Tras el escándalo por la falta de distribución de toneladas de alimentos acopiados por el Ministerio de Capital Humano, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Oscar Ojea, encabezó una misa para homenajear a las mujeres que trabajan en los comedores comunitarios de todo el país en el Santuario de la Virgen de Caacupé y San Blas de La Matanza, y exigió al Gobierno un plan nacional alimentario que asegure la llegada de comida a todas las familias.
"Estamos a tiempo, hay tanto que hacer, tanto que trabajar, cada uno tiene que mirar su responsabilidad. Nuestras mujeres se encuentran con estos chicos y estas chicas, y a veces también se encuentran con adultos", describió Ojea el momento crítico que se vive en los barrios populares y agradeció el trabajo de las mujeres, en particular las cocineras, de los comedores populares; a las que les bendijo las manos.
El titular de Conferencia Episcopal recordó el rol fundamental de estas mujeres al contar su propia experiencia como párroco en un hogar de chicos. "Para saber cómo estaba cada chico, le preguntamos a la cocinera. Porque esa mujer que servía la comida sabía lo que le pasaba. Sabía si estaba enfermo, triste o contento. Sabía si extrañaba a la mamá. Las mujeres que trabajan de esta manera, en nuestros barrios, con corazón de madre, no solamente son madres de sus hijos", valoró.
La misa desarrollada en La Matanza es otro mensaje de la Iglesia a la política alimentaria del gobierno de Javier Milei, que despidió al Secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo De la Torre, pero aún sostiene a la ministra Sandra Pettovello y la califican como "lo más grande que hay". En los días en los que se destapó la presencia de 5 toneladas de alimentos sin distribuir en galpones de Buenos Aires y Tucumán, Ojea ya se había expresado en duros términos.
"No entro en las razones por las que están guardados, pero pienso que en un tiempo de emergencia alimentaria esto debe llamarnos a la reflexión”, cruzó Ojea al Gobierno en los días en que el juez federal Sebastián Casanello ordenaba a Pettovello presentar un plan de distribución de alimentos; que comenzó a ejecutar de la mano del Ejército y la Fundación CONIN, rumbo a provincias amigas.
Antes de que el dirigente social Juan Grabois presentara la demanda por el acopio de alimentos, la Conferencia Episcopal ya había advertido sobre la situación alimentaria en los barrios y la política de ajuste del gobierno de Milei. En febrero, un comunicado firmado por Ojea, sostenía que “en nuestra patria nadie debería pasar hambre, ya que es una tierra bendita de pan” y advertía que “sin embargo, hoy, a cientos de miles de familias se les hace cada vez más difícil alimentarse bien”.
La misa de homenaje a las cocineras que "alimentaron a cientos de miles de personas en pandemia y que hoy se encuentran al frente de todos los comedores comunitarios", destacó la Conferencia Episcopal, reunió a las autoridades eclesiásticas del Conurbano bonaerense, al vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires y a más de 40 presbíteros del Equipo de sacerdotes que viven y trabajan en las villas y barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense.
Al finalizar la misa, monseñor Ojea bendijo las manos y la vida de las cocineras y les entregó como "símbolo de unidad y hermandad", una banda con los colores de la bandera argentina. Las misas en reclamo al derecho a la alimentación en el país se repiten en otros puntos del país como en La Banda, Santiago del Estero, a cargo del Padre José María “Pepe” Di Paola, o en la Ciudad de Córdoba, celebrada por el cardenal Ángel Rossi; y en Mar del Plata, presidida por monseñor Ernesto Giobando.
"Es tanta la confusión en muchas situaciones en nuestros barrios que a veces la gente se enoja y viene enojada a pedir comida. No lo vemos solamente en nuestros barrios, lo vemos también con personas en situación de calle. El otro día me decía un señor que trabaja durante la noche recorriendo la ciudad para dar de comer: ‘Padre, me arrancan la comida, ahora me arrancan la comida, no me esperan’", describió Ojea.
El mensaje de la Iglesia fue ampliado a otras responsabilidades del Estado por parte del obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, durante la misa en la Iglesia de Caacupé al recordar la situación de barriadas como las de La Matanza, "donde más de una vez hemos sido castigados por el olvido, por la ausencia del Estado, por la falta de educación y de cloacas, o de una vivienda digna, castigados también a veces por los medios que no perdonan el crecer y el avanzar como pueblo".