La Selección Argentina, vigente campeona de América y del Mundo, vuelve a recorrer el camino de la gloria. Desde luego que un torneo continental no vale lo mismo que un Mundial. Pero ganar una Copa América no es un trámite sencillo: de hecho, la Selección demoró 28 años en volver a hacerlo y recien lo pudo lograr en 2021, en Brasil y contra Brasil. Ahora se pone en juego una porción de esa gloria. Y la reválida dará comienzo este jueves cuando desde las 21 y con televisación de la TV Pública, Telefé, TyC Sports y D Sports, el equipo que capitanea Lionel Messi y dirige Lionel Scaloni se enfrente a Canadá en el Mercedes Benz Stadium de la ciudad de Atlanta (Georgia), en el encuentro que abrirá una nueva edición del más antiguo torneo de selecciones a nivel mundial.

La Copa América servirá además para renovar el excepcional lazo afectivo que une a la Selección Argentina con sus hinchas. Verdadero "equipo del pueblo" (definición que acaso corresponda a otros tiempos), la camiseta celeste y blanca es uno de los escasos motivos de orgullo y encuentro que  le van quedando a un país cruzado por los desencuentros. Como en 2021 en medio de la pandemia, hay millones de argentinos y argentinas que, saturados de malas noticias, hartos de pasarlo tan mal, tienen ganas de volver a ganar las calles para celebrar algo grande. Y esperan que en la noche del domingo 14 de julio, luego de jugarse la gran final, Lionel Messi, el Dibu Martínez y el resto de los jugadores les entreguen el motivo para hacerlo.

No será sencillo, Argentina es candidata. Pero también lo son Brasil, que presenta un plantel deslumbrante, Uruguay, que quiere volver a ser campeón con un equipo renovado por Marcelo Bielsa, y Colombia, que llega con un plantel de grandes valores dirigidos por el argentino Néstor Lorenzo. Ese es un dato de esta Copa: de los 16 seleccionados participantes, siete serán conducidos por entrenadores argentinos. Además de, Scaloni, Bielsa y Lorenzo, estarán al frente, Daniel Garnero (Paraguay), Ricardo Gareca (Chile). Fernando Batista (Venezuela) y Gustavo Alfaro (Costa Rica). Algo quiere decir eso.

La Selección tiene con que respaldar sus pretensiones. Desde luego: juega Messi. y aunque el supercrack rosarino vaya a cumplir 37 años dentro de cinco días y esté transitando los tramos finales de una carrera única, todavía tiene pantallazos de su genio para dar. En cualquier momento de su zurda mágica pueden explotar la inspiración de un remate inatajable o una pase genial para Angel Di María, que estará jugando su último torneo internacional con la Selección, Lautaro Martínez, el gran goleador de la serie A italiana, o Julián Alvarez, la rueda de auxilio de todo el ataque. Para volantes que se sueltan y pisan el área como Rodrigo de Paul, Enzo Fernández, Alexis Mac allister o Gio Lo Celso, que vuelve al plantel después de haberse perdido el Mundial de Qatar por una lesión inoportuna. O para laterales que pasan casi siempre como Nahuel Molina, Nicolás Tagliafico y Marcos Acuña.

Da la impresión de que Argentina conserva intacta el hambre de gloria y el estilo que la impulsó a ganar la Copa del Mundo. En estos dos años, no ha dado señales prematuras de aburguesamiento. En las Eliminatorias, la Selección dio la talla ganando de visitante en Bolivia, Perú y Brasil. Ahora no podrá aflojar. La fase de grupos con Canadá, Chile (el martes 25 en Nueva Jersey) y Perú (el sábado 29 en Miami) parece ser accesible aunque los partidos siempre hay que jugarlos. Y también los cuartos, donde podría cruzarse con Ecuador, Venezuela, México y Jamaica. Uruguay, Brasil y Colombia aguardan recién a partir de semifinales.  Ahí será otra la canción.

Arranca una nueva Copa América, su 48º edición desde la primera versión de 1916. Y Argentina va por el cuarto bicampeonato de su historia (1927-29, 1957-59 y 1991-93 fueron los anteriores) y su 16º título continental. Hay millones de argentinos que quieren seguir festejando. Sienten a la Selección como algo propio. Acaso no haya mayor motivación que esa para salir a la cancha y ganar.