Cyril Ramaphosa fue investido este miércoles para un segundo y último mandato de cinco años como presidente de Sudáfrica en una ceremonia solemne que abre una "nueva era" en el país, luego de la pérdida de la mayoría absoluta por parte del Congreso Nacional Africano (ANC) en las elecciones del 29 de mayo. Al acto asistieron una veintena de jefes de Estado y de gobierno, que fueron recibidos por músicos y bailarines locales. También se dispararon 21 cañonazos y se entonó el himno nacional, y varios helicópteros militares desplegaron banderas nacionales en el cielo.
"La formación de un gobierno de unidad nacional es un momento profundamente significativo. Es el comienzo de una nueva era", declaró Ramaphosa después de tomar posesión del cargo ante Raymond Zondo, presidente de la Corte Constitucional, el máximo tribunal del país. Ramaphosa, líder del ANC, partido que gobernó Sudáfrica desde el fin del apartheid, se convirtió en presidente tras la dimisión de Jacob Zuma en 2018, y en 2020 fue reelegido.
En las elecciones del 29 de mayo los votantes castigaron al histórico partido de Nelson Mandela en un contexto de creciente pobreza, desempleo endémico y casos de corrupción, y el ANC solo obtuvo 159 escaños de los 400 que componen el Parlamento. Ramaphosa deberá dirigir un gobierno de coalición y compartir el poder con parte de la oposición, algo inédito.
El principal partido opositor, la Alianza Democrática (DA), una formación liberal que tiene 87 diputados, aceptí el llamado de Ramaphosa para formar un gobierno de unidad. También lo hizo el partido nacionalista zulú Inkatha Freedom Party (IFP), que obtuvo 17 bancas, y otros dos partidos más pequeños. En cambio el partido de izquierda Fighters for Economic Freedom (EFF), de Julius Malema, y uMkhonto weSizwe (MK) del expresidente inhabilitado, Jacob Zuma, acercaron posiciones en los últimos días y prometieron "aplastar" la alianza gubernamental "dirigida por blancos".