Como familiares y compañeros de las 12 personas del grupo de la Iglesia de la Santa Cruz, de la Ciudad de Buenos Aires, detenidas desaparecidas entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977, queremos manifestar nuestro más enérgico repudio a esta nueva provocación que solo busca remover las heridas y lastimar la memoria de nuestros seres queridos y nuestrxs 30.000.
Alfredo Astiz, calificado por su hermana como “un hombre que luchó contra el terrorismo en el pasado”, fue condenado a prisión perpetua por ser responsable de miles de secuestros, desapariciones y torturas producidas en el Centro Clandestino de Detención que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada, hoy ex ESMA.
Entre ellos el secuestro, desaparición y asesinato de nuestros familiares y compañerxs: las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor de De Vincenti, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco, las religiosas francesas Leonie Duquet y Alice Domon y los familiares y militantes populares Ángela Auad, Remo Berardo, Gabriel Horane, Patricia Oviedo, Horacio Elbert, Raquel Bulit y Julio Fondovila, quienes fueron secuestradxs en operativos a cargo de Alfredo Astiz, llevados a cabo entre esos días, en diferentes lugares, la Iglesia, el trabajo, sus casas y un bar. Indefensas e indefensos, con su única “arma” que fue la búsqueda incesante por saber el destino de nuestrxs familiares y compañerxs desaparecidxs.
Este genocida, no solo nunca se arrepintió de sus actos ni brindó información sobre el destino de los miles de personas detenidas desaparecidas que pasaron por la ESMA sino que, por el contrario, reivindicó el terrorismo de Estado cada vez que pudo.
No resulta sorprendente que el reclamo de los familiares negacionistas de los genocidas se produzca en este momento, donde el actual gobierno, encabezado por Javier Milei y Victoria Villarruel, ha hecho del negacionismo la reivindicación de la crueldad y de la represión una política pública. Es por eso que los agoreros de la impunidad le exigen dureza en la “batalla cultural”, para contraponerse al supuesto “gradualismo” del gobierno de Macri.
Queremos informarles que Macri no pudo garantizarles impunidad a los genocidas porque los Familiares y los Organismos de Derechos Humanos hemos sostenido una lucha inquebrantable que lleva más de 40 años. Basta tener presente como las pretensiones de liberar a los suyos con la que se habían ilusionado en su momento, quedaron desarticuladas gracias a la multitudinaria marcha contra el 2x1.
Milei tampoco podrá hacerlo.
El dolor por la ausencia de nuestros familiares y compañerxs no cesa ni cesará jamás. Que exista un gobierno que abre las puertas de la impunidad a los responsables de su secuestro, desaparición y muerte solo profundiza esas heridas. Sepan que el dolor no nos paraliza, ni nos paralizará.
Estos momentos de profundo retroceso de la institucionalidad y destrucción sistemática del estado de derecho solo nos hacen redoblar la militancia, la lucha y la presencia en las calles para defender la democracia y los derechos que tanto nos costaron conseguir.
Tenemos el ejemplo de nuestras Madres y Abuelas, que jamás bajaron los brazos. Nos guían los sueños de nuestros 30.000, de una patria justa, libre y soberana. Tenemos un legado imposible de doblegar. Por más provocaciones y agresiones que recibamos nunca nos van a ver de rodillas.
Seguiremos haciendo todo lo que legalmente sea necesario para que los genocidas estén en el único lugar donde tienen que estar: la cárcel común.
Con nosotrxs no van a poder.