La obra de Jim Henson (1936-1990) es inmensa porque ya es parte del imaginario colectivo. The Muppet Show y Plaza Sésamo (Sesame Street) consiguieron insertarse en las vidas de muchas y muchos, y constituyen algo más que un recuerdo entrañable, son la huella de un artista extraordinario. En Jim Henson: Idea Man –estreno reciente en Disney+-, el director Ron Howard repasa vida y obra del creador de René (Kermit), Miss Piggy, Figaredo (Fozzie) y Big Bird (aquel pájaro enorme y amarillo que caminaba las calles de Plaza Sésamo).
Bien puede decirse, desde un repaso integral, que Jim Henson: Idea Man no es un film superlativo, tampoco lo pretende. Su director, Ron Howard (Apolo 13, El Código Da Vinci, En el corazón del mar, Frost/Nixon), tal vez sea una especie de artesano a la vieja usanza, dada su cintura para filmar de manera variada y eficaz. Su obra no es brillante pero su oficio destaca; y ése no es un rasgo menor. En el terreno del documental, Howard dio forma a The Beatles: Eight Days a Week (2016), donde las primeras presentaciones del grupo brillaron de manera diferente, gracias a la restauración digital. En Jim Henson: Idea Man, el director ahora enfrenta la tarea de resumir, de modo didáctico, vida y obra de alguien tan importante como también desconocido.
El “desconocimiento” no es tal y es relativo, por supuesto. Pero Henson ha sido trascendido por sus creaciones, cuya fama permite, si se quiere, introducir al creador. Encontrar este equilibrio en el relato es uno de los desafíos, abocado a describir episodios biográficos a la par de logros artísticos y sus anécdotas: éstas silban una melodía atractiva y peligrosa, ya que su peso podría desnivelar la propuesta. Con prudencia, Howard transita tales cuestiones y sutura un film parejo.
La vida de Henson es la de un pibe alejado de la gran ciudad, fascinado por las imágenes de la primera televisión; sin embargo, sin títeres o marionetas en su cuarto de juegos: un dato fundamental, como si la futura elección por éstas fueran la consecuencia de su imaginación desbordante. El chico de los suburbios, tímido, atravesará sus estudios, entre proyectos artísticos que le irán perfilando una profesión, además de afecto, habida cuenta de cómo conoce a su esposa, la también titiritera Jane Nebel. Las imágenes de archivo lo figuran delgado, luminoso, divertido.
Delineados el personaje y su entorno, Jim Henson: Idea Man puede visitar las distintas estaciones dentro de su vida veloz: el creador de Los Muppets muere a los 53 años, y tal vez hay sido alguna intuición propia la que explique su ansiedad por hacer mucho y rápido. Esta avidez la dejan entrever los distintos entrevistados. Entre ellos, el que sobresale es Frank Oz, maestro titiritero (Yoda en Star Wars) y director de cine, con quien Henson compuso un dueto inseparable. Es él quien define su propia personalidad como el contrapunto a la diáspora creativa del amigo: uno, apocado y serio; el otro, liviano y sonriente. Los dos, una unidad de confianza mutua. Al respecto, es formidable descubrir cómo llevaban adelante sus rutinas de trabajo, los diálogos improvisados, y las salidas televisivas: con un monitor por debajo del escenario, que les permitía observar cómo salía el show por cámara; todo esto, mientras animaban los muñecos, entre diálogos ocurrentes y voces impostadas.
Por otro lado, consultar la obra de Henson es también observar el devenir de la televisión norteamericana: de los comerciales (de un grado de violencia que Henson destila sin disimulo, para vender pan o lácteos) a Plaza Sésamo, donde la atención por una televisión de calidad aparece de manera ejemplar y no menos exitosa. El paso siguiente será The Muppet Show, para el cual, irónicamente, no hubo cadena televisiva interesada. El llamado llegó de Inglaterra, lugar donde el maestro titiritero hará su show más célebre. Con éste, además, puede rubricarse su interés por equilibrar su proyecto artístico general: si Sésamo estaba orientado a los más pequeños, Los Muppets fueron un paso mayor, de una socarronería próxima, en ciertos aspectos, al humor de revista Mad.
Conforme a un hacer inquieto, aun en la cumbre del éxito, Henson abandona Los Muppets y se decide por el cine. O vuelve al cine. Si bien los Muppets tuvieron su salto a la pantalla grande, la relación con el cine tiene en Henson un pasado de cortos experimentales, entre los cuales destaca Time Piece (1965), nominado al Oscar; en un contexto donde la imaginería lisérgica y el flower power permearon toda su obra, Muppets incluidos. Con El Cristal Encantado (1982) y Laberinto (1986), el realizador logra dos películas notables, de poca respuesta entusiasta, hoy valuadas como obras de culto. La venta final a Disney de sus propiedades, abre un capítulo final y explica parte de la verdad de este documental.
Es decir, siendo Disney el impulsor del film, dueño hoy de todo lo referido al mundo Muppet, no podrá encontrarse una lectura crítica. Pero sí al indagar en otras fuentes, como en entrevistas al propio Frank Oz, quien dice allí lo que aquí no puede: con Disney la magia Muppet se terminó, y fueron las imposiciones de la empresa las que empeoraron la salud del artista. Como sea, la adquisición de Disney fue acorde con la decisión de Henson, tal vez preocupado por dar vida próspera, más allá de él, a sus queridas creaciones.
Jim Henson: Idea Man 7
EE.UU., 2024
Dirección: Ron Howard.
Guion: Mark Monroe.
Montaje: Paul Crowder, Sierra Neal.
Música: David Fleming.
Con las participaciones de: Frank Oz, Alex Rockwell, Heather Henson, Dave Goelz, Brian Henson, Jennifer Connelly.
Duración: 111 minutos.
Disponible en Disney+