“El oeste para mí tiene una idiosincrasia y una temperatura particular. Además de los paisajes abiertos, las casas bajas, tener vecindario, la heladería Las Flores, tomar mate en la puerta, conocer a las personas del barrio y esa mística pintoresca de escenas un poco the walking conurban… muy teatrales. Hay muchas realidades en el conurbano. No es lo mismo la casita residencial con patio con parra que las casitas en los barrios donde falta mucho de lo básico. Los del conurbano estamos definidos en relación con un centro en el que no estamos. La capital sirve como horizonte aspiracional, a veces como algo no deseado, pero en todo caso siempre funciona en el imaginario de esa manera”. Valeria Castro Benarós es una de las co directoras de Extraño Ser. Además de dedicarse a la dirección es educadora. Nació en Antigua, Guatemala y vive desde los seis años en Haedo.
Extraño ser, o lo que nos pasó ensayando una obra de teatro intercultural, es la obra que dirigen con Federico Bethencourt. Con él se conocieron en La Pedro Escudero, Escuela de Formación Actoral del Municipio de Morón. Federico recuerda cómo fue que decidió dedicarse al arte “Cuando era chiquito, en Ituzaingó, algo que me encantaba hacer era ir a la plaza, dónde se armaban festivales, sobre todo de folklore y de danzas folklóricas, que era algo que también me atraía mucho. Después en el teatro de la escuela, de mi barrio también, donde el grupo presentaba sus obras, y yo iba a esos lugares y me fascinaba, me quedaba fascinado con la espectacularidad de los espectáculos, valga la redundancia. Creo que fue eso lo que me inspiró a buscar el arte como compañera, a buscar al teatro como un aliado, a buscar las expresiones artísticas como una forma de poder decir cosas.” Valeria completa diciendo que cree que muchas producciones del conurbano están descontaminadas de tendencias del centro. “Se copian menos de lo que se considera canon y a la vez si mirás de cerca a los teatristas porteños. no somos muy porteños, empezás a indagar y hay gente de distintas provincias, países y por supuesto muchos que venimos de Ituzaingó, San Martín, Wilde, Bernal, Haedo. Venimos a hacer y nos encontramos acá, pero siempre con una pata en la calle de tierra o una mirada un poco extranjera”.
La obra surgió porque son parte de una ONG, que se llama Eureka! Arte y Educación. y veían que tenían ganas de tratar la problemática del racismo que veían en las escuelas. “Sentimos que es necesario en un momento de tanto individualismo y violencia. Un momento dónde es muy difícil ver a quien tenemos al lado.”
Se trata de un dispositivo documental, dónde los intérpretes: Idrissa Diop, bailarín senegalés, Amanda Querales cantautora y música venezolana y Aaron Wang fotógrafo y cineasta chino revelan e invitan a problematizar y deconstruir las ideas negativas que las personas tienen acerca de lo diferente. Se encargan de desanudar los prejuicios que hay sobre aquellos que han migrado. El espectáculo cuenta con momentos de mucho humor y también emotivos.
Amanda Querales, nació en Caracas y desde muy pequeña empezó a cantar música tradicional venezolana orientada por la agrupación que fundaron sus familiares y vecinos “Un solo pueblo”. La obra cuenta con momentos musicales de gran belleza interpretados por ella. Vino a la Argentina a vivir hace ocho años junto con su pareja, que es argentino y músico también, pero a quién conoció en Venezuela. Cuenta que se enteró del casting, por un grupo de chat de una obra en la que hace la música. “Señor odio” es un espectáculo de teatro de títeres y objetos, que fue su primera incursión en el mundo del teatro.
Ninguno de ellos había actuado antes, aunque por ejemplo Aaron sí había estudiado actuación en Timbre 4 y está recibido como director de cine en la FUC. Wang nos explica su caso “creo que todos atravesamos la migración de formas diferentes. En el mío, a mí me tocó más de chico, cerca de los cinco años vine a Argentina. Es un proceso abrupto desde esa edad y más gradual de grande. Porque uno se va naturalizando en el lugar donde vive. Pero bueno, por diferencias en mi apariencia, me denuncia como extranjero, como migrante. Entonces uno nunca termina de cerrar como ese proceso, ¿no? De emigrar.” Aaron tiene un gran monólogo dónde a partir de la técnica del stand up pone en juego la argentina que le da orgullo y la argentina que lo incomoda. Idrissa por su parte es bailarín y músico, llegó a la Argentina con un grupo llamado Sonidos África, él no pudo regresar por un problema con su pasaporte y terminó quedándose acá, dónde conoció a su mujer y tuvo hijos. Comenta que cuando vio la audición para la obra, él fue muy tranquilo “soy la primera persona que trae la danza de Senegal. A través de la danza, la gente empezó a conocer más de la cultura de Senegal. Después, Valeria me vio en mi Instagram, me preguntaron si me interesaba y fui sin saber muy bien de qué era la audición. A mí me parece muy importante esta oportunidad para poder transmitir mi cultura como una forma de respeto, una forma de verdad, una forma de amor. Me da mucha felicidad poder portar la bandera de África, de Senegal en esta obra.” Idrisa pasó de ser arquero en la juventud a encontrarse actuando en Buenos Aires, la obra nos muestra parte de ese recorrido. Él aún no domina del todo el idioma, y ese fue uno de los grandes desafíos con el que se encontraron, ¿se entendían? Bethencourt confiesa “Por ejemplo, te cuento una infidencia. Muchas veces Idrisa lo llamaba por teléfono a Aaron para que Aaron le leyera cosas que nosotros les mandábamos para aprender, algún texto para aprenderse o alguna indicación en relación a alguna escena y que Aaron le lea en español a Idrissa para que él pueda aprender de memoria el texto que tenía que decir.”
Valeria asegura que no se trata de la “interculturalidad” solamente ligada a la procedencia. Piensa que es una obra que puede resonar en personas que no se han movido nunca de su lugar de origen, pero también en aquellos que viven mudandose, en adolescentes y jóvenes. Aunque insiste “De manera más soñadora nos gustaría que vean la obra personas que integran colectivos migrantes, colectivos refugiados, personas que nunca fueron al teatro, personas que trabajan en los derechos y las representaciones de las minorías…”
Betancourt concluye que el proceso de ensayos de la obra lo hizo entender la cuestión mucho más que cualquier libro y que algo de eso, espera, se esboce en el espectáculo. Además, agrega “creo que eso es lo más valioso que me llevo yo de este proyecto y lo que yo más aprendí, que hay un gran concepto sobre interculturalidad, pero que las relaciones interculturales que se forjan tienen que ver con las personas y sus necesidades y su cotidiano y sus ganas de poder compartir con otros. Entonces creo que lo que más aprendí tiene que ver con eso, con que en los detalles está lo intercultural, por sobre todas las cosas. Si Dios está en los detalles, como decía Flaubert, si no me equivoco, Dios debe ser intercultural. Dios debe ser múltiple nación. Dios debe ser un fluido de las naciones.”
El estreno de “Extraño ser…” será el 26 de junio a las 11 hs y las 14 hs en la Sala Carlos Carella en Mitre 970, CABA. Las entradas son gratuitas y se reservan en [email protected]. Pronto saldrán a la venta las entradas para el jueves 25 de julio a las 19 hs como parte de la programación de vacaciones de invierno del Carella. Además, durante julio estarán realizando funciones en el Cine Teatro Helios de Palomar.