Potencias y medios hegemónicos de occidente, cuya performance económica es pobre hace años, intentan instalar el freno de China y su colapso inminente. La revista The Economist, para citar un caso, ilustra una tapa reciente con el presidente chino Xi Jinping conduciendo una especie de dragón caracol y la insignia "El modelo fallido de Xi". Eso, pese a que China se expande hoy a entre 5 y 6 por ciento anual, mientras los países del G7 crecen apenas a 2 por ciento promedio -la mayoría de ellos, a menos de 2 por ciento-.
China enfrenta varios desafíos, sin dudas. Sobre eso conversó Cash con Mario Quinteros, ex diplomático argentino en China y otros destinos sobre todo de Asia, y actual consultor de empresas en Guangzhou, una de las ciudades más pujantes en toda la historia china y, en el siglo XXI, uno de los polos del descomunal prodigio de desarrollo y tecnología que es el área sureña de la Gran Bahía, donde también se ubican Shenzhen, Hong Kong, Zhuhai, entre otras ciudades y municipios.
-En occidente, muchos insisten con que China se frena ¿En qué momento del ciclo económico/productivo ves la economía china, la segunda mayor del planeta luego de Estados Unidos?
-Las predicciones sobre desaceleración china (cuando no un descalabro, según los más exagerados) no son nuevas. Las escuchábamos cuando China crecía a tasas de 10 a 12 por ciento anual en los años ‘90. Lo que sucedió, y es algo bastante natural, es que esas “tasas chinas” se fueron estabilizando en las últimas dos décadas en torno al 5 y 7 por ciento, nivel mucho más sustentable y razonable para una economía que ha madurado muchísimo en los últimos 40 años.
- ¿Por qué etapas pasó ese proceso de los últimos 40 años, desde la Reforma y Apertura de Deng Xiaoping en el post maoísmo hasta Xi Jinping?
-Ese proceso fue mucho más veloz que en otros lados, pero en etapas. Las primeras se aceleraron por la magnitud de los factores de producción ociosos - en especial, el trabajo- que se incorporaron al proceso de desarrollo. Con el tiempo y la consolidación del despegue, las tasas perdieron impulso. Yo diría que hoy China está en los albores de otro auge dada la irrupción de nuevas tecnologías y procesos de producción, así como a una fuerza de trabajo mucho mejor calificada que en ciclos anteriores. Nuevas tecnologías y técnicas productivas, una fuerza laboral más calificada, una fuerte vinculación entre investigación científica y producción industrial y, por sobre todo, la percepción de las capas dirigentes sobre la importancia de llevar al país a un lugar protagónico en el mundo están impulsando este proceso de desarrollo socioeconómico y de cambios tecnológicos.
-Siempre aparece la especulación y el boom inmobiliario como un riesgo. ¿Cuál es el rol del sector público y del privado en ese asunto y cómo afecta, o no, el desenvolvimiento económico chino?
-El sector inmobiliario es una parte importante de la economía china, no solo en cuanto a los capitales que mueve, sino a la cantidad de sectores productivos que involucra, desde servicios de transporte hasta producción de acero, cemento, entre otros. Estructuralmente, cumple el mismo rol que en cualquier otro país avanzado. Pero además, socialmente la construcción (y servicios accesorios) revisten un papel significativo para los ciudadanos porque todos quieren tener su propia casa. Y la gran mayoría en China la tiene, hay muchos más propietarios que inquilinos. En teoría, el Estado es el dueño de la tierra, pero el usufructo de la casa es privado y se puede vender o comprar como en cualquier otro lugar del mundo. Eso fue producto de una medida de la Reforma y Apertura que, cuando venza en unos años, habrá que ver cómo sigue, posiblemente se renueve.
-En tu ciudad, Guangzhou, se hizo famoso el caso de la caída del coloso Evergrande, donde el gobierno encarceló a sus propietarios y reguló la crisis para evitar que se expandiera. ¿De qué se trató ese caso?
-Quizá el boom inmobiliario estalló por la demanda por la casa propia, más un momento en que la economía digital no había avanzado tanto ni era fuente de inversiones y ganancias como ahora, y se invertía más en “ladrillos”. Por un lado, grandes grupos inmobiliarios que vieron el negocio. Y por otro, los municipios lo alentaron (más aún en medio de un enorme proceso de urbanización en China) para recaudar más y fondear sus presupuestos. Ahora bien, cualquier suceso en el mercado inmobiliario tiene repercusiones que trascienden lo económico, la gente se inquieta. Y como el núcleo de la sociedad china es, desde hace siglos, la familia, y en la percepción colectiva, ella debe ser propietaria de su vivienda, fue esa dimensión social lo que profundizó la percepción de crisis cuando comenzó un inevitable ajuste en los valores relativos de los inmuebles. En cualquier caso, si bien las consecuencias del reciente bajón inmobiliario están aún lejos de ser completamente neutralizadas, el gobierno tomó importantes medidas para que la crisis no desborde. Hasta el momento, parecen surtir efecto.
-Xi encara muchas reformas internas (en empresas estatales, en el excedente productivo, etc.). ¿Qué posibilidades y obstáculos tiene para llevarlas a cabo?
-Como me señalabas en una pregunta anterior, el proceso de reforma y apertura en la economía china se inició con Deng, a fines de la década de 1970. Esto es, ya lleva medio siglo. Y continua vigente, habiéndose ya integrado en los programas y directivas gubernamentales para las próximas dos décadas. China tuvo que ir ajustando el ritmo e intensidad de las reformas según las nuevas condiciones. Si se considera el estado inicial de la economía y el grado de desarrollo chinos de 1978 y se lo compara con la actualidad, es bastante claro que hubo importantes cambios positivos en los indicadores económicos y sociales. Pero también resultan claros los problemas aún por resolver. Lo importante, quizá esencial, es que en todo este proceso el rol de la centralidad del Estado en planificar y conducir el ciclo económico se mantuvo. También muy importante es el papel asignado al sector privado para que el sistema funcione.
-¿Cuál es el peso de los empresarios privados?
-Son responsables por más o menos 2/3 de PBI. Una característica del sistema de gobierno es la particular articulación, de sintonía fina, entre la planificación (central y local) y el accionar e intereses del sector privado, al que se agrega un importante núcleo de empresas de propiedad estatal que en general actúan y gestionan como las de capital privado.
Disputa tecnológica
Hay taxis que ya van sin conductor en muchas ciudades chinas. Un hombre, en plena pandemia de 2020, se quedó sin cigarrillos y un dron se lo llevó al balcón de su edificio. Un argentino que no sabía el idioma hizo que un robot de su hotel reciba al chico del delivery y le suba el plato solicitado hasta su habitación. La llamada “inteligencia artificial” (IA) ya maneja desde el servicio de planificación de trenes del país -y es el mayor del planeta-, hasta puertos inteligentes que en 24 minutos hacen lo que antes tardaba 24 horas: organizar toda la movida de contenedores, camiones, carga, imaginable en un puerto gigantesco.
El auge tecnológico y la aceptación frenética de su población a la era digital es un dato sobresaliente de la actualidad china. Y ese avance, que marca el pulso de la superación de ese país por sobre otros occidentales, pisándole los talones a Estados Unidos, es lo que inquieta al atlantismo globalizador y el que explica la batalla que le plantean a Beijing en diversos planos. Sobre esos temas continuó la entrevista.
-China apuesta fuerte por las nuevas tecnologías en el consumo interno como pilar de su expansión. ¿Cuáles son y qué efectos tienen en la población?
-China es el que tiene (o tendrá pronto) el mayor mercado doméstico del mundo, con una población que supera los 1400 millones de habitantes y en el que crece la clase media. El nivel de ingresos le permite a la gran mayoría de ellos el acceso a un menú muy variado de bienes y servicios, una economía que sostiene una gran base industrial respaldada por una estructura científico tecnológica (universidades, centros de investigación públicos y privados) de las más importantes del mundo y un sostenido apoyo gubernamental al desarrollo económico, tecnológico y social del país. Estos son los principales factores que explican el surgimiento chino en estas décadas como una de las principales potencias industriales y tecnológicas. Los efectos que este impactante proceso han tenido en la población están, al menos los de corto plazo, a la vista: solo basta ver fotografías cotidianas de China de hace cuarenta años y compararlas con la realidad corriente para apreciar la profundidad de los cambios. Resumiendo: es innegable que el ciudadano chino promedio tiene hoy condiciones de vida que a su generación anterior le hubiese sido difícil siquiera imaginar. Ya a partir de la segunda mitad del siglo XX, luego del triunfo de Mao Zedong, China inicio un importante proceso científico técnico que se mantiene consistentemente hasta hoy con resultados como, por ejemplo, el reciente descenso controlado en la cara opuesta de la luna de una nave y la recolección de muestras del terreno. Las consecuencias (en particular las sociales) en el largo plazo de todo este proceso de cambio y desarrollo económico no son fáciles de prever.
-¿Cuánto distrae recursos a China para sus reformas la disputa que le plantea occidente, básicamente EE.UU., en la batalla arancelaria, tecnológica, geopolítica?
-Esa pelea principalmente con los norteamericanos, más la Unión Europea como aliado menor, es en última instancia por la preponderancia científico-tecnológica: el bando que desarrolle más su capacidad de investigación y la de innovar será quien logre predominar comercial y políticamente. Pasó siempre en la historia desde que alguien desarrolló, por caso, la tecnología del bronce para las puntas de flecha que demostraron ser mucho más efectivas que las de piedra. En este sentido es importante recordar que China, desde la época del fin de la dinastía Qing (la que caída en 1911 dio lugar al período republicano) ha procurado, si bien inicialmente con altibajos, cerrar la brecha tecnológica con Occidente. Por el momento, no parece que la disputa haya resultado en mermas significativas en el dinamismo de estos avances chinos de ciencia y técnica, aunque bien podrían aparecer problemas en el futuro, sobre todo en ciertos campos como chips, o microprocesadores, que tienen un gran efecto multiplicador en varias industrias. Dado el importantísimo rol que juegan los adelantos de la ciencia en el desarrollo, es fácil entender las razones que impulsan las políticas de occidente que intentan a limitar las capacidades tecnológicas chinas. En este sentido conviene recordar que el conocimiento (las tecnologías) no conoce barreras infranqueables y que ningún grupo o país puede mantener una superioridad indefinidamente en ese campo.