas, paros, tomas de escuelas, los estudiantes entregaron las pruebas en blanco o se rompieron los cuestionarios.
Consultada por PáginaI12, la ex directora nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa Liliana Pascual señaló que las preguntas sobre el robo en las aulas y sobre los centros de estudiantes “son alarmantes”. “La pregunta sobre el robo es terrible. El bullying tiene que ver con otras cosas de la convivencia en las aulas. Preguntar si tus compañeros roban está totalmente fuera de lugar y es estigmatizante. Vivimos en un Estado que se está convirtiendo en un Estado policial y esas preguntas van en ese sentido”, advirtió. “Preguntar si la escuela tiene Centro de Estudiantes, en este contexto en el que la Gendarmería entra a las escuelas porque hay reuniones de alumnos, es una luz roja de alarma, porque después pueden ubicar a cada escuela”, agregó la especialista del Instituto de Investigaciones Pedagógicas Marina Vilte, de Ctera.
Las preguntas sobre contenidos curriculares del Operativo Aprender estaban acompañadas por un cuestionario con pedidos de datos personales y sobre la convivencia en las escuelas. Entre las primeras, en las planillas figuraba: “Si sos mujer, ¿estás embarazada?” y “¿Con qué frecuencia te ocupás de las siguientes actividades en tu casa?” (limpiar, cuidar un familiar, cosechar, cuidar animales, entre otros). Además, preguntaba por los artefactos que hay en la casa de los alumnos, la cantidad de libros, el nivel educativo de sus padres y la nacionalidad, esta última con desagregados solo con los países de la región: “Argentina; Bolivia; Brasil; Chile; Paraguay; Perú; Uruguay; Otros”.
Pascual consideró que las preguntas sobre el país de origen de los estudiantes y sus padres, o si pertenecen a pueblos originarios, “pueden ser claramente discriminatorias y encienden luces de alarma acerca de su posible utilización”. En cuanto a las puntos sobre los electrodomésticos que hay en las casas de los alumnos y los libros, explicó que son preguntas que “ayudan a conocer el contexto socioeconómico del alumnado y el clima educativo en el que viven”, y son preguntas que suelen hacerse en este tipo de pruebas. “Las preguntas no son en sí misma buenas o malas, el tema es la utilización que se vaya a hacer con los datos obtenidos. En un contexto en el que el Estado no asume la responsabilidad de la educación y desfinancia sistemáticamente a la educación pública, no sé qué harán con los resultados. A mí me generan muchas dudas por el contexto en el que vivimos con este gobierno”, opinó.
Entre las preguntas que apuntaban a la experiencia cotidiana de los estudiantes en los colegios, el cuestionario preguntaba con qué frecuencia los alumnos “roban”. Las respuestas válidas eran: “Siempre, muchas veces, pocas veces o nunca”. El resto de los comportamientos sobre los que pregunta el mismo ítem hacen referencia a los casos de violencia y acoso entre pares o hacia el docente. Se preguntó con cuánta frecuencia los alumnos “molestan a los que sacan buenas notas”, “molestan a los que les va mal o repitieron”, “discriminan por alguna característica personal o familiar”, “insultan, amenazan o agreden a otros compañeros”, o a docentes y “dañan las cosas de la escuela”. También fue criticado el ítem que pregunta por la identidad de género con que se identifica el estudiante dando únicamente dos posibilidades: varón o mujer. Sin dejar lugar para otras identidades de género. En la foto que circuló por las redes sociales, se ve anotado en lápiz la opción “transexual”.
Las evaluaciones Aprender de este año estaban previstas para tomarse a 1.210.620 alumnas y alumnos de 31.300 escuelas. Sin embargo, sindicatos docentes de distintas provincias y estudiantes rechazaron el operativo con diferentes medidas de fuerza. El Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación Fueguina (Sutef), la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN), y Asociación de Docentes de Santa Cruz (Adosac), pararon durante toda la jornada. La Unión de Trabajadores de la Educación, en tanto, emitió un comunicado en el que señaló que “las comunidades educativas de la Ciudad volvieron a rechazar el Operativo Aprender”, ya que “los estudiantes y las familias de la capital tuvieron una participación dispar, tanto en escuelas primarias como secundarias”. En un comunicado, además, criticaron la inclusión de “preguntas que estigmatizan a los estudiantes, como por ejemplo aquella sobre cuántas veces los chicos ‘roban’”. “Los docentes siempre estamos a favor de evaluar las prácticas educativas. Queremos una evaluación participativa, formativa y contextualizada. Lo que no queremos es una medición cuyo resultado ya está puesto de antemano, y solo servirá para recortar el derecho a la educación. Con estas pruebas el gobierno sólo busca construir una operación de marketing mientras entrega sistemáticamente el sistema educativo a las empresas privadas”, afirmaron.
Los estudiantes de la Escuela Normal Superior Antonio Mentruyt (Ensam), de Lomas de Zamora, decidieron el lunes en asamblea tomar el establecimiento hasta finalizado el día de ayer. En Capital Federal, colegios que integran al Coordinadora de Estudiantes de Base decidieron “romper los códigos de barras que vienen impresos en las hojas” para anular las respuestas, según contó el presidente del Centro de Estudiantes del Colegio Mariano Acosta, Agustín Prieto. Por su parte, los alumnos de la escuela Normal Superior N°1 de Rosario organizaron una sentada para no participar de la evaluación.
Informe: Juan Funes.