El Fondo Monetario Internacional publicó el documento final con el balance de la octava revisión del Acuerdo Extendido con la Argentina. El organismo planteó que el país tiene que avanzar en la apertura de los controles cambiarios y consideró que debe conseguirse el regreso a los mercados internacionales de deuda. La entidad celebró la política ultraortodoxa del Gobierno pero planteó que existen grandes desafíos para que se materialice en resultados exitosos. En tanto, el Ejecutivo espera que los elogios se transformen en dinero fresco en favor de la gestión Milei.
El organismo de crédito mencionó que "persisten algunos desequilibrios macroeconómicos y barreras para el crecimiento, y por delante queda un difícil camino de ajuste. Las políticas ahora necesitan ser mejoradas para aprovechar el progreso logrado hasta el momento. Los esfuerzos deberían continuar para ampliar el apoyo político y social a las reformas, así como para proteger a los más vulnerables”.
El Fondo aseguró que uno de los principales desafíos para el equipo económico tiene que ver con un cambio en las políticas monetarias y cambiarias. "Las políticas monetarias y cambiarias necesitan evolucionar para continuar arraigando el proceso de desinflación y mejorar aún más la cobertura de reservas”, categorizó
La entidad agregó que “para apoyar la transición hacia un nuevo régimen monetario, donde la estabilidad de precios y financiera sigan siendo objetivos primordiales del Banco Central y las personas puedan utilizar libremente las monedas de su elección, la tasa de interés real debería volverse positiva para respaldar la demanda de pesos y la desinflación”.
En tanto, mencionó que “la política cambiaria también debería volverse más flexible para reflejar los fundamentos, y salvaguardar la desinflación así como la acumulación de reservas, particularmente a medida que se flexibilicen gradualmente las medidas de gestión de flujos de capitales (CFMs) según lo permitan las condiciones”. A su vez, apuntó que “se necesitan más pasos para definir los fundamentos clave del nuevo régimen monetario, así como para desarrollar e iniciar la implementación del marco para una flexibilización basada en condiciones de los controles cambiarios”.
El Fondo Monetario insistió sobre los riesgos del programa, más allá de celebrar todo el radio de acción de la política ortodoxa de los últimos meses. "Los riesgos siguen siendo elevados, lo que requiere una formulación ágil de políticas. La planificación de contingencias seguirá siendo fundamental, y las políticas deberán seguir adaptándose a los resultados cambiantes para salvaguardar la estabilidad y garantizar que se sigan cumpliendo todos los objetivos del programa”, planteó.
El informe del organismo de crédito detalló que “se ha logrado un impresionante progreso para alcanzar el equilibrio fiscal general y ahora se debería dar prioridad a seguir mejorando la calidad del ajuste”. Al mismo tiempo, agregó que “los esfuerzos deberían continuar para reformar el impuesto a la renta personal, racionalizar los subsidios y gastos tributarios, y fortalecer los controles del gasto. Serán cruciales reformas más profundas de los sistemas tributario, previsional y de distribución de ingresos, incluida la eliminación de impuestos distorsivos”.
Para el plano de la economía real, consideró que “un mayor enfoque en las reformas a nivel micro ayudará a respaldar la recuperación e impulsar el crecimiento potencial”. Precisó que “las reformas propuestas destinadas a mejorar la competitividad, aumentar la flexibilidad del mercado laboral y mejorar la previsibilidad del marco regulatorio para la inversión, son pasos en la dirección correcta, y su aprobación e implementación cuidadosa deberían ser una prioridad”.
El FMI respaldó "el enfoque de las autoridades en reconstruir los colchones externos, ya que esto es crucial para volver a acceder a los mercados financieros internacionales para fines de 2025 (o antes, si es posible), con el objetivo de gestionar mejor las obligaciones externas (sin incrementar el endeudamiento neto)".
Sobre este último punto, consideró que en los próximos años las autoridades argentinas seguirán centradas en reducir aún más los gastos fiscales y externos para volver a acceder a los mercados internacionales de capital "a finales de 2025 o antes, si es posible, con el objetivo de gestionar mejor las grandes obligaciones cambiarias que vencen, evitando al mismo tiempo un aumento del endeudamiento".