Con el hilarante presidente argentino creen conseguir una nueva espectacularidad de lo político que aún les faltaba. Un nuevo exhibicionismo vehiculizado por un personaje, que muestra el costado "vende humos" pero certero del plan fascista neoliberal. A través de mantras estereotipados, momentos coléricos e insultos a figuras investidas, el personaje promueve un nuevo tipo de goce, mostrar las miserias sin ambages en medio de un recitado de fórmulas repetidas sin disimular el odio y el desprecio. Indudablemente hay un sector de la población que se satisface con esta descarga pulsional cuyo montaje es simple: una fantasía donde se le pega a alguien que no son ellos. Se les pega a las izquierdas, los populistas, las feministas, los nacionales y populares… pero tarde o temprano también a los propios que lo votaron sin medir las consecuencias.
Las imágenes de los ultraderechistas europeos, incluído el aspecto animal de Trump, aún seguían perteneciendo a un inmaginario clásico. Necesitaban un fenómeno espectacular y por ahora lo han encontrado.
Una vez realizada la operación descrita viene la segunda escena de los ultras internacionales. Que se podría enunciar así: ya le hemos mostrado el festival incoherente, ruinoso pero eficaz en sus diatribas, ahora viene el turno de los "serios", la ultraderecha neoliberal que sí cuenta con un plan europeo y global que sin ruptura alguna intentará redefinir con muchos matices la relación con la OTAN, la Unión Europea, las relaciones geopolíticas internacionales y se propondrán mostrar que definitivamente no hay lugar ni para las izquierdas ni para las soberanías nacionales y populares en el nuevo mundo.
Anteanoche, en el Casino de Madrid, tuvo lugar una escena esperpéntica y decadente a un mismo tiempo. El libertario argentino presentaba uno a uno todos sus desopilantes enunciados frente a algunos de sus maestros que, emocionados, no dudaron en saludarlo alzando el brazo, jactándose de que uno de sus alumnos haya llegado al poder y esté haciendo realidad lo que los académicos fascistas soñaron. Todo ello en medio de un halago a la teoría por parte del alumno ahora hecho presidente. Recordemos que el fascismo histórico siempre se jactó y celebró disponer de una teoría para toda la humanidad…
Sin embargo, el libertario no es más que el término evanescence de la operación ultraderechista en marcha. Después de usarlo, lo tirarán y lo emplearán como el símbolo que han superado, cual resto caído. El presidente argentino es el nombre, el fuego artificial a disolver para que luego la operación culmine su recorrido.
El rol que jugará la técnica con sus estructuras de emplazamiento de la subjetividad reforzará el intento de hacer desaparecer de la tierra todo aquello que en la existencia humana se opone aún a la barbarie.
Este es el nuevo sentido de la mutación antropológica que se extiende por el planeta: aniquilación de la historia, resignificación de los totalitarismos acontecidos en el siglo XX y una transformación radical de las víctimas en victimarios. El nuevo tipo de goce se realiza destruyendo al débil e identificándose a un poder que gracias a los artificios de la técnica ofrece el semblante de lo imbatible. En tales circunstancias se inaugura una pregunta en relación a si aún los pueblos pueden establecer límites frente a esta escalada y causar que la historia retorne.
Solo una comunidad constituida sobre un nuevo mito del amor, el deseo, lo sagrado de la existencia y el legítimo uso de la política frente a los poderes de la época puede permitir pensar un comienzo distinto.