Un relevamiento realizado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) determinó que el consumo aparente de carne vacuna por habitante entre enero y mayo de este año fue equivalente a 44 kilos por año, quedando 15,9 por ciento por debajo de igual período de 2023. Es la cifra más baja en por lo menos quince años, y si se la compara con los 62 kilogramos de consumo anual per cápita del año 2013. el nivel actual se ubica en un 30 por ciento abajo.
Medido en volumen total, el consumo aparente de carne vacuna en el mercado interno sumó en los primeros cinco meses del año 860 mil toneladas (res con hueso), un 14,9 por ciento menos que en el mismo período del año anterior. El informe de CICCRA destaca que, exceptuando los primeros cinco meses de 2020, cuando ya se había desatado la pandemia, el nivel de consumo aparente total de enero a mayo es el más bajo en tres décadas para ese mismo período del año.
La caída en el consumo de carne vacuna se verifica pese a que en los últimos meses se moderó el aumento de precios, pero por sobre niveles muy elevados alcanzados en los meses anteriores. Se observa así, según las cifras del Instituto para la Promoción de la Carne Vacuna (IPCV), que el aumento promedio del kilogramo en mostrador fue en mayo del 3 por ciento. Y en el acumulado de los últimos seis meses (incluyendo en consecuencia a diciembre de 2023) llegó al 48,4 por ciento. Ambos indicadores se ubican por debajo de la evolución general del índice de precios al consumidor.
Sin embargo, el precio de la carne vacuna arrastra un fuerte aumento en la segunda mitad del año pasado. Como consecuencia, cuando se mide el aumento acumulado interanual (los precios de mayo de este año contra los del mismo mes del año pasado), el indicador arroja un aumento del 283,1 por ciento, por encima de la inflación minorista según la medición del Indec.
Según el titular de CICCRA, Miguel Schiaritti, se observa una caída en general del consumo de alimentos, lo cual considera vinculado directamente a la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos de la población. Aunque en el caso particular de la carne se verifica un corrimiento del consumo desde los cortes vacunos hacia el pollo y el cerdo, que estarían actuando como alimentos sustitutos dada la diferencia de precios existente.
El informe de precios del IPCV para el mes de mayo refleja que el precio promedio del kilogramo de carne vacuna en la zona AMBA se ubicó en 7373 pesos. En tanto que el precio promedio del pechito de cerdo para ese mismo mes alcanzaba a 4420 pesos y el kilogramo de pollo, a 2539 pesos.
Las variaciones de precios en mayo del pollo resultaron más altas que las de la carne vacuna, con un alza del 4,7 por ciento, mientras que el precio promedio de la carne de cerdo verificó un descenso en el mismo mes del 0,9 por ciento. En estos casos, la muestra del IPCV abarca los comecios de AMBA, Córdoba y Rosario, con el relevamiento en supermercados y carnicerías de cada uno de ellos.
Si se observan las variaciones de precios de los tres tipos de carne con respecto a un año atrás, se entiende más claramente el vuelco del consumo hacia el cerdo y el pollo. Siempre en relación a mayo de 2023, mientras que el precio promedio de la carne vacuna (como se señaló más arriba) aumentó 283,12 por ciento, la variación de precio del kilogramo de pollo fue de 249,1 por ciento y la del kilo de pechito de cerdo, de 231,4 por ciento.
Pese a este comportamiento del consumo, Schiaritti señaló que la industria frigorífica mostró "signos de mejoría en mayo" en comparación con abril, aunque el nivel de la actividad sigue por debajo de la del año pasado. Según explicó, esto se debe "a factores climáticos que llevaron a una liquidación de vientres y a la venta anticipada de hacienda, impactando en la disponibilidad de animales para faenar este año".