Hace varios años de la última visita de De la Rivera, los músicos cordobeses recientemente nominados al Premio Gardel por su álbum Kamaleon. El dúo pop que integran Gastón Pérez Rivera y Tommy Rivera se presenta hoy a las 23 en Majo (Tucumán 1016), con entrada libre y gratuita. “Vamos a ir en un formato de dúo, al que le llamamos sound system, y que es una especie de DJ set de canciones nuestras, en las cuales cantamos y tocamos arriba; es como un set largo, sin interrupción, y está bueno porque somos una banda bailable y permite que no se corte el clima”, comenta Gastón Pérez Rivera a Rosario/12.

La trayectoria de De la Rivera reúne cuatro discos de estudio, en un repertorio que incluye además singles, EPs, y colaboraciones con artistas como Ale Sergi, Emmanuel Horvilleur y Abril Olivera. “Tenemos muchos años de carrera, pero con la pandemia tuvimos un reinicio. En el 2021, Lucas Rivera -hermano de Tommy, los dos son primos míos- se alejó de la banda; él era el tecladista y un poco el comandante de la computadora; era el que, a la hora de grabar, se sentaba y sabía más. Así que tuvimos que pensar en qué hacer, porque realmente fue un cimbronazo. Yo tenía algunos temas solista, pero Tommy me convenció de no largarme solo, porque iba a tener que arrancar de cero. De manera tal que intentamos hacer un disco y empezamos a componer, a revisar algunas canciones viejas y otras mías; y fuimos armando Kamaleon. Salió recién en diciembre de 2023, llevó mucho tiempo, fue difícil e involucramos a un montón de gente para que nos diera una mano. Como el disco venía demorado, nos propusimos que saliera en 2023; el plazo fue diciembre de ese año. ¡Un momento caótico! Además, yo estaba por ser padre. Así que no hicimos ni presentación, y el disco pasó un tanto desapercibido”, continúa el músico.

-Y les llega la nominación a los Gardel.

-La nominación nos llegó en mayo. Tommy postuló al disco durante los primeros días de enero; pero nos habíamos olvidado, realmente. Fue como un acto de esos donde uno piensa “si no lo hago, nunca voy a saber qué podría haber pasado”. No tenemos un sello que postule nuestras obras, y muchas veces el error es nada más que propio. Así que la nominación fue súper gratificante, porque veníamos como en una especie de impasse, no sabemos bien qué hacer, habíamos sacado el disco y no sentíamos la devolución que esperábamos. Además, todo cambió tanto, que uno se siente medio abrumado con la tecnología y todo lo que debe hacer como artista o como músico independiente. Así que la nominación fue como una palmada y un cierto reconocimiento a los años de trayectoria. En Villa María nos dieron una mención en el Consejo Deliberante, y nos llegó otra mención por parte de la provincia. No sé si merecemos tanto, pero estamos muy agradecidos, porque estas cosas siguen funcionando como promoción y sentimos que a partir de la nominación nos sigue conociendo mucha gente.

-Algo que también contrasta con la supuesta necesidad de tanta planificación o campaña de marketing.

-Muchas veces, todo lo que uno puede planificar no da los resultados esperados. Hay algo que sucede en lo orgánico, y no es la primera vez que nos pasa. Family Game (2015) fue un disco muy bueno, pero meses después salió el videoclip del tema hicimos ahí con Emmanuel Horvilleur, y eso significó una especie de relanzamiento; pero no fue tan estratégico. Hay algo en lo orgánico, que nosotros defendemos mucho, y que es lo que hace que un proyecto, tal vez, se sostenga en el tiempo. Además, tiene que haber una sustancia detrás, algo que lo sostenga, o de lo contrario se notan los hilos muy rápido. No quiero tampoco sonar arrogante, pero lo que intentamos es que el tiempo nos dé la razón, y no desesperarnos. Y eso no deja de ser muy difícil. Estoy hablando mucho con músicos y gente del ambiente local, y es increíble la ansiedad que están viviendo los músicos más jóvenes, porque sienten que, si no explotan inmediatamente, ya son un fracaso. Es terrible y tiene que ver también con la falta de comunión entre pares. Lo digo porque en el momento en que nosotros salimos con De la Rivera, teníamos una comunidad armada con otras bandas, se llamaba Discos del Bosque y las bandas eran Rayos Láser, Hipnótica, Valdes, Juan Ingaramo; en su momento nos sirvió mucho de contención, para agarrar confianza y para sentirnos parte de algo mayor. Hoy me parece que se está perdiendo un poco eso de poder hacer ruido en forma de batallón, está todo cada vez más individual y no solamente en la música, pero es un recurso importante, porque permite hablar, compartir las problemáticas, y avanzar juntos.

-En relación a esto, el Gardel a Miranda! no deja de ser el reconocimiento a quienes hicieron posible un escenario donde hoy están ustedes y muchos más.

-Cuando fuimos a la ceremonia, nos contaban algo que en algún punto no nos sorprendió. Este disco de Miranda!, con el que han ganado tantos premios, cuenta con un montón de colaboraciones de artistas nuevos, y no es casualidad. Ale Sergi ha ido a ver los shows de cada uno de esos artistas, también a saludarlos. Eso habla de una gran humildad. A nosotros nos pasó lo mismo, en Córdoba y en un bar para 200 personas, Ale fue a vernos; después tocamos en Niceto, en Buenos Aires, y nos fue a ver de nuevo. Así nació una relación y pasamos a componer música juntos. Entablar esa relación personal con los distintos artistas, de distintas generaciones, es lo más importante.