Desde diferentes perspectivas se piensa la urgencia subjetiva como momento de ruptura de la homeostasis del Yo, vacilación fantasmática en las que el sujeto se encuentra que las soluciones para lo real del goce no alcanzan.
Sin embargo, la urgencia tiene también la connotación de aquello que apremia, que pide solución de manera rápida, de algo que atañe al desarrollo subsistencia de la vida y que requiere intervención.
Desde la perspectiva médica hegemónica se tiende a aliviar los síntomas del sujeto, garantizar la seguridad para sí y para terceros, orientándose en la idea de riesgo. Pero ¿qué pasaría si gran parte de los impulsos, ideas o fantasías del sujeto se manifiestan como apremiantes?
La clínica actual se presenta inversa a lo que antiguamente era, podemos decir que si vivimos en una época hipermoderna e hiperconectada --con lo que eso conlleva-- todo se vuelve urgente de solución.
El aumento de los fenómenos como el ataque de pánico, consumos problemáticos o depresión nos ponen frente a nuevos desafíos para repensar lo real en el campo de la civilización. "Fenómenos del sin tiempo" es el nombre que le damos (a modo didáctico) para poder resaltar la diferencia con aquellos padecimientos que tienen la formalización del síntoma.
Como decíamos, uno de los padecimientos que producen estos fenómenos del sin tiempo es la depresión. Pero ¿qué es la depresión? Y ¿por qué si vivimos en una sociedad especialmente antidepresiva hay cada vez más aumento de la depresión? ¿Un aumento epidémico de las depresiones? ¿Alude a un "perfeccionamiento de los diagnósticos"? ¿Es una consecuencia de la expansión de la industria farmacéutica? ¿Se trata de un nuevo malestar en la cultura o una medicalización general de la vida privada?
La depresión es una problemática que golpea tanto a las clases altas como a las clases bajas, pobres y ricos, en este sentido no puede ser explicado en términos psicopatológicos solamente, si bien los aportes son fundamentales. Las teorías monocausales llevan a continuos impasses, y es necesario pensar la problemática desde el paradigma de la complejidad. No tenemos dudas del contenido psíquico de la depresión, pero hay que pensar también en términos contextuales.
Según Byung Chul Han, existe una proclamación del "principio de rendimiento". Dicho principio rige la vida de todos y todas, desde ahí lo que prevalece es un sujeto que intenta cumplir constantemente con los designios del Otro que coinciden en este caso con los del mercado.
En este proceso, el sujeto supone que adquiere mayores márgenes de libertad, ya que asume que la capacidad de rendir corresponde con su capacidad de acción en el mundo y con su libertad, el hacer se vuelve un imperativo que anula el deseo. Según el autor, hoy en día cada uno se explota a sí mismo y se figura que vive en libertad, el sujeto del rendimiento es víctima y victimario a la vez.
Sin embargo, la realidad por momentos permanece infranqueable y el sujeto en su soledad es incapaz de determinar las relaciones contextuales y materiales que limitan su accionar, es por esto que retira su libido del mundo y el lazo social y se quiebra sobre sí mismo, apareciendo el afecto depresivo.
Según el autor: “La proclamación neoliberal de la libertad se manifiesta, en realidad, como un imperativo paradójico: sé libre. Precipita al sujeto del rendimiento a la depresión y al agotamiento. (...) La coacción engendrada por uno mismo se representa como libertad, de modo que no es reconocida como tal". Es en este sentido que el "tú puedes" ejerce más coacción que el "tú debes”.
De manera tal que la época esconde su estructura coactiva (aunque esté a la vista) tras la aparente libertad, la persona no siente que es sometido sino que "desarrolla un proyecto personal". Y a esto se le suma que quien fracasa se siente además culpable ya que no hay nadie a quien pueda responsabilizar de su fracaso. Está solo.
El sujeto no articula la posibilidad de formar comunidad con los otros, sino que asume que la culpa es por su falta de capacidad, en vez de armar procesos comunes que permitan cambiar las condiciones del sufrimiento.
Desde la psicopatología, se puede decir que el sujeto en vez de criticar a la sociedad siente culpa por su "rendimiento". La fragilidad en los lazos sociales y laborales es interpretada desde el Yo como angustia frente al Superyó.
La depresión se presenta de esta manera como una enfermedad de la culpa en la que domina el sentimiento de insuficiencia.
Será necesario ahondar en la búsqueda de respuestas que inviten a pensar soluciones para estas nuevas formas de padecimiento subjetivo, soluciones que serán vinculantes al tiempo: instalar un tiempo que genere escansiones desde donde relanzar la apuesta por lo vital y lo afectivo en el lazo social.
Florencia González y Ramiro Gimeno son psicoanalistas.