Sofía Ottogalli se siente perseguida política. Ella, junto a otras 32 personas, fue detenida la semana pasada cuando protestaba en el Congreso en contra de la Ley Bases que impulsa el Gobierno de Javier Milei. Horas después de recuperar la libertad, contó por la 750 cómo fueron los abusos y el maltrato cuando fue privada de su libertad y explicó los motivos políticos detrás de toda esta operación judicial y mediática.
Sofía, estudiante, niñera y madre de dos hijos, estuvo presa desde el miércoles a la tarde hasta el viernes a la madrugada. Las condiciones de su detención fueron “terribles” e “inhumanas”, según sus propias palabras. Y los maltratos por parte de la policía, constantes.
“Nos llevaban de un lugar al otro - relató - en ningún lugar nos decían que había lugar para quedarnos. Nunca nos decían por qué causa estábamos. Nunca podíamos ver un abogado. Estuvimos más o menos 15 horas en una camioneta esposadas. Nos llevaron a una diagonal en el Obelisco. Todo esto porque suponíamos donde estábamos. Porque no nos decían”.
Además, contó que no le permitían hablar con ningún abogado. "Nos decían que no se había presentado nadie, siendo que ya afuera de los lugares estaba lleno de gente. Estuvimos muchas horas ahí. No nos dejaban ir al baño. Nos llevaron a la comisaría número 4. Ahí nos decían que había lugar para nosotros. Finalmente, nos dicen que no. Nos trasladan a la comisaría 15 y dormimos en la camioneta”, detalló.
Tras pasar toda la noche esposadas en una camioneta, las metieron en una comisaría repleta y las dejaron tiradas en un pasillo, todavía esposadas y sin acceso a comida o agua. “Nuestros familiares nos mandaban agua y a nosotros no nos llegó en ningún momento. Nunca nos dieron comida. Si era por ellos, estábamos tres noches sin comer”, denunció.
Por eso no llama la atención que Ottogalli revele que los traumas que quedaron son severos y que su salud mental está muy afectada: “Lo que se vivía era una situación de miedo y amenaza constante. Estábamos reclamando que necesitábamos ver a nuestra gente para contarles en qué situaciones estábamos. Para saber de qué se nos acusaba. Porque en ningún momento nadie nos leyó ninguna causa”.
De hecho, las hostilidades policiales estuvieron a la orden del día: “En un momento nos empezaron a decir 'a nosotros no nos importa que sean presas mediáticas' y nos ninguneaban, nos trataban mal. Y no entendíamos qué quería decir. Hasta que nos empezamos a dar cuenta de que afuera había una movida muy grande”.
Para Sofía, el entramado político está claro: “Se siente una locura total. Inmediatamente después de que salí, Stornelli sale con esta línea de que todos los presos tienen que volver a entrar. Mi salud mental está muy mal. Hace noches que no duermo bien. Siento que estoy siendo perseguida políticamente”.
“Ahora capaz que liberaron a la mayoría no tengo tanto miedo. Pero igual se vive con miedo. Yo la verdad es que terrorista no soy. Soy madre de dos hijos, estudiante, niñera. No tiene sentido nada de todo esto. Quieren generar miedo y criminalizar la protesta. Que la gente no vuelva a salir a la calle”, finalizó.