Como en sus libros anteriores, El abanico de seda, El pabellón de las peonias, Dos chicas de Shangai y La isla de las mujeres del mar, Lisa See escribe dentro del género “novela histórica”. En este caso, El círculo de mujeres de la doctora Tan toma el personaje de Tan Yunxian, una médica china que escribió un libro sobre su oficio en el siglo xv. Alrededor del momento en que Colón llegaba a América, cuando en Europa no había nada semejante, la doctora Tan abrió un nuevo campo de conocimientos, la “medicina para mujeres”. Como suele pasar en el género, la autora se preocupa mucho por señalar el paso del tiempo: cada capítulo está encabezado por la fecha china de los acontecimientos y, entre paréntesis, la fecha occidental. En los interesantísimos “Agradecimientos” del final, se enumeran las fuentes escritas y las personas que ayudaron a See a contar la cultura china de esa época con enorme detalle: ropa, medicina, comida, costumbres, ritos, jerarquías, espacios arquitectónicos, funcionamiento de la justicia.

La autora da el poder de la palabra a Yunxian, la protagonista, que narra su propia vida desde la muerte de su madre -ella tenía ocho años- hasta sus cincuenta, momento en el que escribe la Miscelánea de casos de una doctora con la ayuda de Meiling, su amiga “de pies grandes” (es decir, de clase baja: las mujeres de clases más bajas no “vendaban” los pies de sus hijas, como sí hacían las madres de las más altas). Yunxian se expresa siempre en presente y así, el relato adquiere un ritmo poderoso y emocionante que See utiliza para abrir frente a sus lectores un mundo que, en Occidente, nos es exótico y casi desconocido porque está muy lejos tanto en el tiempo como en el espacio. Los detalles y hechos que se cuentan pintan minuciosamente una cultura compleja, barroca, fascinante que, para esos tiempos, a diferencia de Europa, ya había reunido un impresionante cúmulo de conocimientos en muchos campos, medicina incluida, incluyendo por ejemplo un antecesor de la vacuna.

See ordena el relato en cuatro partes que corresponden a las etapas de vida de las mujeres en la tradición china. Ese orden plantea una historia cronológica de la vida de Yunxian, desde la infancia a la casi vejez, pero no la vida completa porque la doctora Tan vivió muchos años más. A See, le interesa el período en el que la médica aprende a formar alrededor de sí misma un círculo de mujeres que se protegen y se enseñan unas a otras, un lugar libre en medio de una sociedad muy represiva.

A nivel de los símbolos, la estructura general está relacionada con la lenta adquisición de poder de Yunxian, que proviene de una clase social alta, cierto, pero es mujer y tiene que esforzarse mucho para ir más allá de lo que esa sociedad terriblemente jerárquica y machista permite a las de su género. Hay dos símbolos esenciales: la aparición de la idea del “círculo de mujeres” (tres momentos en que se reconoce el título, siempre una “instrucción de lectura”, como decía Genette), y el Festival del Barco Dragón, al que también se nombra tres veces. Yunxian quiere ir a verlo desde chica porque contemplar la gran regata de barcos en forma de dragón implica ver el mundo, romper el encierro en el que viven las mujeres en casa del padre primero, después en la del marido. El deseo de ir aparece dos veces pero, finalmente, a los cincuenta, cuando la visita se vuelve realidad, Yunxian consigue compartir la belleza del momento a través de encuentros con mujeres de varias clases sociales y hasta con los varones de su familia, cosa totalmente excepcional.

La vida de la médica, construida contra las limitaciones y mandatos sociales, solo es posible en grupo, hombro a hombro con otras mujeres. En la infancia con la madre, y sobre todo, la abuela, que también es médica. La importancia de la herencia emocional, cognitiva y de experiencia que recibimos las mujeres de generaciones anteriores es parte importante de las ideas de los feminismos que crecieron en Occidente en los siglos xx y xxi (See lo sabe: nació y creció en los Estados Unidos). Aquí, el conocimiento y los valores éticos se transmiten de generación, tanto a nivel teórico, con libros y escritos, como a nivel de la práctica (por ejemplo, cuando la abuela hace que la futura médica presencie los partos). La voz narradora cuenta ese aprendizaje y, al hacerlo, transmite una mirada muy diferente de la europea, una que incluye el equilibrio entre las distintas partes del cuerpo, y entre el cuerpo y el “chi”, que, en muchos momentos de esta novela, se expresa en lo que actualmente llamaríamos “problemas psicológicos”.

La mujer china de fines del siglo xv soporta mucho: la casan o la venden como concubina; vive siempre encerrada; si es de clase alta pasa por el trauma de la ruptura de los pies -el tema del “vendado” es una constante en Lisa See-, debe obedecer siempre a los hombres y las mujeres mayores, su deber es dar a luz hijos varones. Y hay resistencia. Resistencia, no rebelión abierta. Pero resistencia constante. Cuando se casa, a los quince, la abuela aconseja a Yunxian que escuche a su suegra y obedezca sus órdenes. Pero, al final, cuando sus relaciones con esa suegra se han ablandado mucho, el consejo de la madre del marido es: “Escucha a tu suegra pero sigue el ejemplo de tu madre: obedece, obedece, obedece y luego haz lo que quieras”. Eso es, exactamente lo que hace Yunxian desde siempre.

Apoyada por sus amigas y parientes, Yunxian busca y encuentra un espacio (estrecho y frágil) que le permita un poco más de libertad para ayudar a otras mujeres. Y claro que, como toda novela histórica, El círculo de mujeres de la doctora Tan habla también del siglo xxi, el presente de la escritura. En ese sentido, aunque escribe en inglés, See describe el lugar actual de la mujer con una mirada no binaria, no del todo europea. La concepción general de la medicina china es un buen ejemplo: lo que la rige no es la corrección de un síntoma sino el equilibrio del cuerpo y la convivencia entre opuestos -el yin y el yang-, nunca la de la eliminación de uno de ellos. Y porque para esa mirada, nada es una sola cosa, la autora no se apoya solamente en un género popular, la novela histórica, sino que desarrolla también una trama policial sobre el misterio de dos muertes (una que parecía un accidente; otra que se había diagnosticado como aborto espontáneo). Ese segundo hilo narrativo ayuda al ritmo y, además, toca un tema fascinante: el de la medicina forense en la China del siglo xv.

Con todas esas líneas, cruces y complejidades, la última novela de Lisa See es un edificio literario que recuerda a los palacios chinos con sus patios, puentes, estanques, árboles y senderos; con sus lugares de poder, sus secretos y sus encuentros; con todos esos rincones que quienes lo habitan necesitan conocer muy bien si quieren desafiarlos, abandonarlos, entrar al mundo más allá de los muros y cambiarlo.