Germán “Pecho” Anzoátegui, de La Manos de Filippi, sigue con resignación por Telesur la contienda presidencial entre Donald Trump y Hillary Clinton. Gaspar Benegas, abstraído, inspecciona una vieja guitarra criolla que acaba de reciclar Hernán “Cabra” de Vega. La escena sucede en la casa-sala de los autores de Los métodos piqueteros en La Paternal, un espacio que abren a músicos amigos y bandas satélites. Una de ellas es La Mono, el novísimo power trío que Benegas comparte con el bajista Lucas Argomedo y el baterista Ramiro López Naguil. “Arrancamos con una búsqueda instrumental y pretendíamos hacer algo deforme, que tuviera un sonido nuevo, pero después entró Lucas y empezamos a armar canciones”, dice el guitarrista sobre Experimento, el primer disco de este proyecto que respira grunge, hard rock, garage, rap y punk. Hay crudeza, pero a la vez un trabajo melódico que le da lugar a la canción. “No salimos a la búsqueda de algo específico, sino de lo que apareciera; el sonido es la suma de los gustos de los tres”, sintetiza Gaspar, quien es, además, uno de los guitarristas del Indio Solari y que en La Mono debuta como vocalista. En realidad, todos forman parte de otros proyectos: Lucas toca en la banda de Lisandro Aristimuño y Ramiro acompaña al Bahiano. Pero la idea es poner muchas energías en La Mono: “Tocar todo lo que podamos, ir al interior y tratar de mover la banda en Capital, un territorio difícil”, dice Ramiro. “Y que no se corte el disfrute”, resalta Gaspar, de palabras cortas y directas. “Si vas a tocar a un festival donde el micrófono te da corriente o tocás a las cinco de la tarde cuando están limpiando los baños, no lo disfrutás, termina siendo un desgaste”, dice Gaspar, consciente de la madurez artística de él y sus compañeros. “Hay lugares a los que nos gustaría ir, pero no cuentan con la técnica adecuada para sonar como quisiéramos. Preferimos tocar poco y bien; hay mucha viola quemada ya y no tenemos la necesidad de tocar que tienen los pibes de quince años”, remata.
La canción que abre el disco es La clase santa, dueña de una oscuridad en la voz y en el sonido que remite directamente a los últimos discos del Indio. El hermetismo del exRedondos es tal que ni siquiera los músicos de su banda saben cuándo saldrá un disco o habrá un concierto. Al momento de la nota con el NO, hace menos de un mes, Gaspar no sabía nada sobre el show en Olavarría que el Indio anunció para el 11 de marzo. “Lo tengo que llamar... necesito alguna certeza, para poder organizar la gira de verano con La Mono”, bromea Gaspar. La banda acaba de estrenar un video, a seis cámaras, de Animal y ya prepara los clips de Semidiós y Autodestrucción. “Todos trabajamos como sesionistas, y este es el lugar donde podemos aportar nuestras composiciones, ideas, letras y armonías. Nos gusta ese equilibrio”, suma Lucas, bajista y chelista. “¡En el próximo disco queremos meter más chelo!”, lo apuran sus compañeros y él responde, medio en joda: “Igual, el chelo nunca se escucha en los shows”.