Un corte. Una grieta que se puede oír. Un desajuste eléctrico en el cuerpo. Como meter los dedos en un enchufe. O más exactamente: cortar con una cuchilla el cono de un altavoz de amplificador y perforarlo con agujas de tejer para que la tela genere sonido al vibrar. Todo esto acompañado de un riff jazzístico, pero sencillo.
¿El resultado? "You really got me", de The Kinks. Un sonido innovador. Un cable pelado de apenas 2 minutos y 13 segundos. Una de las canciones más impresionantes en la historia del pop. Compuesta por un caballero, Ray Davies, líder del grupo, quien hoy celebra 80 años. Y quien, sin embargo, ha creado no solo una, sino una infinidad de canciones impresionantes, sutiles y modernas.
Proto-punk, precursor del heavy metal, inspiración garaje de los primeros punk y hasta del glam con discos como Lola. Admirado por colegas como David Bowie, Pete Townshend de The Who, Metallica, Richard Thompson y la legión de lo que fue el Brit Pop, de Blur a Oasis. Nombrado Caballero por los reyes de Inglaterra (como Mick Jagger, Paul McCartney o Eric Clapton), Ray Davies: patriarca sin título de muchos géneros, canciones y estilos de la canción pop.
Atrapados por The Kinks
“You really got me” es una canción "literal". Produce en el oyente el mismo efecto de su letra básica: “me impactaste”, “me dejaste sin palabras”, ”me atrapaste por completo”. Que en un par de semanas (se lanzó el 4 de agosto de 1964) cumpla 60 años será apenas una anécdota, gracias a la creatividad sin igual de su compositor Ray Davies, líder y cantante principal de The Kinks.
Es que entre 1964 y 1971, la cantera de canciones fue inagotable. Al igual que Miles Davis, quien hiló la historia del jazz desde Sonny Rollins, Bill Evans, John Coltrane hasta Chick Corea y Keith Jarrett, el "efecto Ray Davies" logró acaso lo mismo con el rock, sus artistas y géneros.
Van Halen, The Pretenders, Bruce Springsteen, Bebel Gilberto, Queens Of The Stone Age, Damon Albarn, David Bowie, Paul Weller, incontables grupos pioneros del punk, el pianista de jazz Brad Mehldau e incluso en Argentina, Sandro… Ningún género, estilo o país ha escapado a la influencia de este compositor excepcional.
Desde sus primeras y simples canciones, como la efervescencia del rock de garaje crudo y duro en "You Really Got Me", "All Day and All of the Night", y "Till the End of the Day", hasta la belleza urgente de "Where Have All the Good Times Gone", "Stop Your Sobbing", el clasicismo de "Lazy Old Sun" o "End of the Season", y la pastoral inglesa de "Village Green" y el álbum "Arthur (or the Decline and Fall of the British Empire)", Ray Davies es un autor que parece muchos compositores en uno. Hasta la belleza de canciones de cuna como "Phenomenal Cat" o "Wonderboy" le resulta sencilla.
The Kinks: amados y prohibidos
Ray Davies era casi tan llamativo como Mick Jagger, y por motivos idénticos: delicado, levemente andrógino y muy sexy. Los Kinks eran poéticos, melancólicos, ingeniosos, irónicos y ferozmente irascibles al mismo tiempo. Junto con los Rolling Stones, siempre los contemplaré como una influencia primordial"
Estas generosas palabras pertenecen a la autobiografía de Pete Townshend, Who am I. Cuando el compositor de "Tommy" comenzó su carrera, The Who se llamaban The High Numbers y abrían para The Kinks. Townshend nunca escatimó elogios para Ray Davies, a quien calificó su canción "Waterloo Sunset" como una obra maestra. En la película Quadrophenia, Jimmy, su protagonista, se la pasa tarareando "You Really Got Me".
Efectivamente, The Kinks comenzaron casi al mismo tiempo que The Who, The Rolling Stones y The Beatles. Sin embargo, durante una de sus primeras giras por Estados Unidos, verdadera prueba y un salto a la fama para cualquier grupo de la Invasión Británica que aspirara a conquistar el mundo, los Kinks fueron expulsados y se les prohibió tocar durante cinco años debido a disturbios en sus actuaciones. Este episodio marcó un punto de inflexión: fue el principio del fin, o tal vez el inicio de algo nuevo.
Ray Davies: rey sin corona de Inglaterra
“Prohibidos” en el gran país del norte desde 1965 y casi sin rotación de sus discos allí, Davies siguió afianzando su pluma interior. Los discos, sin interrupción (y cada vez con menos éxito) fueron una gema tras otra. The Kinks era una banda al mismo tiempo “conservadora” y revolucionaria. El mágico año 1967, el de la explosión en vibrante technicolor de la psicodelia, con el disco debut de Pink Floyd y el Sgt. Pepper's..., The Kinks publican una obra maestra con portada en blanco y negro: Something Else.
Es que The Kinks siempre fueron "algo más". En el album reluce “Waterloo sunset”, una crepuscular canción sobre dos amantes, el Támesis y la estación Waterloo, considerada hoy una de las más perfectas canciones británicas. Damon Albarn la interpretaría décadas más tarde junto a Davies, en una versión en vivo.
Y Ray Davies, encerrado afuera, perfecciona su mirada sociológica. Como el Buenos Aires en la camiseta de Calé puede ver y plasmar en palabras y música imágenes de la clase media, vistas desde dentro, así como de la clase alta.
En "Dead End Street", muestra el callejón sin salida de la clase trabajadora. En "Sunny Afternoon", retrata a los nuevos ricos con versos como "los impuestos me han dejado sin dinero / solo me queda mi casa señorial y no puedo navegar en mi yate / mi novia ha regresado con sus padres, y les dijo de mi embriaguez y mi crueldad".
Village Green, inspirado en un guion radiofónico de Dylan Thomas, ironiza sobre la conservación de valores como "la cerveza, Sherlock Holmes y los muebles de estilo tudor". El victorianismo y la decadencia imperialista se extienden a otro álbum perfecto, Arthur... or the Decline and Fall of the British Empire, que también explora la experiencia de la emigración a Australia.
Como un Harold Pinter musical, Davies observa con inteligencia y sarcasmo las complejas relaciones entre las clases sociales inglesas, como si El sirviente de Joseph Losey pudiera ser cantado y sonar en las radios. Su visión, histórica pero siempre conectada con lo popular, lo hace en este sentido, el compositor más británico de su generación.
Se le ha llamado "neo-dickensiano" por su habilidad para conjugar la nostalgia y un imperialismo ya desaparecido, junto a su poder de observación aguda de personas de carne y hueso, como los amantes en las sombras, Terry y Julie, inmortalizados en "Waterloo Sunset".
"Algunas de mis canciones son a veces una compañía mejor que las personas reales. Muchos personajes musicales habitan mi mundo: son buenos, malos, amables, malvados y a veces traviesos", explica en su segundo libro de memorias, Americana.
Ray Davies en clave argentina: de Babasónicos a Massacre
Mariano Roger, guitarrista de Babasónicos, fan obsesivo de Ray Davies, comparte con Página/12 su punto de vista:
"Lo que más me fascina es su costumbrismo, nunca plano, muy británico en discos como Arthur o Lola, donde retrata tanto a gente trabajadora como del campo. Incluso aborda temas de bisexualidad y homosexualidad de manera vanguardista, tanto en letras como en sonido. Su mirada sobre el barrio y lo familiar es extraordinaria, incluso en su etapa psicodélica. De alguna manera, creó un 'rock chabón inglés' en sus letras, con toque barrial, pero paradójica y profundamente sofisticado."
"Ray Davies es punk y brit-pop. Y algo que discutimos mucho con Carca es cómo el ritmo de 'Lola', probablemente una de las primeras canciones sobre una chica trans, porta ese ritmo boogie que más tarde influenciaría tanto al glam de T. Rex", concluye Roger.
Para Pablo Mondello, guitarrista de Massacre, grupo que grabó su propia versión de "You Really Got Me", la conexión contemporánea con Ray Davies es a través de Blur y Oasis, y antes, por supuesto, a través del cover de Van Halen.
"Lo que más sorprende a cualquier guitarrista de rock, son sus riffs. Hasta que desaparezca el uso de la guitarra eléctrica, The Kinks seguirá teniendo un lugar destacado: riffs cortos, claros y concisos que impactan a cualquier amante del rock. Y no solo por su uso de la distorsión: también fueron pioneros en las óperas rock y en el uso del sitar, al igual que los Beatles".
Ray Davies, hoy
Después de Lola, la carrera de Ray Davies y The Kinks se transformó en una serie de discos conceptuales y rock operas que, a pesar de incluir siempre canciones buenas o muy buenas, no lograron gran éxito. Siempre lidiando con disputas y reconciliaciones con su hermano Dave Davies, The Kinks dejaron de actuar en vivo como grupo en 1996.
Sobrevivió en 2004 a un disparo en la pierna mientras perseguía a unos ladrones que habían robado el bolso de su novia en el Barrio Francés de Nueva Orleans. Desde entonces, ha continuado su carrera solista con dos discos para tener en cuenta, Other People's Lives y Working Man's Cafe, junto a la saga de álbumes Americana, con miembros de The Jayhawks.
Hoy, el hombre que, con la prohibición de volver a Estados Unidos, exploró como ningún otro músico la identidad británica, no parece sentir nostalgia. Cuando la revista Vice le preguntó hace unos años cuál era el problema de la juventud, sólo respondió sin creerse "padre" de nadie: "Son como los jóvenes de ayer".
David Bowie grabó más de una canción de The Kinks y Morrissey en una entrevista dijo sagaz: "Un ingenio y ocurrencia que ningún otro grupo siquiera intentó. Definitivamente memorables. Amé cada uno de sus singles pero su éxito fue tan instantáneamente aceptado que nadie se tomó el trabajo de analizarlos"
Ray siempre será clásico y moderno. Su primera autobiografía, X-Ray, comienza casi de manera arrabalera con estas palabras en el capítulo 1 titulado Nací en el Estado de Bienestar: "Mi nombre no tiene importancia". Inicio que recuerda al comienzo del tango "Cantor de mi barrio", popularizado por Roberto Goyeneche: "Mi nombre no tiene importancia / cantor del barrio me suelen llamar".
Ray logró convertir a Muswell Hill, (ese "Penny Lane" de The Kinks), su barrio y suburbio londinense al que dedicó numerosas canciones, en (parafraseando a Marisa Monte) un "infinito particular". Un universo de canciones propias, más kinksiano que neo-dickensiano. Pero apto para el jazz, el punk, heavy metal y cualquier género que surja.
Así es y así será. Desde sus inicios, hace al menos 60 años cuando Ray Davies, que hoy celebra 80 años, "nos atrapó por completo".