"Le acabo de pedir la renuncia al secretario de Seguridad, Vicente Ventura Barreiro, por haber intentado interferir en un proceso licitatorio de servicios de comida para el Servicio Penitenciario Federal", posteó sorpresivamente ayer Patricia Bullrich en redes sociales. "También hice la correspondiente denuncia a la Oficina Anticorrupción para que tome intervención", amplió. El repentino "ataque de transparencia" de la ministra -que en su paso por la cartera acumuló denuncias por corrupción por compras irregulares de lanchas y pertrechos varios a Israel, entre otras- fue leído por propios y ajenos como el estallido de una interna feroz hacia adentro de lo que queda del PRO, que tiene como protagonistas a la camaleónica ministra, al siempre acechante Mauricio Macri y a la pata provincial encabezada por Cristian Ritondo. Todo esto justo a tres días de que se elijan (el martes) autoridades del partido a nivel provincial.
Ventura Barreiro no era cualquier secretario dentro del organigrama de Seguridad. Era el responsable del protocolo anti piquetes en la Ciudad de Buenos Aires, el encargado de coordinar desde el Ministerio la acción de todas las fuerzas federales, junto a las de la Ciudad. Su rol es central en la cartera, tal como está concebida hoy, de modo que era en los hechos un número dos.
Pero Ventura Barreiro también tiene un pasado cercano: fue subsecretario de inteligencia (el nombre formal de la dependencia era "Planificación, Gestión y Evaluación" del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de María Eugenia Vidal como gobernadora, y de Ritondo como ministro de Seguridad provincial.
Es, en los hechos, "un hombre de Ritondo", que a su vez es un hombre de Macri. Hasta formó parte de la campaña del exministro bonaerense a la gobernación, antes de que el actual legislador se bajara de esta pretensión y pasara a integrar el equipo de Bullrich.
Con denuncia por corrupción
La versión recargada de la interna partidaria exhibe en este movimiento un paso superador: Ventura Barreiro no sólo fue apartado por Bullrich sino que, además, la ministra lo denunció ante la Oficina Anticorrupción, una estrategia que ya había sido puesta en práctica por Sandra Pettovello cuando la crisis de su ministerio amenazaba con arrastrarla.
“Esta licitación de servicios de comida es considerada un proceso inédito, ya que rompe con un monopolio de muchos años y abre la participación a más de 300 empresas, en contraste con las 15 que históricamente manejaban el servicio. Este cambio busca fomentar la competencia y la transparencia en la administración pública”, exaltó la ministra. Y se alineó: "En esta gestión del Presidente Javier Milei, la transparencia es nuestra bandera?
Tal vez es otra bandera nueva que abraza la ministra, ya que en su gestión anterior fue denunciada por diversas compras con sobreprecios, irregulares y direccionadas, fundamentalmente a Israel: sistemas de seguridad para pasos fronterizos, lanchas de patrullaje que nunca pudieron ser usadas, ya que su calado no era apto para los ríos nacionales, pertrechos varios de supuesto uso para el G20, que llegaron meses después de la realización de la cumbre.
Los despidos escandaloso para tapar irregularidades se están transformando en costumbre entre los ministros "libertarios": Sandra Pettovello echó a Pablo de la Torre en medio de la crisis desatada por supuestos contratos truchos realizados a través de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), y la retención de toneladas de alimentos.
El rol en la represión
El martes pasado, diputados de Unión por la Patria presentaron una demanda contra la ministra de Seguridad y también contra Ventura Barreiro (y el titular de la Prefectura Naval, Guillermo José Giménez Pérez) por los delitos de privación ilegal de la libertad, imposición de tortura, lesiones graves y abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionarios públicos. Se los señala como responsables del operativo de seguridad que derivó en la brutal represión afuera del Congreso mientras en el Senado se debatía la Ley Bases.
"Lo que vivieron los diputados y diputadas nacionales de nuestro bloque la semana pasada es un episodio más que demuestra el desprecio del presidente Javier Milei por el Congreso y la división de poderes", lamentó el presidente del bloque, Germán Martínez, acompañado por sus compañeros de banca, entre ellos, Leopoldo Moreau, Carolina Yutrovic y Carlos Castagneto, quienes hablaron en representación de todos los legisladores reprimidos.