“Hay una violencia que uno ejerce cuando escribe. Todo acto de escritura es violento porque uno tiene que sacar algo que pertenece al mundo interior, al exterior. Hay fuerza y dolor, como en un parto, imagino. La vida es violenta. Hay que perder la moral o el juicio sobre lo que no es agradable de uno mismo. Quién se dedica a escribir no puede juzgar lo que dice con una vara social. Porque a veces uno trata de reflejar aquello que vivió o vio dejándolo intacto, sin intervención del yo moralista", reflexiona el reconocido dramaturgo y director, Juan Gabriel Miño, acerca de su primer libro de poemas “No toda la vida vamos a estar juntos”. A tono con el poema que inicia el libro, que reza "Así que sí, ¡ódienme! No tengo ningún problema// pero organícense para odiarme", el poeta oriundo de Laferrere escribe sin tapujos sobre un mundo que cada vez se torna más cruel.
En la contratapa, Marie Gouiric nos recibe así: "Bienvenides a un libro escrito para quienes creen sufrir la soledad y el abandono, y todas las consecuencias de la incomprensión". Dani Umpi también se pregunta sobre ese corazón de poeta que parece latir y derramar sangre, en vez de lágrimas: "¿le vendría bien un hijo? ¿Un novio? ¿Otra cerveza?".
Publicado por la editorial Mansalva, se trata de un libro con poemas mundanos que despegan de la realidad y trazan una vertiente ultra violenta de lo posible. Con ese gesto le sacan y le ponen el disfraz y la brillantina a la ciudad que nunca duerme. Quien escribe mira la Capital Federal con los ojos del que es parte, pero que todavía guarda unos anteojos de turista. Aún ve lo bárbaro, en su doble acepción. La barbarie que habita en él y los que lo rodean y a su vez, lo “bárbaro” del anonimato, los miles de bares, la noche como un kiosco, donde adquirir placeres: “después del trabajo la vida se vuelve un portal// El paraíso de los bares// qué bruto soy al escribir// no escondo nada".
Laferrere está presente en la obra aunque el poeta haya tenido que ir alejándose por trabajo. “A los 19 años me fui de la casa de mis padres. Para mi generación es bastante temprano, pero siento que tuve como un devenir geográfico en el cual me transformé. Yo nací en una calle de tierra, no estaba asfaltado, y poco a poco me fui alejando de eso simplemente por necesidad", afirma.
En ese devenir porteño siente que perdió la comunidad y ganó un aprendizaje sobre la soledad. “Allá en Laferrere, donde estaba mi familia, siempre hubo barullo, bullicio, entonces todo era en comunidad. Grupos grandes para los asados, los encuentros, las reuniones familiares. Había mucho ruido porque éramos muchos y de repente, al crecer e irme del conurbano aprendí a estar solo. Cenar solo en una pizzería, lo cual trae una cosa extraña que es un poco de dolor, porque hay un duelo en soltar esa colectividad en la que uno se crió para aprender a lidiar con estar en una ciudad, y ser una parte más de un montón de desconocidos", afirma.
En “No toda la vida vamos a estar juntos” hay permanentes alusiones al mundo del trabajo. Por alguna razón, es un tema que suele escasear en los libros de poesía, sean o no autobiográficos. "La cito mucho a Gouiric cuando dice "los poetas o los escritores también venimos de clases trabajadoras". Me parece importante decirlo. Parte de nuestras opacidades o sombras vienen desde una realidad aplastante y de cosas bellísimas que nos rodean, como el sol, como el aire o los paisajes, pero también a mis treinta y pico de años en Buenos Aires lo que más tengo que hacer es trabajar. El trabajo, en un momento, se vuelve una sombra muy grande en la vida de las personas y con la que tenemos que lidiar e ir exorcizando", afirma. Mientras, el poema dice "Qué calor tan lindo, por favor// Este cielo es un lujo//Otro día más en el que voy a trabajar duro//para que la tristeza aireada//no me toque".
La poesía le permitió observar al mundo con una mirada renovada o distinta. “Marie dice también que hay que construir un lenguaje que pueda mejorarlo todo. En ese creo”, afirma. El poemario tematiza la muerte, la propia, la ajena: su padre falleció hace algunos años y continúa presente en su escritura. "De tanto evitar dormir//aparece la muerte//pone sus brazos y su pelo//sobre mi cuello//en la madrugada y en camas ajenas//sobre mi nariz húmeda y nocturna//qué linda que sos, qué ganas de tener sexo con vos//yo voy a ser un chico que muera así", dice.
“La muerte para mí es un factor que me ilumina, me activa la vida. Pensar que todos los días pueden ser los últimos, me ayuda. De alguna forma, la poesía es una manera de hacer menos nimios los días, de dejarles una impronta o marca de celebración,” afirma.
Una amiga le dijo que la escritura es un hecho colectivo y así aprendió que no existe el camino del escritor en soledad. Que ese camino, a lo sumo, está plagado de otros compañeros, amigos escritores, editores, correctores. “Yo tengo un ángel guardián con quien hago todos los procesos de escritura. Con ella reviso todo y un poco te vas dando cuenta que te va moldeando. No es un proceso de uno como creador que va a hacer todo. Uno es el escritor de las cosas, pero si no te acompaña un buen equipo, no lo podrías hacer. Y un buen equipo son las personas que amás, quien te hace la comida a la noche, si es que alguien te la hace, eso es un buen equipo", afirma. La lectura para él también es colectiva, por eso agrega que le daría mucha felicidad ver circulando su libro de mano en mano. “Yo no quiero que cada uno tenga su ejemplar, quiero que sea algo que se pueda ir pasando", dice.
“No toda la vida vamos a estar juntos” se presentará este viernes a las 18hs en Mar del Plata, en el Espigón de los pescadores. "Es el único restaurante que está metido en el medio del mar porque es en el fondo del muelle y tiene unos ventanales en donde se puede ver el mar absoluto”, afirma el poeta. Durante la presentación lo acompañarán los marplatenses Matías Moscardi, Luciana Camaño, Mariana Pellejero y la santafesina Consuelo Iturraspe, socia de su proyecto editorial, Ediciones Luismi.
“No soy marplatense, pero sueño con serlo", afirma el poeta. "De hecho, Moscardi me dijo que era muy marplacentrista hacer la presentación primero allá". La ciudad costera este fin de semana se convertirá en un festín literario, ya que sábado y domingo tendrá lugar Invierno, una feria de editoriales y gráficas organizada por la librería El gran Pez. Una oportunidad ideal para lectores y lectoras.
Quienes no vayan este fin de semana a Mar del Plata pueden conseguir el libro en librerías en la web de la editorial Mansalva.