El Día del Orgullo ha evolucionado y pasó de ser la manifestación de una lucha por los derechos de la comunidad LGBTIQ+ a una celebración global de la diversidad, la igualdad y la libertad de expresión. Entre tanta m,exaltación de los colores del arcoíris y los eventos festivos, que ahora ocurren durante todo el mes de junio, bautizado como Mes del Orgullo, algunas empresas y comercios han sido señalados por su participación superficial y oportunista en esta celebración. Es común ver marcas y corporaciones adoptar la bandera del arcoíris en sus productos, cambiar sus logos a colores brillantes o lanzar campañas publicitarias con mensajes de apoyo a la comunidad LGBTIQ+ durante el mes de junio. El problema es que esta exhibición de solidaridad a menudo carece de sustancia y compromiso real con las personas vulnerables dentro del colectivo.
¿Saben qué significa el término "rainbowwashing"? Se refiere a la práctica en la que las empresas o marcas utilizan la bandera del arcoíris y símbolos asociados con la comunidad LGBTIQ+ con fines de lucro. Las críticas hacia estas acciones apuntan a la falta de coherencia entre la imagen progresista que proyectan las empresas durante el Mes del Orgullo y sus acciones concretas, el resto del año. Muchas de estas compañías no implementan políticas inclusivas para sus empleados LGBTIQ+, no destinan recursos a organizaciones que apoyan a las personas vulnerables dentro del colectivo, y en algunos casos, incluso han respaldado políticas o acciones que van en contra de los derechos LGBTIQ+. Por eso se considera que este enfoque es superficial y oportunista y unas cuantas organizaciones son acusadas de utilizar estas campañas para obtener beneficios comerciales. Algunas voces incluso sostienen que estos usos pueden trivializar las luchas y desafíos que enfrenta la comunidad LGBTIQ+.
Cuando se pide que los mensajes de apoyo estén acompañados por inclusión genuina y compromiso con la equidad, lo que se está reclamando a estas organizaciones es que si van a enarbolar banderas, muestren auténtico apoyo a la comunidad y vayan más allá de simples gestos simbólicos. Sin ir más lejos: ¿qué pasa con las personas trans en nuestro país? El 24 de junio del 2021 se sancionó la Ley 27.636 de promoción del acceso al empleo para personas travestis, transexuales y transgénero. La ley dice que el 1% de trabajadores del ámbito público deben ser travestis y trans y se invitó al sector privado a aplicar esta política pública. A casi tres años eso no sucedió y en los últimos meses echaron a compañeras travestis del sector público.
¿Con cuántas personas trans secruzan ustedes en trabajos cotidianos? La respuesta, probablemente, sea “con ninguna”. Son muy pocas las que hoy cuentan con un trabajo formal. Esto expone que el compromiso de implementar políticas inclusivas, brindar un ambiente de trabajo seguro y respetuoso para empleadxs, por ahora, no es serio. Apoyar causas y organizaciones LGBTIQ+ con acciones concretas y promover una cultura de diversidad y aceptación dentro y fuera del trabajo es fundamental. Las marcas y empresas que deseen mostrar su apoyo a la comunidad y lo hagan de manera honesta y comprometida lo demostrarán cuando en su planta cuenten con personas trans.
Esta desconexión entre la retórica publicitaria y las acciones reales de las empresas muestra una estrategia oportunista que explota el sentimiento positivo asociado con el Mes del Orgullo sin un compromiso genuino con la causa. Para construir un mundo verdaderamente inclusivo y respetuoso, es necesario que las acciones de solidaridad vayan acompañadas de políticas y prácticas que promuevan la igualdad y el respeto hacia todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.
Es crucial el compromiso de las personas y que las empresas que deseen participar en el Mes del Orgullo lo hagan con una verdadera intención de inclusión y apoyo a las personas LGBTIQ+. Estamos en tiempos difíciles, y muchxs la están pasando muy mal: nuestros derechos no se negocian ni se cuestionan, se defienden con más orgullo. Este mes no debería ser solo una oportunidad para lucir la bandera del arcoíris, sino también un momento para abogar por el cambio.
Deseo, desde lo más profundo de mi corazón, que pronto se vuelva a invertir en programas y políticas públicas que promuevan la igualdad y la equidad, y contribuir de manera significativa a mejorar la calidad de vida de las personas, especialmente aquellas que enfrentan situaciones de vulnerabilidad debido a su identidad de género u orientación sexual.