Desde Córdoba
Martín Llaryora tendrá hoy su primer test electoral como gobernador de Córdoba. La cita será nada más y nada menos que Río Cuarto, capital alterna de la provincia. Pese a tratarse de una elección municipal, los comicios de la ciudad del Imperio del Sur revisten especial importancia a nivel provincial y, en menor medida, nacional. Un escenario de tres tercios, la implosión definitiva de Juntos por el Cambio y la ausencia de una lista libertaria configuran algunas de las particularidades del único acto eleccionario del año en Córdoba.
En total hay 138.816 riocuartenses habilitados para votar con boleta única en unos comicios que también ponen en juego 19 concejales y 4 tribunos de cuentas. De las 10 listas que estarán en el cuarto oscuro, son tres las que acaparan la atención y que marcarán un mojón en la gestión del peronismo cordobesista post-padres fundadores: José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, más allá que este último está lejos de dar las hurras.
Con ocho años al frente del Palacio de Mojica, Hacemos Unidos por Córdoba buscará la continuidad en el poder a través de Guillermo De Rivas. El actual secretario de Gobierno contó con recursos provinciales, incluyendo el desfile de funcionarios y del propio gobernador Llaryora, quien en los últimos días visitó varias veces la ciudad.
Sin embargo, la anabolización de la campaña no quitó el velo de la incertidumbre. Al oficialismo se le enfrentará la ex diputada Adriana Nazario, quien también enarbola las banderas peronistas y, como plus, la imagen del ex gobernador De la Sota, su última pareja. De este río revuelto buscará sacar provecho el candidato radical, Gonzalo Parodi. Aunque no exento de sobresaltos, la lista de la UCR aparece agazapada a la espera de recuperar un histórico bastión de gobierno.
En cambio, para el oficialismo nacional, las elecciones en Río Cuarto prácticamente no existen, ya que no presentará lista oficial. Algo por demás llamativo si se tiene en cuenta que en las elecciones presidenciales, Javier Milei obtuvo casi el 73% de los votos. Sin candidatos potables y con un armado político tradicional en ciernes, La Libertad Avanza bajó a todos los potenciales candidatos para no sufrir un tempranero traspié.
Examen de fuste
Mientras bascula con pies de plomo en la escena nacional, con más acercamientos que distanciamientos en torno a las políticas de Milei, sobre todo en lo inherente a la Ley Ómnibus XS, Llaryora intentó no desatender el frente interno.
No obstante, la emergencia de la figura de Nazario más algunas dudas iniciales en torno a De Rivas y sobre todo la falta de acuerdos en torno a una única figura oficialista se sumaron para que Hacemos Unidos por Córdoba llegue a este domingo con más dudas de las deseadas.
De cualquier manera, para el gobernador cordobés no se trata de un escenario desconocido, ya que electoralmente viene de “poner el lomo” en los comicios provinciales y municipales de la ciudad de Córdoba. Sin el aparato pleno del cordobesismo, las victorias cosechadas el año pasado sirvieron de derecho de piso para apuntalar su figura en el ámbito político local. Lo que suceda hoy es una instancia de confirmación o de retroceso para el oriundo de San Francisco en sus primeros meses al frente de gobierno.
Enfrente está Nazario, quien construyó una campaña con menos recursos, pero con el fuerte capital simbólico de De la Sota. El ex gobernador residió en Río Cuarto y fue la última pareja de la candidata. Con llegada en los sectores populares y algunos guiños desde allegados al schiarettismo, la ex diputada nacional reclamó competir por la candidatura principal. El pedido fue desoído y el oficialismo irá dividido a las urnas.
Bajo la lista de La Fuerza del Imperio del Sur, Nazario logró el apoyo de un sector de La Libertad Avanza. Mientras hace sus primeros palotes como partido nacional (¿casta?), los temblores en el Congreso se hicieron sentir a nivel local.
Como contó Página 12, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) se abroqueló detrás de Nazario. La máxima referente en Córdoba es la diputada nacional Cecilia Ibáñez, enfrentada con su colega de banca Gabriel Bornoroni, presidente del bloque de diputados y el elegido por Karina Milei y Martín Menem para el armado de LLA. Para la foto y sin apoyo oficial, Mario Lamborghini ocupará uno de los diez casilleros de la boleta bajo el sello del Partido Libertario. Demasiado poco. “Mejor pasar de esta”, lanzaron desde la Casa Rosada.
Expectativa total
Para la UCR, en cambio, la expectativa es total. Más que nunca, desde el centenario partido palpitan que la diáspora oficialista puede ser la oportunidad esperada para volver al poder.
Gonzalo Parodi es el obús que el armado boinablanca presenta tras sortear, también, desavenencias internas.
A finales del mes pasado, el hombre referenciado en las huestes del diputado nacional Rodrigo De Loredo selló la unidad con Gabriel Abrile, a quien venció en los comicios internos. Tras coqueteos varios, el candidato derrotado será el primer postulante al Concejo Delibertante de una coalición que no tendrá entre sus filas el PRO, por lo que Juntos por el Cambio dejó de tener existencia electoral efectiva. Al menos en Río Cuarto.
Con todo, se espera un final cerrado en el que nadie se anima a dar un resultado. Ni mucho menos festejar por anticipado. Como si hubiera más por perder que por ganar.