Los independentistas redoblaron ayer la presión con una huelga general y protestas para exigir la libertad para los dirigentes políticos y sociales presos, antes de una nueva cita de las autoridades del parlamento catalán con la Justicia española, que podría derivar en nuevos encarcelamientos y en mayor tensión de cara a los comicios del 21 de diciembre.
La segunda “huelga” impulsada en pleno conflicto de secesión llega después de que el movimiento independentista no lograra conformar una lista única para presentarse a los comicios anticipados convocados por el gobierno español del presidente Mariano Rajoy en el marco de su intervención en la norteña región para abortar la independencia unilateral.
Las máximas figuras del independentismo se encuentran en prisión o se refugiaron en Bélgica, como es el caso del ex presidente Carles Puigdemont, mientras otros como la ex presidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell, podrían ser encarcelados mañana mismo, lo que calentaría aún más la campaña. El Ejecutivo español es consciente de que los encarcelamientos inflamaron los ánimos en Cataluña, con lo que vería con buenos ojos que la medida provisional se revirtiera, algo que podría suceder si el Tribunal Supremo asume toda la investigación por el proceso de secesión catalán, según fuentes gubernamentales citadas por la prensa local.
Por lo tanto, la expectativa está puesta en la declaración de mañana de Forcadell y otras cinco autoridades del parlamento catalán ante el Supremo, después de que la semana pasada el juez instructor aplazara los interrogatorios para darles tiempo a las defensas para rebatir los delitos de rebelión, sedición y malversación que se imputan a los políticos.
Los independentistas se preparan ya para presentarse a los comicios por separado después de que el Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT), de Puigdemont, y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), del ex vicepresidente Oriol Junqueras, no lograran un acuerdo para conformar una coalición antes el plazo fijado por ley, que vencía la pasada medianoche.
Ante el momento excepcional que vive Cataluña, Puigdemont se había ofrecido a liderar la candidatura conjunta, sin la cual tendrían más dificultades para revalidar su mayoría absoluta y conformar gobierno, de acuerdo con los sondeos.
El escenario de división animó por lo tanto a la oposición. El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, dijo ayer en el Congreso de los Diputados que esperaba una “participación masiva” en los comicios del 21 de diciembre, para abrir “un nuevo escenario” y recuperar la “normalidad” tras la crisis abierta en la región.
Con el independentismo movilizado al máximo, los expertos coinciden en que una alta participación favorecía a los partidos “constitucionalistas” de Cataluña - el liberal Ciudadanos, el conservador Partido Popular (PP) y los socialistas del PSOE-, que defendieron la intervención de Cataluña al amparo del artículo 155 de la Constitución. A pesar de que una parte de la población española cree que el conflicto está en vías de resolución, la indignación de los independentistas sigue alimentando protestas, y la huelga de hoy demostró que el conflicto sigue escalando.
Con el lema “Libertad presos políticos”, miles de manifestantes abarrotaron este mediodía la emblemática plaza barcelonesa de Sant Jaume, donde están situados el Ayuntamiento y el Palacio de la Generalitat (Ejecutivo), y volvieron a clamar a favor de la independencia de Cataluña y contra la “represión” del Ejecutivo central de Rajoy. “¡Libertad! ¡Libertad! coreaban los concentrados, que también reivindicaron al ex presidente depuesto, al grito de “(Carles) Puigdemont es nuestro presidente”.
Desde el escenario de la plaza Agustí Alcoberro, vicepresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la principal organización civil secesionista arengó: “Hoy Cataluña está en la prisión y nosotros debemos demostrar nuestra irritación”. La multitud aplaudió sus palabras. “Con cada preso, hay un independentista más, por eso vamos a votar y vamos a ganar con más fuerza, gracias a Rajoy”, dijo Carles, un profesor de 48 años que acudió a la plaza a protestar con sus compañeros.
Las protestas, que se repitieron por la tarde frente a los ayuntamientos de los pueblos y ciudadanos de Cataluña, coincidieron con una jornada de huelga general convocada por el sindicato minoritario independentista UStec-Stes, que provocó importantes problemas de movilidad en las rutas, con más de medio centenar de piquetes. A primera hora de la mañana, un grupo de manifestantes irrumpió en la vías del tren de Alta Velocidad AVE en Girona, donde cortó la circulación, y se produjeron cortes intermitentes en algunas de las vías de los trenes de cercanía de Barcelona, según medios locales. Se vivieron momentos de tensión entre los automovilistas y los huelguistas, y el incidente más importante se produjo en la Gran Vía de Barcelona, cuando la policía nacional despejó a la fuerza, con porrazos, a los manifestantes que cortaban esta arteria de acceso a la ciudad condal.
Por el contrario, el aeropuerto internacional El Prat de Barcelona y el servicio de subterráneo y colectivos funcionaron con normalidad, después de que los comités de empresa rechazaron unirse a la huelga, lo mismo que las automotrices Seat y Nissan. El mercado mayorista de Barcelona Mercabarna, y el comercio minorista y los servicios turísticos, bares y restaurantes trabajaron de forma habitual, mientras en el sector educativo fue donde se registró mayor incidencia de la huelga.
Desde Madrid, el ministro de Fomento español, Iñigo de la Serna, afirmó que el seguimiento de la “mal llamada huelga general” en Cataluña era “mínimo” pero su daño “máximo”, en tanto continúa la incertidumbre en torno al futuro de la norteña región.