Los laberintos, en su deriva desde la materialidad al símbolo, han tenido siempre la potencia de volverse una metáfora accesible. La vida, el destino, el infinito tienen los contornos confusos y enredados del artefacto. Leopoldo Marechal supo popularizar la idea de salir de sus encrucijadas por arriba, en un atajo hacia la eficiencia para resolver conflictos. Desde la Fundación Ciudades sin Miedo se vuelve a retomar la imagen, pero esta vez para escapar del dilema por abajo, con la creación de tres escuelas que tendrán como objetivo primordial formar y promover liderazgos de nuevos tipos.
La figura fue planteada por su fundador y presidente, el concejal de Ciudad Futura y excandidato a intendente de Rosario, Juan Monteverde, en el lanzamiento de las escuelas realizado en Rosario junto a la concejala Caren Tepp y Antonio Salinas, director del proyecto. “Nuestra propuesta es planificar la esperanza porque no llega sola, hay que construirla. No depende de cuanto peor vivamos para que surja. Con denunciar todos los días los atropellos no alcanza. Tenemos que mostrar que hay una salida”, señaló Monteverde ante un auditorio nutrido y con la presencia de dirigentes políticos, sociales y sindicales que le dieron volumen a la presentación.
La propuesta es innovadora. Se trata de escuelas que se abren paso por canales alternativos y, por lo tanto, independientes de las currículas, programas y obligaciones oficiales. Aquí cada una tiene una especificidad y las tres forman parte de un todo. La Escuela de la Eficacia está proyectada para que las cosas sucedan. La Escuela de Comunidades para que duren. La Escuela de Ciudades para que crezcan y se multipliquen. Los contenidos están pensados para brindar herramientas a personas que puedan o no estar trabajando en los territorios actualmente pero con la necesidad de involucrarse. Lo que se pone en juego es un abordaje sobre la cultura política de estos tiempos en el que también quienes participen de la gestión estén preparados para tomar mejores decisiones y se puedan escalar proyectos económicos y sociales con nuevas herramientas e instrumentos.
La promoción de nuevos liderazgos de la Fundación intenta escapar de los manuales de la cultura new age para pensarlos en el diálogo con su contexto, con la política, con el derrotero de un mundo complejo. “Liderazgos que sean capaces de plantear imágenes deseables pero además reales de futuro”, planteó Caren Tepp el día del lanzamiento.
Desde esta óptica, fortalecer los lazos con la comunidad se vuelve una tarea decisiva como contrapeso del imperio de la individualidad estimulada continuamente desde los núcleos de poder donde se crea sentido. Propiciar el encuentro, el diálogo con los diferentes actores de la sociedad, con los que están en la misma vereda y piensan parecido pero también con los que ven el mundo de otra manera, son parte del desafío trazado, para articular desde un mínimo común transformador.
Los cursos se iniciarán la última semana de junio y la proyección es que se dicten a lo largo de tres semestres. El director “Toni” Salinas explicó a Rosario/12: “Se trata de una propuesta pedagógica sustentada en cuatro ejes rectores innegociables que son habilitar la profundidad, apuntalar una pedagogía de la fraternidad, construir conocimiento colectivo y transversal y lograr que sean escuelas del hacer”. Estos cuatro puntos implican estudiar reflexivamente cada tema, desalentar hacer cosas solos y estimular la fraternidad para la praxis cotidiana, animarse a pensar colectivamente incluyendo al que piensa distinto y enfatizar en la cuestión del aprender para hacer. “Todo lo que pensamos acá se tiene que concretar”, reforzó Salinas.
Un aspecto relevante que destacan cada uno de los miembros del proyecto es el de sistematizar los conocimientos que vayan surgiendo de los cursos y de las acciones. No basta solo con contar las experiencias, con compartir intervenciones positivas, con haber resuelto un hecho particular en el territorio. El paso siguiente es modelizar, hacer confluir los saberes en un esquema compacto y eficaz que pueda ser recuperado por cualquier organización en otros tiempos y espacios.
Estas escuelas explicitan propósitos e identifican actores a los cuales empoderar según cada caso.
La Escuela de la eficacia está dirigida a grupos de personas que ya estén haciendo algo con otros (cooperativas, pymes sociales, organizaciones de la sociedad civil). La finalidad es que las cosas que no están saliendo empiecen a salir, que puedan ser resueltas, como se señaló, a partir de generar conocimiento práctico replicable a través de diversas propuestas pedagógicas como talleres, workshops, laboratorios.
La Escuela de comunidades, por su parte, está destinada a personas, tanto para los que vienen haciendo en el territorio pero fundamentalmente a los que no y tienen ganas de participar. Según lo expresado por el director del proyecto hoy hay 32 barrios populares que cuentan con estos liderazgos comunitarios ya formados pero remarca que tienen que ser más.
“Todas las personas que se sumen activarán en los barrios populares para actuar juntos y coordinados. Tiene que estar toda la militancia del partido y de la fundación en el barrio. Es urgente salir a construir con otros”, enfatizó Salinas.
Una de las misiones que se plantea es aprender a ejecutar técnicas para entramar comunidad.
La Escuela de Ciudades focaliza en actores que participan de la gestión en localidades, municipios y comunas o bien profesionales que puedan realizar abordajes disciplinares desde diversos campos de conocimiento. Desde esta plataforma se busca poner el acento en la política local. La Escuela de Ciudades es la que se despliega principalmente sobre la construcción política de este espacio. La intencionalidad de empezar a construir planes de gobierno para comunas e intendencias busca ser el respaldo programático de Ciudad Futura en una eventual gestión. En ese sentido se pretende generar la participación popular necesaria para, de esta manera, anticiparse y prepararse para el momento en que les toque gobernar.
Monteverde también resaltó la necesidad de lograr una plataforma amplia para la maduración de esta propuesta concebida como respuesta al fracaso de la política tradicional: “Hay una crisis de representación profunda y la política se distanció cada vez más de lo que pasa todos los días en las calles. Por eso la queremos hacer sin mezquindades, sin sectarismos y con protagonismo popular. El programa de cada escuela va a estar orientado profundamente a la práctica, a transformar la realidad aquí y ahora. Para construir las bases para nuestro futuro y entablar un diálogo para la sociedad”, añadió.