En la reforma del '49, cuando el BCRA quedó bajo la órbita del Ministro de Economía, el peronismo tuvo la prolijidad jurídica de modificar la Carta Orgánica para tal fin. Hoy, el abordaje se parece más a una toma. Caputo no solo sigue designando a las autoridades, sino que comunica a viva voz que ha terminado la temporada de tasas de interés negativas. Como un timador de feria, se sienta en el puesto del BCRA e invita a acertar en el juego de las tasas. Muestra tres tasas: la de devaluación, la de inflación y la de interés; las mueve a voluntad y nos anima a arriesgar cuál esconde el premio.

Tras la devaluación más grande de la historia, la tasa de cambio fue mantenida constante con un crawling peg de 2 por ciento. La tasa de interés fue bajada de un dedazo en la mudanza de los pasivos remunerados del BCRA a las licitaciones del Tesoro y el fin de las tasas mínimas a los ahorristas. La inflación fue disparada en diciembre solo para verla caer, o según la teoría de la relatividad, para que parezca que cae.

Ahora Caputo anunció que las tasas de interés serán positivas, sugiriendo cuál hay que elegir para ganar. No tanto por la distracción de la inflación de mayo, sino porque hay zona liberada para subir las tasas nominales, cosa que algunos bancos ya empezaron a hacer.

Es una ilusión pensar que la baja tasa de inflación de mayo es suficiente para decretar un nuevo régimen. Sobre todo después de haber sido intervenida con la postergación de los aumentos en servicios públicos, las paritarias reprimidas y la actividad en las profundidades debido al ancla fiscal recesiva y los amarres del cepo, lejos de la superficie donde arrecian las fuerzas de la oferta y la demanda.

Lo que pasó es que apareció el dueño del circo. El FMI abrió la boca y ubicó en la góndola al libertario. Sobre el swap dijo que “los compromisos firmes de China están en su lugar”. Quién sabe qué imagen tenga preparado el protocolo chino ante la visita de Milei. Por eso, no hay que escuchar al león, sino al FMI.

En su documento de la octava revisión del Acuerdo Extendido dice que hay que preparar los “colchones”, que nos casamos con el Fondo el año que viene. Se viene un nuevo ciclo de deuda “para fines de 2025 (o antes, si es posible), con el objeto de gestionar mejor las obligaciones externas”. Es que para 2025 vencen obligaciones en moneda extranjera por un monto similar a las reservas actuales y el show libertario no ha conseguido un dólar del mercado global.

Respecto a la financiación doméstica, el FMI dijo que valora “el alejamiento de los valores vinculados a la inflación y al tipo de cambio”. Elige la tasa nominal pura y dura para tentar la entrada de capitales. No descartemos el motivo precaución por una corrección cambiaria en carpeta oculta.

También pide “reducir aún más los gastos fiscales y externos”. En las ferias argentinas nunca existió el juego de las tasas. El juego de feria criollo es el sapo. Parece que esta vez no será la excepción.