Marcelo Fernández es presidente de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), entidad que representa a más de 70 cámaras de pequeñas y medianas empresas del sector de la industria, la producción, el comercio y los servicios. Él, además, preside la Cámara Argentina de Fabricantes de Avios y Accesorios para la Confección y Marroquinería (Cafaicym) y la fábrica de Cierres Lynsa.

Fernández, que fue diputado nacional por la provincia de Buenos Aires entre 2005 y 2009, dialoga con BuenosAires/12 y reflexiona acerca de las problemáticas que atraviesan las pymes por el contexto macroeconómico nacional.

--¿Qué rol tiene la provincia de Buenos Aires en el universo de las pymes? ¿Sirve como termómetro para analizar el resto del país?

--El rol de la provincia de Buenos Aires es fundamental porque el 40 por ciento de la industria nacional está situado allí. Eso la transforma en la provincia más importante, por lejos. Por eso espero que haya diálogo entre el Gobierno nacional y el Gobierno provincial por fuera de las diferencias políticas, para que el Estado bonaerense pueda tener todos los recursos que hagan falta para seguir atendiendo y colaborando con el desarrollo de las pymes, y no que, por haber diferentes colores políticos, se le escaseen los fondos y no pueda colaborar con la producción provincial, que en definitiva es producción nacional.

--¿De las problemáticas actuales cuál es la que más lo preocupa?

--No hay una que me preocupe más que otra, porque la preocupación abarca todos los órdenes. Preocupan nuestras empresas, pero preocupan los empleos que hay en ellas. No nos olvidemos que las pymes generalmente son familiares y barriales, sobre todo en el conurbano bonaerense. Conocemos a los trabajadores, a sus familias, y las cuestiones que vivimos a diario nos repercuten mucho. Todavía tenemos la posibilidad de generar un canal de diálogo con el Gobierno, esperamos que sea una realidad y nos sentemos en una mesa para proponer ideas y temas que nos ayuden.

--¿Qué ocurre con los empleos?

--Para medir eso es vital la actividad productiva y comercial. Si esta decae, decae el empleo. Lo publicó el Banco Central, hay 275 mil cuentas sueldo menos, por lo que evidentemente hay desempleo. Este se ha dado en sectores públicos, pero por sobre todo en el sector privado. Y eso se suma a la cantidad de planes sociales y de gente subocupada, o que trabaja en negro. Nuestra preocupación es el empleo porque son nuestros consumidores, inclusive con los profesionales, pero la clase trabajadora es la que consume y mueve el mercado interno.

--¿Cómo trabaja CGERA con la Provincia? 

--Tenemos diálogo permanente con la Provincia porque ya nos conocemos, ellos vienen de cuatro años de gestión, y evidentemente ha sido una gestión que siempre tuvo ida y vuelta permanente, aportando las soluciones que la Provincia puede aportar, ya que no fija políticas nacionales. Todo lo que pudo, lo hizo. Desde misiones comerciales, rondas de negocios, subsidios de tazas y demás. Con la nueva disposición de ajuste y al no tener los recursos que tenía, la Provincia va a cortar muchas asistencias. No porque quiera, sino porque no tiene. Eso es preocupante, porque eran herramientas de mucha utilidad para las pymes.

--¿Todas las industrias situadas en la Provincia sufren por igual?

--Sufren mucho más las industrias de mano de obra intensiva, que son las que se dañan ante cualquier tipo de crisis. Si hay crisis nacional, hay crisis provincial. La Provincia tiene los mismos problemas que todos y no puede quedar exenta por más esfuerzos que haga. Por eso hay que acercar herramientas independientemente del color político que haya. Es lo que queremos los empresarios de la provincia de Buenos Aires.

--¿Cómo analiza la situación de las pequeñas y medianas empresas en los últimos seis meses?

--La caída de la actividad está reconocida por el propio presidente Javier Milei y por el Indec, con lo cual uno queda eximido de cualquier comentario o análisis político. La caída es algo real, lo dice el propio Gobierno. Todos los sectores promedian una caída entre el 30 y el 40 por ciento, y son muy poquitos lo que han mantenido la actividad de 2023 o han estado cerca de mantenerla. Esto habla, a las claras, de que tenemos que discutir y generar un proceso urgente de reactivación para las pymes comerciales e industriales, que están muy a la baja, sobre todo las que generan empleo.

--¿Qué ocurre si esta realidad se sostiene?

--Es evidente que si esta tendencia se mantiene en el tiempo habrá una crisis en el sector industrial a nivel empresas. Primero con la mano de obra, produciéndose los clásicos despidos y suspensiones, y después con el cierre de empresas, que es a lo que no queremos llegar. Creemos que hay cosas para corregir, porque todas las medidas que se están tomando son para flexibilizar trabas comerciales que estaban concebidas en defensa de la industria. Al no estar, cuando haya dólares y reactivación la importación será indiscriminada. Eso perjudica, como ha pasado en otras épocas, a las pequeñas y medianas empresas. Queremos discutir esos controles que existían para que no haya una competencia inescrupulosa, porque si hay que competir, lo queremos hacer con las herramientas que corresponden y no con flexibilizaciones que colaboran con la importación y no con la producción local.

--¿La actualidad que viven las pymes responde a acciones directas por parte del Gobierno nacional? ¿O son víctimas de un efecto rebote?

--Son las dos cosas. El Gobierno nacional buscó frenar la actividad porque había una inflación que era reconocida, y siempre se juzgó que la actividad económica, cuando está desarrollada, genera aumento de precios. Pero no fue nuestro caso, porque las pymes no somos culpables de la inflación, entonces muchas veces tuvimos que sufrir los aumentos de materias primas, de costos y de insumos, que evidentemente no pudimos trasladar a los precios reales de venta, porque si no nos íbamos del mercado o chocábamos con nuestra propia competencia. Nos parece que al tratar de frenar la actividad, y con los ajustes que hubo, las pymes han sido perjudicadas en su nivel de actividad. Obviamente esto va ligado a los salarios, porque si los salarios no se recuperan, y no le ganan a los aumentos de precios de los alimentos es muy difícil. Ante los aumentos de los últimos años, a todos los sectores productivos nos pueden decir "no te compro", pero alimentarse es esencial. Entonces nos parece que un Gobierno que no quiere controlar los precios, porque así lo ha dicho, de todas maneras debería monitorearlos, porque en caso que podamos recuperarnos a la par de los salarios, si otra vez los sectores más concentrados aumenten los precios, es como si no hubiéramos hecho nada.

--¿A Milei le interesa tener un mercado interno fuerte?

--No creo que no mirar el mercado interno sea el objetivo del Gobierno, pero se dedicó a ajustar números que nos han perjudicado. Todavía no están mirando eso. El Gobierno se fijó en la macroeconomía, para encontrar números de baja de inflación y de baja de taza de interés, que era necesaria, y se han ocupado de eso. Yo no creo que la actividad productiva haya pasado por su radar, y no pasará hasta que sientan que la inflación está controlada. Tal vez allí se pueda discutir con las autoridades, y es lo que queremos hacer de CGERA. Hacer propuestas y tratar de solucionar los temas que faciliten la recuperación del sector. El de las tarifas es un ejemplo, en algunos casos el gas y la luz han llegado a costar el 2 o el 3 por ciento de la venta de las pymes, lo que es una gran exageración. Hay que ver como se resuelve, y si Milei quiere, la CGERA tiene propuestas para hacer y volver a recuperar la actividad. 

--¿Qué nivel de diálogo tiene con el Gobierno nacional? 

--El diálogo existe, yo lo tengo personalmente y lo tienen muchas cámaras de manera individual. CGERA nuclea 70 cámaras, además de federaciones provinciales que son socias, con lo cual muchas veces ellas se reúnen individualmente y no en conjunto. Algunas dicen que han sido escuchadas, otras que no, pero mi función como presidente es tratar de generar un puente. Queremos agotar todas las instancias de diálogo porque queremos y podemos aportar ideas.

--¿Por ejemplo?

--Propusimos una comercializadora de productos argentinos en el exterior, para poder exportar en grupo y vender en los mercados internos, sobre todo comenzando por Brasil. También dijimos de cruzar dólares propios, para que no exista la traba comercial de tener que llevar pesos y que el Banco Nación pague en dólares nuestras importaciones, porque no los tiene. Esto se lo planteamos incluso al Gobierno anterior, y si bien fue puesto en el presupuesto 2023, no se implementó ni antes ni ahora. Nosotros lo indicamos porque se puede pagar con la tarjeta de crédito en dólares, pero no la mercadería. Las tarjetas de los individuos pagan el dolar y lo llevan al banco, esquivando el impuesto país y otros impuestos, pero las pymes no podemos hacerlo para comprar materias primas y mercadería. Ese sería un gran aporte y ayudaría a incrementar la producción y la baja de costos, ayudando al Gobierno a bajar la inflación.

--¿Qué opina sobre la sanción de la ley bases? ¿Cómo impacta el RIGI en todo esto?

--Por suerte lo sancionado no fue la idea original. Si la ley hubiera salido como se había presentado estaríamos hablando de otra cuestión, porque el RIGI había sido pensado para todos los sectores. Evidentemente se pudo, con los aportes en el Senado, flexibilizar esto que se le daba a las empresas, como los años de gracia, la libertad para importar y demás. Por supuesto que nosotros hubiésemos querido que todas las mismas condiciones que le dan a las inversiones se las dieran a las pymes, que merecen una ley de inversiones particular. Todo esto, en el sector productivo, trajo una luz de alarma muy grande. Veremos cómo vuelve de Diputados, pero si la ley salía como era originalmente, hubiera sido muy perjudicial para todos los sectores de la industria nacional.

--¿Coincide con los funcionarios nacionales que aseguran que 'lo peor ya pasó'?

--No lo sé, pero lo que vivimos fue muy duro, y no queremos vivirlo más. No queremos que se prolongue en el tiempo. Por eso apelo al diálogo, para ajustar nuestras ideas, y que sea en forma oficial y no individual. Aquellos que representamos muchas entidades queremos dialogar, y van a tener que escucharnos para mejorar la situación. La discusión política pasa por la producción y el empleo, no solamente por los números de déficit o superávit fiscal o comercial, o el tipo de cambio. Sin empleo y producción no hay nada.