“Somos mujeres que laburamos solas, nadie nos ayuda, nadie nos acompaña. Esto lo hacemos nosotras a pulmón, por nuestros hijos, por nuestra familia, porque somos todas mujeres solteras que mantenemos nosotras mismas a nuestros hijos y nuestra casa", afirma Vanesa, fundadora de la verdulería Las chicas, ubicada en Villa Libertad. Hoy, una cadena de verdulerías que funciona en Ramos Mejía, Caseros, San Martín y Loma Hermosa. Se trata de siete locales todos manejados por mujeres que en su mayoría han sufrido violencia de sus parejas o son madres solteras.
Vanesa misma fue la protagonista de una historia así. Su marido, el padre de su hijo, tenía muchos problemas económicos. Juntos se pusieron una verdulería. Pero los malos tratos eran cosa de todos los días y Vanesa decidió separarse. Él no quiso darle nada por el negocio, se lo quedó y ella se encontró desempleada y sin saber cómo mantener la familia. Algunos meses después, comenzó la pandemia. Aprovechando sus saberes sobre el mercado y su cartera de clientes, decidió empezar a vender frutas y verduras desde su casa, a domicilio. Los clientes empezaron siendo pocos y se convirtieron en muchos. “En el rubro verdura y fruta son todos hombres. Eso era difícil, pero a mí me conocían en el mercado. Me ayudaron mucho los puesteros, que sabían que a la noche no puedo ir al mercado porque estoy con el nene, y sabían las cosas feas que había pasado. Ellos me ayudaron”, completa Vanesa.
El primer local lo abrieron con su hermana. “Empezamos las dos solas hasta que empezamos a tener cada vez un poquito más de gente y contratamos a nuestra primera empleada, Lorena”, recuerda. Actualmente, Lorena es socia y dueña de su propio local bajo la misma marca, en Maestro Dasso 2596. La idea de Vanesa es que cada una de sus chicas pueda progresar en el negocio y hasta poner su propia verdulería.
Cuando quisieron alquilar un segundo local, eligieron hacerlo en Suárez. Pero les fue mal, y se fundieron. Aunque eso no las hizo retroceder. Al poco tiempo, dejaron ese local y alquilaron otro apenas a seis cuadras del primero. La cosa funcionó y de ahí en más siguieron abriendo sucursales. Hasta llegar a las siete que tienen hoy en día funcionando. Incluyendo una 24hs, en Loma Hermosa, en el medio de la ruta.
"La idea acá es ayudar a las mujeres que están solas con sus hijos, a las que quieren salir de una pareja tóxica, violenta, de una situación violenta, que porque no tiene acceso a una economía, se queda porque no se pueden independizar. Esto es para que avancemos tanto economica como emocionalmente, mentalmente. Esto es un laburo grupal de todas las que queremos ayudar a otras. Esa es la idea de mi proyecto", sostiene.
Dentro del negocio, se trata de que las treinta empleadas de Las chicas tengan a oportunidad de adaptar horarios, y que ellas tengan la flexibilidad de cubrirse frente a enfermedades de los chicos, actos escolares, turnos médicos, etc. Incluso, pueden llevar a los chicos a los locales. Micaela, una de las encargadas de los locales, dice que conseguir trabajo siendo madre no es fácil. “Ninguna sabía nada cuando empezó a trabajar. Lo que parecía muy difícil, con la ayuda de ella se vuelve un poco más fácil", afirma.
Desde su humilde lugar, Las chicas trata de suplir lo cuesta arriba que se hace llevar adelante una familia, trabajar y poder compartir tiempo de calidad con sus hijos. “Muchas chicas nos mandan buscando trabajo y siempre tratamos de pensar en la que más lo necesita", dice Micaela y agrega “cuando tenemos días malos, nos ayudamos. En los buenos, nos reímos. Como una familia”. Actualmente, está cursando el profesorado de historia. Tomó la decisión de enfocarse en sus estudios, pero planea volver al local en algún momento.
En un momento, Vanesa menciona se dió cuenta de que mover los cajones de verdura requería mucha fuerza para sus chicas. "Una cosa era hacerlo yo, que era la dueña y otra cosa contratar a chicas y que lo hagan. Ahí fue cuando decidí empezar a incorporar hombres para que ayuden a las chicas a sacar los cajones, a armar, a entrar, a descargar un camión. Pero son muy pocos y ellas ocupan casi todos los roles", afirma.
Sostienen que la gente las quiere mucho. "Nosotras ayudamos mucho a la gente que vive en la calle, siempre les damos algo para que coman, ellos nos ayudan a limpiar o nos preguntan si hay algo para hacer, como limpiar la vereda, llevar la basura, abrir los toldos, y les damos plata, lo que podemos. Siempre nos cuidan y están ahí”, afirma. Todos los locales cuentan con cámaras de seguridad, para que las empleadas estén tranquilas.
Las Chicas ofrecen descuentos todos los martes y sábados. Hacen un 15% a jubilados y los martes y los sábados al público en general. “A veces tenemos fines de semana sorpresas donde hacemos ofertas relámpago. Hay que estar atentos a nuestras redes", afirma Vanesa. Para el futuro, la fundadora sueña con poder organizarse mejor, ya que por ahora se encargaron de crecer y expandirse. Espera poder tener más ordenadas las finanzas y seguir pudiendo darle trabajo a más mujeres que lo necesiten.