"Creo que es para ser mejor persona", dice Marco Gabriel Cancián. El cantante mejor conocido como Marki en su faceta solista -y como frontman de Terapia en su faceta grupal- se refiere al único motivo por el que hace música. Estudios, beats, horas de trabajo, recitales y escenarios como un proyecto de evolución personal.
Pero en el camino, quizás, logre otras cosas. Acaba de estrenar una sesión cinematográfica en Feel In The Blank (FITB), la plataforma de expresión creativa donde músicos emergentes se dan a conocer; y se prepara para el estreno de su primer disco en solitario, YASS, que presentará en una nueva edición del festival Refresco, este viernes 14/6 en Niceto Club. Aunque primero lo encasilla dentro del trap, rápidamente se corrige y adelanta un aspecto clave que podría convertirlo en uno de los discos indies del año: un flirteo fuerte con el gospel, género que marcó para siempre la música negra y que poco ha sido explorado en Argentina.
Desde un club social de Devoto donde pasó buena parte de su infancia y grabó las piezas visuales del disco, Marki habla sobre la celebración y el sufrimiento como pulsiones creativas, los desafíos de laburar sin mánagers, la búsqueda de una identidad musical y el estado de eso que llamamos indie urbano.
- ¿Qué historias querés contar con este disco?
- Se llama YASS, es como una celebración. Me basé en lo que es una reunión familiar, personas que no se ven hace mucho, que festejan. El visualizer del disco lo filmé en este club de barrio al que mi familia venía mucho cuando éramos chicos; hacíamos asados acá todos los fines de semana. Y bueno, quise filmar acá con toda esa vaina, y representando con actores a toda mi familia. Un poco era la celebración de la música que siempre existía en mi casa: de cantar y de escabiar y comer. Muy sentido, muy tanguero.
- ¿Qué música se escuchaba?
- Mucho folclore, música italiana. Soy segunda generación de argentinos. Pero mis abuelos fueron los que vinieron de Italia, y siempre cantaban mucho. También hay un poco de eso, música folclórica, italiana, histórica.
- Es una historia genealógica.
- Sí, mezclada también con música urbana, digamos. Algo traído un poco a historias que me pasaron o que van pasando: no es 100% familiar la cosa. También hay muchas cosas de la vida misma, pero que se van desarrollando dentro del concepto de la celebración y de la familia que se reencuentra.
- Cada vez más se habla de cierto cansancio del trap o del "urbano", y también se critica la "centroamericanización" de la cultura. Muchos que antes hacían trap se empiezan a dedicar al pop. ¿Qué pensas de todo esto?
- Me parece que hay que salir un poco de las fronteras y empaparse también de otras culturas. No me parece que esté mal, y después a veces uno termina agarrando modismos. Yo también meto palabras en inglés y alguna que otra en italiano, qué sé yo, es lo que me va pintando en el momento. Me parece que está bueno que se derriben esas barreras. Lo más importante es contar lo que te pasa, y si tu sociedad está globalizada es inevitable que se cuelen palabras de otras regiones. La verdad es que a cada uno le vibra como le vibra. Si te pinta cantar de una manera, lo mejor que podés hacer es hacerlo así. Hay gente que conectará y gente que no.
- Más allá del lenguaje, ¿no hay un cansancio o una repetición del trap como género? ¿La audiencia quiere otra cosa?
- La gente siempre está buscando un artista nuevo que le vuele el bocho. La verdad es que con el termómetro de la gente yo me llevo bastante mal. Suelo tener momentos donde me doy cuenta de que le doy a la gente lo que quiere, y por momentos me doy cuenta de que patino fuerte. Trato de no comerme ninguna peli con eso, porque termina siendo contraproducente. Prefiero estar más liberado de esos prejuicios y hacer lo que me salga.
- Y lo que te sale es un disco que puede ser encasillado dentro del trap.
- Sí, lo re encasillo dentro del trap, o del género urbano, si querés. "Indie urbano", ponele. En realidad el disco en un punto es trap góspel. Lo grabé con dos cantantes de Afrosound, uno de los coros más piolas de gospel que hay. Me gusta mucho la música gospel: canté en el coro de una iglesia desde los 9 años. El disco es puro góspel con trap, es una locura.
- ¿Lo considerás un disco conceptual?
- Es re conceptual. Es un disco largo, de 14 temas. Eran 30 y me quedé con 14. Fue mucho trabajo, un año y medio no sólo de grabar sino de viajar, conocer gente, experiencias, encontrar qué era lo que quería contar y de qué manera. Estoy re feliz con este disco, aunque mucha gente no quería que lo saque porque decían que era largo, que no tenía colaboraciones.
- Cuando decís "gente" te referís a...
- La gente que me managereaba y en un momento me dijo "te voy a hacer crecer", pero a su vez termina chocando con mis intereses artísticos. Y si no manejás eso, te llevan por el lado del negocio y yo estoy acá para explorar, no para hacer plata.
- ¿Laburás sin mánagers?
- Ahora yo veo que soy mi propio mundo. Trabajo con gente, pero las decisiones son mías. Nadie me va a venir a decir lo que tengo que hacer y lo que no. Tiene sus pros y sus contras, pero estoy aprendiendo a sobrevivir en este mundo de negocios.
- ¿Hubo una situación decisiva?
- Me ofrecieron un contrato que no firmé, básicamente. Y desde ese momento estoy terminando de cerrar mi álbum. Necesitaba alejarme de todo eso, de las reproducciones, de lo que garpa, de lo que hay que sacar porque va a funcionar. Y poder hacer un disco de 14 canciones es un lujo. Quiero llevar mi carrera por ahí, no me importa si lo escuchan diez personas. Realmente tenía ganas de hacer esto, me parece que era lo mejor que podía regalarle a mi público.
- ¿Estás de acuerdo con la visión de que toda manifestación de arte es la sublimación de algo doloroso?
- Sí. Para mí, si no estás un poquito roto, no te podés expresar. Inevitablemente es estar sensible a las cosas y permeable a que esas cosas te toquen, digamos. Yo estaba destruido cuando hice CRACK CRACK CRACK, que es la canción que cierra el disco, y me salió en 20 minutos, literalmente, porque justo estaba conectadísimo con ese sentimiento horrible. Capaz que de otra manera no lo podría haber soltado nunca. Es medio eso: adolecer. Agarrar el dolor y transformarlo en algo... Yo creo que es para ser mejor persona.
- ¿Hacés música para ser mejor persona?
- Podría ser... Sí. El objetivo es ése. Cada vez que voy haciendo música trato de pensar en eso: me da la sensación de que hacerlo me convierte en una mejor persona. Y verlo en el tiempo es una sensación muy loca.
- ¿Por qué otras razones hacés música?
- No sé si hay un "también". Es mi manera de vivir la vida, de mostrarme, de dejar algo que después capaz lo escucha gente en 50 años y le genera algo, ni idea. Voy a seguir haciendo canciones, pero trato de no pensar ni en explosiones ni en booms ni en reproducciones. Yo siempre fui re indie y soy feliz con eso. No me importan ni las grandes disqueras ni toda esa vaina.
- En la tapa de Radiohead, tu último single, estás tirado en la cama, mirando un teléfono fijo, esperando algo. ¿Qué esperás hoy?
- Ahora ser feliz es lo que espero. Pero prefiero ir a buscarlo. Es medio depresiva esa tapa que agarraste, justo, hay como todo un sector de la depresión ligado al esperar, no ir a buscar algo...
- Cuando charlaste con El NO en 2021 dijiste que querías que te vieran como un laburante. ¿Te parás desde el mismo lugar hoy?
- Sí, bueno, la palabra "laburante", pobrecito viste... como "uy, re humilde ahí". Me gusta cuando me dicen que soy artista, pero tampoco mucho porque no me gusta creerme nada de ese lado. Creo que simplemente tengo la posibilidad de hacerlo y también sacrifico un montón de cosas para hacerlo. Desde ese lado, pensarlo como un laburo está bueno: pensar en ser un chabón que se tiene que esforzar y levantarse todas las mañanas para hacer las cosas. Y también es un lugar del que me agarro para que no se descontrole tanto mi vida, porque me gusta mucho la noche y la fiesta.
- Última pregunta: ¿quién es Marki?
- Marki es un pibe que trata de agarrar toda su historia y meterla en una cajita así, que entre comprimida y después, cuando la abrís, que te sirva. Es un contador de historias. Un poeta. Un cantante... Cocinero. Un cantautor al que le gusta estar con los amigos y explorar. Un niño explorador.