Vértigo, emoción, adrenalina. La publicidad siempre vende esas cosas. Y lo cierto es que cualquier juego de carreras se da por bien hecho si te tensiona las articulaciones y te hace apretar con fuerza la pantalla del celular, como si eso hiciera que los pixeles mágicamente fueran más rápido. El NO eligió tres gratuitos: RealRacing 3, Trial Xtreme 4 y Need for Speed: No Limits. Todos requieren conexión a internet y se manejan vía pantalla táctil o por inclinación.
RealRacing 3 fue una rápida decepción. Corre bien en smartphones estándar y también suma equipo y asesores, pero sus opciones de carrera son limitadas y el desarrollo de los autos sigue esa lógica por la que cada mejora tarda equis tiempo en desarrollarse. Aunque si uno quiere jugar carreritas en lugar de esperar el mantenimiento –y un mantenimiento de cuatro minutos no suena muy “real”, tampoco–, la cosa se desinfla a poco de empezar. Lo que puede sumar para apasionados del automovilismo es que RealRacing 3 se centra en circuitos competitivos oficiales, como Nascar, para el que tiene incluso su propia campaña.
Para el jugador ocasional, Need for Speed parece más apropiado, pero esta versión para móviles tiene mucho potencial para enganchar a cualquiera: buena variedad de autos razonablemente accesibles, cuatro modos de carrera posible (ladder, modo campaña, series específicas para coches y pruebas de tuneado), además de eventos ocasionales. Si bien su serie de escenarios es algo limitada, le saca buen partido y consigue mantener el interés a medida que se avanza y se mejoran los autos. Aunque se banca algunos periféricos, su problema es que tiene mayor exigencia de hardware y en smartphones del montón puede colgarse un poco.
Trial Extreme 4 no es de autos sino de motos que, como sugiere el título, hacen pruebas “extremas” y acrobáticas. Además de tener la mejor música y escenarios distintivos con personalidades y estéticas bien diferenciadas, no tiene sólo modos competitivos. Es de agradecer porque a la rapidez le suma el desafío de andar sorteando obstáculos y haciendo equilibrio para avanzar. Y aunque es el más difícil de dominar en los controles, se lo tolera porque las caídas están bien resueltas y hasta da gusto ver al conductor irse de nuca barranca abajo.