Las aplicaciones de delivery en Rosario han reunido unos 1400 cadetes que a diario salen a pedalear las calles de la ciudad. Esto sin contar a quienes están contratados de diferentes formas directamente por el comercio del barrio, en las zonas donde no ingresan las aplicaciones por diversas cuestiones, entre ellas la seguridad. La cifra de "deliverys" se duplicó en los últimos tiempos, a caballo de la necesidad de arrimar ingresos en cada familia. Curiosamente, o no tanto, la aplicación que más cuentas maneja, que es Pedidos Ya con cerca de un millar de trabajadores, dejó de atender físicamente y por teléfono a sus cadetes. "Después de la pandemia, cuando fuimos muy necesarios, la empresa levantó oficinas y la atención, y sólo nos comunicamos por mail. Se convirtieron en un empresa medio fantasma, que suspende cuentas o aplica sanciones por correo. Pero no les importa , es monopólica y si se van cien cadetes, hay otros doscientos haciendo cola para entrar", se lamenta Brandon Catalano, de la Asociación de Cadetes Independientes.
Según el referente sectorial, la cantidad de repartidores va variando en función del resultado de los viajes que engrosan sus cuentas. Así que hoy por hoy entra gente y se va yendo gente ya que este es un trabajo esporádico. Hay gente que hace 4 o 5 años que está, pero digamos son entre un 5 y un 10% . Después la mayoría va pasando. Hoy en día lo que hay menos en realidad es demanda. Pedidos Ya tiene unas mil cuentas aproximadamente, y el resto son las otras aplicaciones como Rappi o Rai Boy. Aparte están quienes trabajan en negro para heladerías o rotiserías de los barrrios.
-¿Hay menos o más pedidos últimamente?
- Hay menos pedidos, porque hay menos consumo en el ultimo tiempo. Pasamos de cinco pedidos por hora a hacer solo tres. Esto se entiende por la situación que está atravesando el país, digamos que por ahí pedir comida con una aplicación era un gustito que hoy en día muchos no se lo pueden dar.
- ¿Cómo se comporta la empresa que maneja la aplicación con ustedes? Cómo es la interacción con la empresa, se respetan los derechos del cadete, se los escucha?
-Cuando arrancó Pedidos Ya era una empresa que digamos, pagaba muy bien por encima de la media de cualquier trabajo. Estaba muy presente, había oficinas con gente con la que podías hablar, estaban muy ocupados en que el repartidor esté bien. Pero después de la pandemia ellos empezaron a cambiar, porque sacaron las oficinas y solamente te atendían por teléfono y mientras seguían creciendo, creciendo y creciendo. Y cuando se volvieron monopolio cortaron las lineas de comunicación y solo se comunican por mail. Por qué ellos no tienen problemas, si se van 100 personas tienen 200 atrás haciendo cola para entrar. Entonces hoy en día lo que nosotros sentimos es que es una empresa medio fantasma y que nos dejaron a la buena de Dios- dice Catalano.
En rigor lo que relata el referente de los cadetes se explica por la recesión y la caída en diversos números de una economía que sufrió el fuerte impacto de la inflación en el primer semestre del año -pese a los últimos números dados a conocer días atrás, con un 4,2% en mayo según el INDEC- impactaron de lleno en el sector gastronómico y en un servicio que de la pandemia a esta parte ha tenido un crecimiento sostenido: la cadetería a través de aplicaciones.
Buscado como un primer empleo y también en los últimos años para personas con algunos años más, el delivery se ha erigido como una salida fácil a la hora de buscar un trabajo con cierta autonomía y condiciones discutidas. La falta de otros empleos también explica el crecimiento del sector: "la cantidad de cadetes se duplicó en este último año. Eso generó menos trabajo para todos: si las empresas se aseguran tener un repartidor por cada pedido, a ellos les sirve”, admite Catalano.
Además, resaltó que las edades de quienes trabajan en este tipo de lugares también varió. “Tenés gente de todas las edades, hay chicos de 20 años que por ahí viven con los padres y no tienen que pagar nada, pero también tenés gente que tiene familia -agrega-. Obviamente siempre hubo variedad, pero puede ser que hoy en día haya un poco más de gente más grande. Es que en realidad lo que pasa es que con los años, la gente más grande es más cuidadosa con el trabajo”.
Ante ese ingreso masivo, desde la Asociación resaltan que se dificulta la organización. “Nosotros antes hacíamos marchas o reclamos, pero hoy en día es más difícil, porque imaginate que todos los meses entra gente nueva, entonces tenés que saber quiénes son todos los nuevos, sumarlos al grupo, explicarles de qué se trata”, cuenta y sigue: “Mucha gente viene con hambre, de un laburo horrible y por ahí acá percibe un poco más de dinero y piensa que consiguió un trabajo buenísimo, pero la mayoría no se da cuenta que a veces percibimos un buen dinero, pero no tienen en cuenta los gastos. Nosotros pagamos todo: monotributo, ingresos brutos, seguro, alguna cobertura de una obra social, la nafta”.
Ante el aumento exponencial de trabajadores de estas apps, Catalano sostiene que “el algoritmo se puso más exigente”, las sanciones ante cualquier demora (que puede ser por situaciones ‘de calle’ como una pinchadura o un control) son frecuentes y la caída en los pedidos que toma cada uno es notoria: de 5 por hora pasaron a 3. “El problema es que, a ver, yo entiendo que si vos te mandás alguna y te quedás sin cuenta, bueno, es culpa tuya, ahora, lo que se le pide a la empresa es que sea más claro a la hora de sancionarte, o de comprobar qué ocurrió. Pero nadie te responde nada, nadie te dice nada”, se quejó.