Mientras la ONU y la CIDH cuestiona la política de derechos humanos del gobierno de Javier Milei, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, viajó a El Salvador para profundizar el modelo represivo y se reunió este miércoles con el presidente Nayib Bukele. Sin embargo, se encontró con una sorpresiva declaración del referente de la mano dura latinoamericana, quien celebró a la Ciudad de Buenos Aires como "la más linda" y destacó la práctica de la venta callejera de libros. Bullrich mantuvo silencio sobre la histórica persecución del PRO hacia los manteros.
En el video que Bukele compartió en la red X de su breve encuentro con Bullrich, la ministra de Seguridad dijo estar "impresionada con todo el proceso" del modelo aplicado contra las maras, la militarización, las detenciones y las cárceles exclusivas con métodos vejatorios. Pero el mandatario se mostró desinteresado en el discurso punitivista y habló de la Ciudad de Buenos Aires, en particular, de la práctica de la venta de libros en las calles y las actividades culturales a la gorra, como uno de sus mejores recuerdos porteños.
Bukele recordó que visitó repetidas veces la Ciudad de Buenos Aires para acompañar a su mujer en una maestría que realizó en el país --Bullrich tampoco habló del rechazo de la derecha argentina respecto de la llegada de estudiantes extranjeros-- y que entonces le tocaba caminar por las calles porteñas. "Me impresionó algo que aquí no se ve, no sé si todavía es así...Pero, en ese tiempo, la gente vendía libros en el piso. Era ir a cualquier lugar y ver gente vendiendo libros en el suelo y gente comprando", celebró Bukele ante la sonrisa incómoda de Bullrich.
Quienes intervinieron en la conversación fueron el director de Asuntos Internacionales del ministerio de Seguridad, Alberto Fohrig, y el legislador porteño Juan Pablo Arenaza; quienes intentaron ordenar a Bukele y decirle que la venta de libros también se encuentra en plazas de la Ciudad. Pero el salvadoreño les retrucó que él recordaba felizmente la venta en las calles como también que "en las esquinas se bailara tango por propinas".
"¡Estoy de acuerdo!", le respondió la ministras en redes; pero la sonrisa incómoda de Bullrich responde a la larga tradición del PRO, que mantuvo desde la llegada de Mauricio Macri al gobierno porteño una política de "ordenamiento" del espacio público con los manteros como uno de los sujetos a barrer de las calles porteñas o recluirlos en espacios más alejados para que no interrumpan el tránsito de los turistas o no compitan con los comercios.
"Nuestro compromiso es siempre el mismo, necesitamos una Ciudad linda, limpia, segura y ordenada", dice el jefe de gobierno porteño Jorge Macri, en un video publicado en su cuenta oficial a fines de marzo, titulado "Constitución sin manteros". En el video, el primo de Mauricio completa el relato sobre el operativo que se encargó de "liberar el espacio público".
"Entendemos la necesidad que tienen de trabajar, pero nosotros vamos a proteger a los comerciantes que se esfuerzan, que pagan sus impuestos en término y que tienen sus locales en regla", sostenía el posteo del jefe de Gobierno porteño. La cruzada contra los manteros en la cercanía de las terminales de trenes tuvo un capítulo particular durante el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, cuando se encargó de correr a los manteros que trabajaban en la estación Once; episodio que terminó con jornadas de represión y detenciones y una modificación del Código Contravencional para agudizar la persecución.
"A partir de ahora, llevaremos adelante una limpieza exhaustiva y la puesta en valor de la zona para que todos los vecinos de la Ciudad puedan moverse libremente. Seguimos escuchando tus reclamos y recuperando el espacio público para que vivas en libertad", sostenía el posteo de Macri como parte de una política que continúa aplicándose día a día en la Ciudad.
La Asociación de Vendedores Libres denunció este miércoles el levantamiento de 23 puestos de la feria de la calle Iberlucea en Caminito, La Boca. El operativo de la Policía de la Ciudad ocurrió el martes por la noche, a las 21.30, según denunciaron los vendedores y terminó con el secuestro de las estructuras de los puestos de venta. "Somos 23 familias que quedamos sin trabajo y la feria es la única herramienta que tenemos", "tenemos familias con personas discapacitadas, solo pedimos trabajar", pedían en videos que difundieron para pedir los permisos para continuar con la actividad.