"Una apuesta al talento argentino", es una definición posible para Invap, la empresa pública provincial ubicada en Bariloche que cuenta con 48 años de experiencia en la venta de bienes y servicios con alto valor tecnológico. Página/12 recorrió sus instalaciones y dialogó con Darío Giussi, Gerente General y CEO.
En un contexto político signado por un fuerte desprecio por todo lo que huela a estatal y en particular por la industria y la ciencia nacional, el Invap es un ejemplo de eficiencia en la gestión de una empresa pública, autosuficiencia presupuestaria y difusión de la innovación hacia el resto del entramado productivo y educacional.
Invap factura alrededor de 200 millones de dólares al año, de los cuales el 35 por ciento proviene de sus exportaciones. Entre sus "hitos" está la fabricación de los primeros satélites de telecomunicaciones en América latina, la exportación de reactores nucleares de investigación y para el sector de medicina nuclear y la radarización del país.
--Si bien Invap no recibe fondos de la Provincia ni tampoco de Nación, el Estado es un cliente muy importante. ¿Cómo repercute en los negocios el contexto de ajuste?, preguntó Página/12 a Darío Giussi, Gerente General y CEO de la empresa.
--Nosotros tenemos una cantidad de contratos de largo plazo. Ninguno de los proyectos se ha cancelado. Sí tenemos algunas discontinuidades en la cadena de pagos que nos afectan. Tenemos resiliencia, porque contamos con una cartera repartida de clientes entre el exterior y los contratos nacionales.
--Invap se ha sabido adaptar a los diferentes contextos del país. El propio plan espacial es consecuencia de la caída del plan nuclear en los '90. ¿Por dónde pasa el desafío en esta etapa?
--Pasa por acentuar lo que hemos venido haciendo, fortalecer el perfil exportador a partir del buen bagaje tecnológico que tenemos. La intención es incrementar nuestra oferta exportadora. Apostamos a que se siga reconociendo el papel de Invap como parte de un ecosistema, como generador de tecnologías estratégicas.
--¿Cómo afectan las condiciones adversas en materia de financiamiento que el país arrastra desde hace años? ¿Qué otros canales de competitividad ha desarrollado Invap para suplir este problema?
--La empresa es absolutamente sustentable, nosotros funcionamos a partir del fruto de las ventas que se realizan gracias a contratos de provisión de bienes y servicios a nuestros clientes. Pero el tema financiero tiene dos efectos. Uno es cuando se trata de exportar, porque tener esa fortaleza nos ayudaría a poder ser más filosos, de hecho hemos perdido un negocio nuclear en Asia, a pesar de que nuestra oferta era la mejor, por financiación que no podíamos ofrecer. Además, en el último tiempo nos ha afectado en la operatoria, por la demora en los cobros de los proyectos. Nosotros también hemos emitido tres series de obligaciones negociables, seguramente lo seguiremos haciendo. La calificación crediticia de la empresa es muy buena.
--A raíz de la revalorización que a nivel global está teniendo el sector nuclear, ¿en este sector están las mejores perspectivas de la empresa en el mediano plazo?
--Yo lo diría así: lo nuevo es esta revisión de la perspectiva sobre la energía nuclear, no solo de las cosas más tradicionales en cuanto a la provisión de energía, sino también en la medicina. La revalorización de la energía nuclear también tracciona al resto de las iniciativas, porque un país para ser nuclear necesita una autoridad regulatoria, una agencia, una cultura y formar profesionales. Queremos seguir haciendo aquello en donde somos líderes mundiales y a la vez incrementar nuestra oferta.
Radares
Invap es la única empresa de América latina que fabrica radares para el sector aerocomercial. Pero este logro es fruto de decisiones políticas, técnicas y de un camino de aprendizaje. Desde 2003, con el apoyo del entonces presidente Néstor Kirchner, Invap comenzó la fabricación de radares para control de tráfico aéreo y para Defensa. En la actualidad, hay 22 radares instalados en el país, también se exportó un radar para el sector aerocomercial de Nigeria y se están negociando exportaciones a Paraguay para uso de Defensa.
"El desarrollo tecnológico va a contramano de la urgencia. Si se resuelve con importaciones, se pierde todo el ciclo de vida del producto, desde la investigación y el diseño hasta la fabricación. Pero además, no hay posibilidades de exportar a otros países sino se tiene la experiencia de vender en el propio país y los clientes no van confiar en una empresa que no provee de radares a su propio sector público", explica Javier Conti, gerente del área de Defensa, Seguridad y Ambiente de Invap.
Satélites
La división satélites tiene dos líneas de trabajo: los satélites de observación de la Tierra, que orbitan a 600 kilómetros y son encargos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), y los satélites de telecomunicaciones, en órbitas geoestacionarias a 36 mil kilómetros y gestionados por Arsat.
La tarea de Invap consiste en el diseño, fabricación, integración de componentes adquiridos en el exterior y prueba de las unidades. La empresa también colabora en la instalación del satélite en el cohete lanzador y en la puesta en marcha una vez que está en el espacio. Durante la vida útil de los satélites Invap participa en la operación.
Invap cuenta con un cuarto limpio para el ensamblaje de los componentes satelitales y un cuarto de ensayos ambientales, único en Sudamérica, que permite recrear las condiciones que sufre el satélite en el despegue y durante su funcionamiento en el espacio en términos de vacío y temperatura.
Entre los satélites desarrollados por Invap están los SAOCOM, de observación. Entre sus funciones está medir la humedad superficial del suelo y generar información para la gestión de desastres naturales, como inundaciones, incendios o un terremoto. "Es un desarrollo enteramente nacional y son muy pocos los países que tienen dominio de esta tecnología", explica Luis Genovese, gerente del área de satélites.
Los Arsat 1 y 2 vinieron a ocupar las dos posiciones orbitales argentinas que estuvieron a punto de perderse luego de los '90. El proyecto Arsat abrió lugar a todo un programa en el cual Invap fue contratista principal. En 2014 se lanzó el Arsat 1 y en 2015, el Arsat 2. Actualmente, toda la cobertura de Arsat 2 está vendida para dar servicios al gobierno de los Estados Unidos, lo cual implica un importante ingreso de divisas para el país. "Ya llevamos diez años de los satélites Arsat con venta completa de su servicio, sin capacidad ociosa", detalla Genovese.
Invap trabaja en dos nuevos satélites. Uno de ellos es el Sabia-Mar, cuya función será estudiar el color del mar argentino, lo cual es medida de salubridad, indicativo del impacto del cambio climático, recursos pesqueros y mareas. Es un proyecto único en su tipo, que cuenta con el apoyo de la NASA y de la Agencia Espacial Europea. Su lanzamiento está previsto para el primer semestre de 2026.
El otro proyecto en marcha es el Arsat SG1, el nuevo satélite nacional de telecomunicaciones. El SG1 incorpora un equipamiento de nueva generación y de alto rendimiento, capaz de brindar banda ancha satelital en todo el territorio argentino y países limítrofes. Esto va a significar tener una conexión de mucha velocidad y alta confiabilidad. Se lanzaría a finales de 2026. "Si bien ya hemos exportado equipamiento para satélites, todavía no pudimos concretar una exportación de un satélite completo. Es uno de los grandes desafíos hacia adelante y esperamos poder concretarlo pronto", se entusiasma Genovese.
Nuclear
La división nuclear de Invap cuenta con 20 proyectos entre ejecución y oferta. En todos los casos, se trata de reactores de investigación y para la fabricación de radioisótopos, que se utilizan con fines médicos. Entre los proyectos se destaca el reactor Pallas, un contrato de 500 millones de euros cuya construcción se está iniciando en Países Bajos y con el cual la Unión Europea espera proveerse del 60 por ciento de los radioisótopos que utiliza en el sector de salud. También está el proyecto de la CNEA RA10, uno de los más modernos del mundo en términos de potencia y capacidad.
Además, Invap trabaja en un centro de desarrollo en Uganda, una planta de producción de radioisótopos en Brasil y cuenta con proyectos en Filipinas y Japón. Asimismo, ya se han exportado reactores de investigación a Australia, Argelia, Egipto, Perú, Arabia Saudita, Brasil. Asociado al área nuclear, Invap también vende centros de medicina nuclear y radioterapia "llave en mano". Junto a las colocaciones en el mercado interno, contabiliza exportaciones a Venezuela y recientemente a Bolivia.
"El diferencial con el que cuenta Invap a la hora de competir con otros países en el sector nuclear es que el desarrollo se realiza de manera conjunta con el cliente, escuchando las necesidades específicas de cada proyecto. Además, Invap hace un acompañamiento antes, durante y después de la instalación y hay una firme política de transferencia de tecnología en favor del cliente", sostiene Pablo Abbate, subgerente Área de Negocios Nucleares.