“Es el tipo más loco y más inteligente que podés conocer, el combo perfecto en la lógica del Presidente”, cuenta a Página I12 un ex banquero que conoce al dedillo a Demian Axel Reidel, el ex JP Morgan y Goldman Sachs que se transformó en el economista más influyente del círculo íntimo de Javier Milei. Tanto que es el único cuadro técnico-no político que viajó con el mandatario a Italia, a las reuniones del Grupo de los Siete (G-7), el bloque de los países más poderosos del mundo. Reidel es, además, quien le inoculó al primer mandatario la curiosa idea de una matriz económica argentina centrada en los negocios de la Inteligencia Artificial, lo que le vale críticas y cuestionamientos internos y externos a medida que los efectos de la recesión de la economía real se exhiben de manera radical. 

Esa faceta de carácter explosivo y dinámica desenfrenada que describen quienes trabajaron con él le valió, en su momento, el mote de “Satanás” o "Demonio", y es ése perfil el que lo posiciona como confidente y escriba presidencial, aún por encima de los actores de una disputa histórica en la que él también es parte interesada: la pelea entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y el por ahora asesor sin cargo, Federico Sturzenegger, quien fue superior de Reidel en la gestión del Banco Central (BCRA) en la era de Mauricio Macri. Ambos se liman a diario para ver quién se acerca más a Milei para sostenerse o ascender en el la mesa central de Hacienda. 

En el fondo, el capítulo "Satanás" expresa, además, la dualidad de Milei sobre el ajuste: para el espectro de la derecha, Caputo es un conservador y Sturzenegger es el alter ego presidencial. Reidel está en esa última línea, la de los osados, más cerca del libertarianismo y los Golden Boys desvergonzados sin temor al riesgo que del conservadurismo doctrinario de los ex Macri boys. Tanto es así que Reidel fue la primera opción de Milei para asumir en el BCRA, pero la presión de Caputo para aceptar el ministerio de Hacienda sólo si podía llevarse a su socio, Santiago Bausili, a esa posición, terminó haciendo que Reidel se corra. Hoy, empezó a revertir ese "correr de atrás" con un acercamiento real a la pigmea cúpula del poder presidencial. 

El personaje en cuestión, que promedia los 50 años y en su recorrido de vida moró más tiempo en el Soho de Manhattan que en Buenos Aires, generó fascinación en Milei por diferentes razones. Dos de ellas, porque es Matemático recibido en Harvard y también Físico del Instituto Balseiro. “Hoy, mucha de la letra de los discursos del presidente es de Reidel”, contó un allegado, quien admitió que es el propio Milei el que le pide ayuda con las ponencias en charlas que mantienen de manera periódica. 

Más conocido es el dato de que ambos escriben un libro sobre el fin del intervencionismo público que, según supo este diario, se titularía "La Trampa del Estado". "Hoy tienen una relación muy muy cercana", cuentan los que conocen el vínculo, y suman el dato de que Reidel empezó, en paralelo, a tejer redes de confianza mutua con Karina Milei, la hermana del presidente y secretaria de la Presidencia, quien conduce la política del día de los libertarios. Desde el G-7, el economista subió una foto a su cuenta de X en la que se miran fijo Reidel y Karina, con la leyenda "el jefe poniéndome los puntos". "Es un banquero, si hay algo que sabe es identificar quien manda, obedecerle al que manda y moldear su caracter en relación al interlocutor de turno", describió un alto banquero nacional que conoce de años los mohines de estos personajes. 

El jefe de la Hacienda "paralela"

Reidel -que se llama Demian por el personaje de la novela del alemán Herman Hesse- es un personaje poco conocido para el público masivo, pero Milei lo puso en un lugar estratégico, decisión que también amerita una lectura de contexto. Es la cabeza del equipo de asesores económicos del Presidente, una especie de ministerio de Hacienda paralelo, en el que también participan, entre otros, Ramiro Marra, Fausto Spotorno (consultora Orlando Ferreres) y muchos de los empresarios mileístas de la primera hora, entre los que destaca Eduardo Bastitta Harriet, dueño de Plaza Logística. El equipo de asesores es una cartera virtual que nadie entiende bien por qué se puso en marcha. La respuesta está clara: aunque lo elogie en público, Milei cree que Caputo llegó a traer dólares y no los trajo. Y que, además, como él mismo dijo en el pasado, a la larga terminará rifando reservas. Ahí nace el ministerio espejo, plagado de ultras con ganas de jugar sin pensar más allá. 

Milei lo conoció a Reidel, cuentan, cuando hace unos años el ex banquero hizo una charla TED hablando del dinero. En ese tape, Demian criticó a Kublai Kan, ex emperador de China y nieto de Gengis Kan, el conquistador mongól, por haber unificado las monedas borrando el oro y la plata y creando billetes de papel. Lo puso, sin decirlo, casi como el padre de la emisión monetaria, una de las obsesiones de Milei. Está a la vista que Reidel tiene todos los condimentos atípicos que el Presidente busca en las personalidades que más admira y que más se le parecen, como el caso de su asesor estrella, Santiago Caputo, otro que corre lejos de los temores al riesgo. 

Además, Reidel tiene contactos internacionales amplios, no sólo de banqueros de especulación. En esa materia aventaja, por caso, a Caputo, un pura sangre de los mercados especulativos. Es Reidel quien le acercó a Milei a los gigantes tecnológicos de los Estados Unidos, incluso por una curiosidad personal que tiene desde la adolescencia con el tema de la IA. Hoy, eso se potenció: hace un tiempo atrás, en una reunión privada, les dijo a empresarios que, en breve, los aviones no usarían más combustibles, insumo que sería reemplazado por la IA. Eso lee con la reciente idea, implantada por Reidel a Milei, de que la reforma del Estado se puede hacer con un programa de IA de Google. En síntesis, la trascendencia global de Milei es toda de Milei, pero la rosca de reuniones para llegar a esos líderes es de Reidel. 

"El problema es que no tiene idea del mercado interno ni de la realidad del país", aseguran sus críticos, que le achacan viver alternado los días en Argentina y el exterior. Los detractores entienden, sobre todo, que lo está guiando al presidente a un mundo alejado de la crisis actual y de los sectores productivos. Así es que Milei habla más del mundo virtual que de cómo recuperar actividad y empleo, un problema en este contexto. 

Los que siguen la diaria admiten, naturalmente, que el Presidente también se rodea de gente que afectivamente lo cobija y reconoce en él virtudes, un conflicto que arrastra de su pasado en la estructura privada, donde él entiende nunca tuvo el reconocimiento que merece. Un caso paradigmático es el de otro integrante de la comitiva que fue al G-7. Fernando Iglesias, diputado nacional y cultor de un discurso inflamado y border que es del gusto de presidencial, se subió al avión oficial por ser titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja. Poco conoce de nexos políticos con las potencias mundiales, pero tiene intereses particulares. Contaron los que lo conocen que Iglesias, hace años en una cena en la sede de la Embajada de la Unión Europea, le dijo al dueño de casa, Amador Sánchez Rico, que "yo tengo puesta la camiseta" de las ideas y los negocios de Europa en Argentina. Quizás eso se explique en la Fundación que aseguran tiene y está financiada por países del viejo continente. 

Wall Street al poder 

Antes del llegar al directorio del BCRA en la era Macri, de la mano de Sturzenegger, Reidel fundó en Nueva York el Hedge Fund QFR, que llegó a cosechar 3000 millones de dólares y luego cerró. Allí, era socio de José Luis Daza, un broker argentino-chileno muy amigo de Antonio Kast, el candidato a presidente de la derecha extrema en el país trasandino. En los últimos días, el diario La Tercera, de Chile, alertó que Daza visitó dos veces el ministerio de Hacienda argentino, por la amistad que lo une con Caputo desde los años en los que compartían oficinas en el JP Morgan. A última hora del viernes, Daza fue confirmado en el cargo de viceministro de Caputo, tras la renuncia de Joaquín Cottani, un ex cavallista que se fue por diferencias sobre la política inflacionaria y la recesión, las mismas críticas que Domingo Cavallo le hace a Milei. El Gobierno muestra con este cambio que se está cerrando en un núcleo que no acepta matices ni críticas al rumbo. 

El agregado de Daza al armado consolida, además, un Ministerio de Hacienda y una jefatura de asesores moldeada por Wall Street. En esa línea está Reidel, que en sus tiempos en Manhattan compartió barrio con Greg Lippman, uno de los integrantes del Grupo de los Cinco, aquellos ejecutivos del Deutsche Bank, Goldman Sachs, Citigroup, JPMorgan y Bear Stearns que armaron un esquema de hipotecas de riesgo que terminó en la crisis subprime. La historia terminó en la película "Big Short", que refleja cómo los banqueros de especulación, cuando tienen poder, pueden complicar al límite la situación social. 

A decir verdad, ese experimento ya fracaso hace poco tiempo en el Gobierno de Macri, con los mismos actores que hoy y con las mismas peleas y disputas que esos actores tuvieron entre 2015 y 2019. Cuando arrancó el gobierno de Macri, Sturzenegger presidía el BCRA y manejaba la mesa de dinero junto a su vice, Lucas Llach (hoy asesor del asesor Sturzenegger) y Reidel, entre otros. En ese armado habitaba otro actual funcionario del BCRA, Vladimir Werning, amigo personal de Caputo y hoy director del Central. Hombre de Marcos Peña, fue quien ideó la intervención política del 28 de diciembre del 2017, que vació de poder a Sturzenegger, Reidel y compañía y fue el principio del fin del Gobierno de Macri. 

En síntesis, la misma interna de ayer, en un escenario más complejo y con los mismos personajes que hace 8 años ejecutaron y fallaron. Como suele comentar Miguel Ángel Pichetto, uno de los que menos confía en Sturzenegger, "todo indica que es la venganza de Federico y los mesadineristas".