Veintiséis integrantes de comunidades originarias de las localidades de Santa Victoria Este, General Ballivián, Embarcación, Coronel Juan Solá (o Morillo) y Tartagal recibieron sus certificados de conclusión de la Diplomatura en Interpretación y Traducción Intercultural Wichí Castellano para el Acceso a la Justicia, que desde 2021 se dictó en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta y es la primera experiencia de este tipo en el país.

La diplomatura surgió del Consejo Wichí Lämthes, y se concretó por la labor colaborativa de este Consejo de Lengua Wichí, el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades-Conicet y la Facultad de Humanidades, y contó con el acompañamiento de las organizaciones Tepeyac y Asociana. 

Según describieron sus organizadores, la Diplomatura “brinda formación lingüística, cultural y jurídica con miras a que sus estudiantes puedan desempeñarse como traductores e intérpretes wichí-castellano en instancias vinculadas con procesos judiciales”. 

El dictado implicó un proceso en el que los y las docentes debieron adecuarse a los tiempos de la cosmovisión indígena, y a las falencias de los servicios públicos en los lugares donde estas comunidades residen. El cursado fue mixto, hubo instancias de presenciabilidad, de semipresencialidad y virtuales. 

"Fue una experiencia muy interesante porque los estudiantes tuvieron muy buen desempeño en términos académicos y de cumplimiento con los requisitos de asistencia, de entrega de trabajos, lo que contrasta con la realidad del sistema educativo donde es limitado el acceso que tienen los integrantes del pueblo wichí, sobre todo a formaciones universitarias", valoró la abogada Cecilia Jezieniecki, coordinadora de la diplomatura. 

Jezieniecki contó que quienes organizaron la diplomatura interpretan que "el hecho de que haya sido una formación específica" en la que las y los docentes y la coordinación se adaptaron a la realidad del estudiantado y no al revés "fue clave para tener tan buen índice de retención". "La experiencia fue demostrativa de que cuando las propuestas nacen interculturales y el sistema se adapta a la realidad de las comunidades indígenas, tienen buenos resultados", ratificó. 

Algo similar dijo Carina Gutiérrez, de la comunidad Misión Chaqueña, en el departamento San Martín, a cinco kilómetros del río Bermejo. "Las clases fueron muy fructíferas porque a la vez ellos aprendieron de nosotros, aprendieron cómo somos como pueblo", coincidió. 

Profesora en ciencias políticas y docente de wichí, hija de un auxiliar bilingüe, Carina consideró como "más importante" todavía que el sistema judicial sea "uno de los primeros organismos del estado que sí entiende como son los procesos de enseñanza aprendizaje por parte de nosotros, cómo aprendemos en realidad, que tenemos un ritmo muy diferente al de cualquiera que no sea de los pueblos originarios". 

"No digo por la barrera idiomática, simplemente es adecuarse al otro, ponerse en el lugar del otro y entender al otro”, eso ocurrió con les docentes de esta diplomatura y por eso se pudo concretar, dijo. "El interés fue mutuo por eso fuimos acompañando docentes y estudiantes, y por eso tuvo resultado este proyecto”.

Traducir e interpretar

“Traducción e interpretación es algo muy cotidiano para nosotros, así que si nos llaman del Poder Judicial solo sería un poquito más desafiante para nosotros, porque todo el tiempo la gente pide ayuda”, dijo Carina. 

Por ejemplo, suele ocurrir que alguien se da con que tiene un home banking pero no tiene un celular, no sabe quién hizo el trámite, no sabe cómo darse de baja, “así que todos esos trámites que parecen muy chiquitos forman parte de nuestra práctica ya, de traductor y de intérprete a la vez. (La diplomatura) nos ayuda un montón porque cuando me presento ante una institución ya digo directamente vengo porque soy intérprete o porque soy traductora, ya con esa seguridad la otra parte coopera”.

Dora Fernández, de la comunidad wichí Lote 75, en Embarcación, también habló de las dificultades adicionales que soportan como habitantes alejadas de los grandes centros urbanos. En ese sentido, dijo que la diplomatura “no fue tan fácil”, porque a veces no podían acceder a internet y "en cuanto a los contenidos, es un poco difícil lo jurídico”.

Dora se recibió de maestra especial de la modalidad aborigen (MEMA), ahora trabaja como auxiliar bilingüe, y desde hace 25 años es parte del Consejo Wichí Lämhtes, que trabaja sobre la gramática wichí.

Dora resaltó la dificultad para “entender las dos lenguas, el wichí y el español”, y las dos culturas, pero consideró que la diplomatura es útil para facilitar el acceso judicial, sobre todo a las mujeres de su pueblo que "a veces tenemos muy, pero muy poco acceso jurídico", y que en un contexto de dificultades diarias, sufren "casos de violencia de género, abusos, maltratos, desnutrición", la pelea por el territorio, el agua.

Vienen al recuerdo de Dora casos de personas que afrontaron causas judiciales sin nadie que les ayudara a comprender su situación. “Hubo casos de gente que fue detenida sin intervención de algún intérprete", aún cuando es sabido que "no podemos dominar bien la segunda lengua, que sería la española”, lamentó.

Por esas diferencias, aparecen complicaciones adicionales. Por un lado, hay términos técnicos legales que en wichí no tienen una palabra equivalente, por lo que deben ser creadas. Por otro lado, el wichí tiene formas dialectales que varían según la zona. Solo en Salta hay al menos nueve formas distintas de hablar el wichí. Estas complejidades aparecieron ya en las primeras clases de esta diplomatura. 

En cuanto a los tecnicismos, en wichí no existe el verbo robar, por ejemplo. Esta palabra dice mucho de las dos cosmovisiones que dialogan en la diplomatura. No existe término para designar el acto de quitar lo ajeno con violencia porque en el Pueblo Wichí no hay propiedad privada

“Por eso digo que es un camino largo” porque “uno tiene que buscar la manera correcta de cómo interpretar dentro del Poder Judicial”. ”Es un proceso bien largo”, insistió Dora, una de las que trabaja en la creación de nuevos términos wichí para traducir técnicismos jurídicos. 

La creación de nuevos términos generó "un debate en las primeras clases, porque teníamos que llegar a acuerdos” y por “las diferencias dialectales que hay en la provincia de Salta en el Pueblo Wichí”, añadió Jacobo Argamonte, auxiliar docente bilingüe que también cursó la diplomatura. Es del norte más extremo, de la Comunidad Fiscal 51, en el municipio de Rivadavia, más conocido como Rivadavia Banda Sur. 

Comunicarse con él para esta nota fue una demostración práctica de las dificultades para acceder a servicios elementales, como la internet y la señal de telefonía. Jacobo tuvo que alejarse 30 kilómetros de su Comunidad para tener buena señal, lo mismo hacía para las clases virtuales de esta cursada.

Opinó que la diplomatura "hacía falta". “Acá en Rivadavia hubo muchos casos que se podrían haber evitado (con la intervención de traductores e intérpretes que ayudaran a esclarecerlos), o uno podría haber ayudado”, “tratar de mediar”, “entre los que entienden el wichí y los que no”. “Tratar de explicar para que las dos partes entiendan todo esto”, sostuvo. 

Como antes Carina, Jacobo consideró que la diplomatura da un respaldo. "(Podés) decir soy intérprete, me preparé y ya puedo estar acá, porque el Estado, el Poder Judicial y la Universidad nos avalan”. 

Prácticas en el Poder Judicial

De la entrega de certificados, el 7 de mayo, participaron, entre otras personas, el rector de la UNSa, Daniel Hoyos, la presidenta de la Corte de Justicia de Salta, Teresa Ovejero, y el procurador general de la provincia, Pedro García Castiella. El Poder Judicial juega un papel central para la aplicación de los conocimientos adquiridos en esta diplomatura. 

De hecho, la Corte firmó un acuerdo con la Universidad para que los diplomados hagan prácticas de formación ad honorem. Esto les permitirá conocer el funcionamiento judicial y desempeñarse como intérpretes en procesos judiciales, explicó Jezieniecki. "Esperamos que la firma del convenio sirva para lograr el ingreso de intérpretes wichí castellano al Poder Judicial", lo que "sería una gran herramienta" para mejorar el acceso a la justicia de la población wichí, dijo.

La idea es que estas prácticas se hagan en Orán y Tartagal. El Poder Judicial asumiría el coste de los viáticos, pero aún resta ver qué estudiantes harán estas prácticas. "No es fácil, por las distancias", explicó Carina. 

Actualmente el Poder Judicial de Salta recurre a intérpretes, pero realizan esta actividad ad honorem y sin formación específica. 

Esta Diplomatura fue premiada como proyecto ganador del “Reconocimiento Ing. Marcelo Nívoli a la Vinculación Tecnológica” del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, en el marco del eje “Justicia y Derechos Humanos”.