Decenas de países reunidos en una cumbre de paz en Suiza reiteraron su apoyo a la independencia y la soberanía territorial de Ucrania, al tiempo que señalaron que Kiev debe dialogar con Moscú para poner fin a la guerra. La mayoría de los más de 90 países representados en la cumbre de Burgenstock -entre ellos Argentina- dieron su apoyo a la declaración final, en la que se pidió el regreso de los miles de niños ucranianos deportados a Rusia, así como un intercambio completo de prisioneros de guerra. Sin embargo ni Rusia ni China estuvieron representadas en la cita y el comunicado no recibió el aval de países como Brasil, India, Arabia Saudita y Sudáfrica.

Llamado al "diálogo entre todas las partes"

Más de dos años después de la invasión rusa de Ucrania, los dirigentes y altos cargos de más de 90 países se reunieron en un lujoso complejo hotelero en la ciudad suiza de Burgenstock para intentar poner fin al mayor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El documento reafirmó "los principios de soberanía, independencia e integridad territorial de todos los Estados, incluido Ucrania"

El texto también exigió "la implicación y el diálogo entre todas las partes" del conflicto para poner fin a las hostilidades. La cuestión de "cómo y cuándo se puede incluir a Rusia" en el proceso de paz sigue pendiente, reconoció Viola Amherd, presidenta suiza y anfitriona de la cumbre. China decidió no participar en la cumbre ante la ausencia de Rusia. Sin embargo, Zelenski afirmó que Ucrania no era "enemiga" de China, respondiendo a una pregunta sobre sus relaciones con Beijing.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, subrayó este domingo que "la paz en Ucrania no se conseguirá de un plumazo. Esta cumbre no fue una negociación de paz, porque Putin no se toma en serio poner fin a la guerra". Zelenski, quien indicó que habría una segunda cumbre por la paz, quiere unir a la comunidad internacional en torno a una propuesta de paz que podría ser presentada a Moscú.

Presente en la comparecencia final ante cientos de periodistas, el presidente chileno Gabriel Boric destacó: "La cumbre de paz marca el inicio de un proceso significativo. Por primera vez numerosos líderes globales de todos los continentes y diferentes ideas políticas se han unido para discutir paz en lugar de guerra, esta cumbre representa un faro de esperanza y servirá para alimentar duraderos diálogos de paz".

La reunión se celebró en un momento delicado para Ucrania en el campo de batalla, donde las fuerzas rusas son más numerosas y están mejor equipadas. Sin embargo "no es porque nos estemos debilitando por lo que empezamos a hablar de paz", afirmó el presidente ucraniano. Putin planteó el viernes unas condiciones que Kiev considera inaceptables para iniciar las negociaciones, que equivaldrían a una rendición y a abandonar territorios reconocidos como parte de Ucrania por la comunidad internacional. 

Niños, seguridad alimentaria y nuclear

Los participantes de la cumbre se dividieron el domingo en tres grupos de trabajo: seguridad nuclear, asuntos humanitarios, seguridad alimentaria y libertad de navegación en el mar Negro. La declaración final exigió la liberación "mediante intercambio completo" de los prisiones de guerra y también de "todos los niños ucranianos deportados y desplazados ilegalmente" por Rusia. El texto también pide que todos los civiles ucranianos detenidos ilegalmente fueran "reenviados a Ucrania".

En las conversaciones sobre seguridad alimentaria se examinó la caída de la producción y las exportaciones agrícolas, que tuvieron un efecto dominó en todo el mundo, ya que Ucrania era uno de los graneros del mundo antes de la guerra. El comunicado subrayó que "la seguridad alimentaria no debe instrumentalizarse en ningún caso" y que debe garantizarse la libertad de navegación en el mar Negro y el mar de Azov.

Las discusiones abordaron la destrucción de tierras fértiles durante la guerra y los riesgos permanentes que plantean las minas y los artefactos explosivos sin detonar. El documento también pide que Ucrania recupere el control "pleno y soberano" de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) advirtió en varias ocasiones del riesgo de una catástrofe nuclear en esta instalación controlada por las fuerzas rusas.