Escuchar y acompañar a las compañeras de la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género, que ven peligrar sus puestos de trabajo ante el cierre del organismo, y elevar una citación al ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, para que asista a la Cámara de Diputadxs, explique los motivos de la eliminación del área que tenía a su cargo, e informe qué futuro les espera a las políticas de género en el país. El punteo se resolvió en una asamblea feminista a pedido de las trabajadoras de ATE que están sufriendo los despidos, convocada por la Comisión de Mujeres y Diversidades, única institución nacional que queda en pie vinculada con políticas de género. “En este armado, hoy el objetivo tienen que ser las políticas públicas transfeministas”, sostuvo la diputada de Unión por la Patria (UxP), Mónica Macha, que preside esa comisión.
El 6 de junio, en la semana de un nuevo aniversario por Ni Una Menos, el gobierno de Javier Milei resolvió disolver la Subsecretaría, el espacio al que había quedado reducido el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades (MMGyD), describe el documento redactado por lxs trabajadores de esa cartera. “´Se concretó el cierre del ex Ministerio de la Mujer´, titula el comunicado oficial del Ministerio de Justicia”, replica el informe. “Con esta noticia, alrededor de 600 trabajadoras y trabajadores quedan a la deriva y miles de mujeres, lesbianas, no binaries, travestis y trans, a la intemperie, sin políticas públicas que les asistan en un contexto en que la pobreza asciende al 55,5% y cada 35 horas hay una muerte por violencia de género.”
En medio de la crisis sobrevino la renuncia indeclinable de la titular del organismo, Claudia Barcia, el desarme final de lo que quedaba del Ministerio, el anuncio de unos 400 despidos y el conteo de que sólo 100 trabajadorxs quedarían bajo la órbita del Ministerio de Justicia. “En ese marco, que fue como el último sablazo, se concretó el encuentro en la Comisión junto a las compañeras de ATE y más de 200 referentas feministas, para definir acciones judiciales y legislativas que garanticen las políticas de género”, explica Macha, que leyó el informe detallado de lxs trabajadorxs sobre las políticas y los programas del MMGyD.
Del encuentro participaron Nelly Minyerski, Dora Barrancos, Virginia Franganillo, Estela Díaz, Mariana Grass, Fabiana Túñez, Elizabeth Gómez Alcorta, Nina Brugo, Verónica Baracat, Norma Morales, Flavia Massenzio, María Rosa Martínez, Florencia Freijó, y representantes del Cels y de Amnistía Internacional. Entre lxs diputadxs dieron presente el vicepresidente de la Comisión, Esteban Paulón; Miryam Bregman, Paula Penacca, Natalia Zaracho, Julia Strada, Maximiliano Ferraro, Carolina Yutrovic, Leila Chaher y Ana María Ianni.
“Hay cuestiones que garantiza esta comisión, que son su carácter federal, porque participan diputadas y diputados de todas las provincias, y su transversalidad, porque están todos los bloques representados”, sostiene Macha. “Es un espacio estratégico para lo que viene y para lo que podamos diseñar.”
¿Qué ejes se plantearon en esa asamblea?
-Cuando hice la apertura me preocupaba mucho que no se convirtiera en un espacio catártico, sino que pudiéramos tener líneas de acción. Propuestas a las que ahora hay que darles cuerpo, que tienen que ver con que la Comisión es una herramienta que está a disposición y que debemos utilizar, pero que también podemos escuchar necesidades para pensar cómo profundizamos este dispositivo. Además, acordamos elevar una citación general, que no sea de un único bloque, a Mariano Cúneo Libarona, como responsable de lo que queda de políticas de género, retomar una estrategia junto con las organizaciones de derechos humanos que estuvieron el martes, en tanto la Argentina firmó convenios en el marco de tratados internacionales, para dar cuenta en el exterior de lo que sucede. Pasamos de ser un país de vanguardia, a sufrir un retroceso de más de treinta años.
“Otra línea de trabajo que quedó pendiente es pensar cómo retomamos lo comunicacional, que es muy potente para el feminismo”, destaca. “No podemos pensar Ni Una Menos sin lo que significó como iniciativa de las periodistas feministas, ni en la eficacia que tuvimos en tratar la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) si no lo anudamos con lo que significó en términos comunicacionales.”
-¿Y cómo reconstruir una narrativa propia?
-Tenemos que ver cómo afinamos el mensaje y cómo reconstruimos una narrativa en el contexto de un presidente que es misógino y violento, y que viene a restaurar algo del narcisismo masculino herido. Por algo coloca al feminismo como uno de sus enemigos. Con nuestra militancia y nuestro activismo, con las posibilidades institucionales que tuvimos y tenemos, fuimos construyendo un debate muy profundo para transformarlo todo. Creo que una de las razones de que Milei exista, es porque abrió la posibilidad de rearmar esa violencia masculina más tradicional, que con el avance del feminismo se sintió fuera de lugar. En Milei se reorganiza desde un accionar reactivo y violento.
Por primera vez en mucho tiempo, un espacio legislativo logró reunir a tantas referentas feministas de diferentes signos políticos.
-Era importante que la convocatoria fuera amplia, que no quedara en el universo de Unión por la Patria (UxP), pero obviamente con nuestras compañeras. Si hubiese sido la convocatoria de un bloque, no se hubiese logrado. Por supuesto, no es el concepto näif del todas juntas. Es una construcción política que no es permanente, que a veces nos tiene en instancias opuestas y otras podemos juntarnos en pos de un objetivo. En el debate por la IVE de 2018 comprendimos que las peleas por nuestros derechos tenemos que darlas en conjunto, y hoy el objetivo tiene que ser las políticas públicas feministas.
La escasa o nula ayuda del Estado se canaliza además a partir de convenios con sectores religiosos, como la iglesia católica y el evangelismo.
-Es un paradigma totalmente diferente, porque entonces las áreas de niñez o de desarrollo social están impregnadas de organizaciones de tinte religioso, y eso es un problema, porque la discusión frente al acceso a algún derecho limitado y con mucha dificultad, como lo estamos viendo, va a estar sostenido en una ideología que no va a respetar los derechos de las mujeres ni de las diversidades. En esa concepción, la mujer vuelve a ser el objeto reproductor de este sistema patriarcal capitalista, sin ninguna posibilidad de pensar sus proyectos de vida, ni para reconocer los embarazos no intencionales en niñas y adolescentes. Es un retroceso que todxs vamos a sufrir en el cuerpo. El miedo, el control social y el disciplinamiento empiezan a tener efecto en nuestras prácticas.
¿Hay consenso de diputadxs de los diferentes bloques para seguir trabajando sobre este tema?
-Hay bloques con los que tenemos una mirada similar y podemos tener estrategias en común de cómo caracterizamos esta época, y hay otros bloques que articulan mucho más con el Poder Ejecutivo, y con ellos no estaría tan claro cómo miran esta situación. Es cierto que el Pro cuando estaba en plena campaña hablaba de cerrar el MMGyD, pero el punto es que nosotras no estamos haciendo una defensa de la institucionalidad del ministerio en términos del dispositivo concreto, sino de las políticas públicas. Hubo una decisión de ir en contra de todas las políticas públicas de género. Hoy, las mujeres que sufren violencias por motivos de género no tienen adónde recurrir. Esta política nos deja muy desguarnecidas y promueve que las mujeres se queden en los lugares donde las violentan porque no tienen salida, donde las niñeces van a seguir siendo observadoras de esa violencia, y donde van a aumentar las cifras de femicidios, porque si no hay políticas que asistan a las personas que sufren estas problemáticas, no hay una mirada sobre los femicidios como un problema extremo, social y cultural. Por todo esto volvemos atrás treinta años.
El negacionismo y los discursos de odio de de Javier Milei y su gabinete quedaron planteados desde el inicio de su campaña presidencial.
-Lo escuché a Manuel Adorni cuando hablaba de la masacre de Barracas, diciendo que no fueron lesbicidios y que hay varones que sufren violencias. Es la expresión más clara de la negación de esa desigualdad, porque ellos definen todas las situaciones de violencias en términos generales. Desconocen la existencia de una violencia histórica y sistemática, que es específica y que va contra las mujeres y las diversidades. El retroceso conceptual tiene consecuencias directas en el retroceso de políticas públicas..
El triple lesbicidio de Barracas especifica esa lógica de silenciamiento y crueldad que ejerce este gobierno.
-La lógica de la dimensión emocional que propone el gobierno de Milei, es una lógica de la crueldad. Cuando se habla desde el lugar de la máxima autoridad nacional, eso va calando en las personas, que después también tienen prácticas, y no podemos medir las consecuencias. Es ese individualismo exacerbado donde cada unx resolvería su vida sin tener en cuenta la comunidad, los lazos sociales ni las construcciones colectivas. En la masacre de Barracas hay una habilitación desde las narrativas, negando las violencias por motivos de géneros, en el centro de esta precarización, y negando el derecho que cada persona tiene para poder ir por la vida con la identidad con que se autopercibe. Se vuelve a una lógica binaria y destructiva.
Y es esa lógica que abraza la batalla cultural de Milei contra el feminismo y las políticas de igualdad.
-Intenta destruir una discusión cultural muy profunda que planteamos hace décadas y que quieren llevar a foja cero. Es una restauración conservadora que vuelve a poner en valor el paradigma de masculinidad tradicional y a una sociedad con jerarquías y desigualdades. Nosotras luchamos por comunidades igualitarias y de respeto, donde los lazos estén vinculados al amor y no a los abusos ni a las violencias. Ellos le temen a esa libertad. Está bien cuando dicen que son libertarios, no liberales, porque son neocolonialistas y neofascistas; toman modalidades de otros procesos políticos y tienen la novedad de esta época, con las redes sociales a cuestas, para desarmar la cultura social de la Argentina.
¿Se acordó una continuidad de los encuentros en la asamblea?
-Pensar estratégicamente, tratar de acercar definiciones y acciones conjuntas es la responsabilidad política de esta época, y también lo es cómo acompañar a las mujeres en este contexto, porque son las más empobrecidas y las que en los barrios no tienen la posibilidad de procurar los alimentos, están a cargo de las niñeces, sin posibilidad de jubilarse, y sabiendo que para nosotras el trabajo precarizado está a la vuelta de la esquina siempre, porque aún no alcanzamos la corresponsabilidad que pregonamos en las tareas de cuidado. El panorama es oscuro y estamos viendo cómo nos organizamos. Hubo provincias que constituyeron el Ministerio de Mujeres en espejo al ministerio nacional, pero no con convencimiento, y cuando aquél se cayó, también en muchas provincias dejó de estar, y eso desguarneció a mujeres y diversidades. El trabajo de organización, de articulación y priorización de problemas va a ser fundamental para que podamos estar un poco mejor.