Un colectivo homogéneo de personas, cargando con corporeidades uniformadas e imposibilitadas de diferenciarse entre sí, habita una realidad distópica en un futuro situado a varios milenios del nuestro.
Entre danzas exóticas, aparentes felicidades impuestas, competencias extremas, coreografías monstruosas y orgías pansexuales automatizadas, pasan sus días en un mundo de ensueño similar a lo que sería el interior de una caverna platónica, pero virtualizada. Esta inducción existencial dista mucho de ser agradable, y es por eso que más de unx rápidamente intentará lanzarse hacia la búsqueda imposible del prohibido despertar. Basada libremente en "Edipo Rey", la superclásica pieza teatral del griego Sófocles escrita alrededor del año 430 a.C. que condenó tajantemente el incesto y el parricidio en occidente, "Edipo 5.0" carga con el peso de toda la historia occidental nacida de esa doble prohibición fundamental, llevándola unos cuantos pasos más allá del planteo original.
Con dramaturgia de Dante D´Angelo y Carla Llopis, protagónicos de Marianela Aguilar Merlino, Malena Chami, Santiago Longo, Juan Martín Ahumada, Franco Riedel, Solange Soto y Romi Venegas y la dirección general de Carla Llopis, esta nueva reversión, reescritura e interpretación (por suerte) altamente arriesgada de la tragedia clásica ubica en el año 5000 la situación acabada de todo el potencial humano que estamos arriesgando hoy en día, desconociendo las consecuencias sociales, vinculares e identitarias a las que nos someten y nos sometemos a diario mediante los indiscriminados avances tecnológicos, políticos y hasta mitológicos.
Así, en un no tan lejano tiempo al nuestro, Apollon, una inteligencia artificial diseñada en el año 2536 en el marco de un proyecto de investigación creado por Norberto Layo en la Universidad de La Plata con el objetivo de mejorar la industria agropecuaria, logró desarrollar una forma de individuación devenida en autoconciencia, que con el paso del tiempo devoró y devoró todo lo que estaba a su alcance y mucho más: desde las máquinas y la mayoría de los humanos hasta la biomateria de todo el planeta.
En el presente escénico, situado en el año 5000, el proceso de aglutinamiento y voracidad de Apollon sigue en pie, buscando nutrirse con un combustible muy particular para su permanencia: la felicidad de los usuarios del sistema. Mientras lxs sobrevivientes realizan operaciones mecanizadas, despojadas de sentimientos y sentido, que recuerdan lejanamente a los autómatas de los mundos (poco) felices de la clásica novela de ciencia ficción de Aldous Huxley y su “hipnopedia” (la educación inducida a través del sueño), Edipo intentará ahora evadir el sistema, generando una crisis que posibilite el deseado despertar de la somnolienta realidad virtual en la que se encuentran sumergidos los habitantes de esta situación tan ajena, y a su vez, muy cercana.
Entre coreografías maquinales con pinceladas de danza butoh, y una iluminación fría y esterilizante diseñada por Jorgelina Herrero Pons que se une a los vínculos deshumanizados de los personajes, sumando la música industrial, electrónica, noise y ambiental de Dante D´Angelo y una puesta en escena vaciada de calidez a través de una estética cyberpunk, “Edipo 5.0” apuesta a presentar un tiempo futuro que, sin dejar la ironía de lado, nos sumerge en una pesadilla alarmante que recuerda la famosa frase grabada en una de las más célebres aguafuertes del pintor español Francisco de Goya: "El sueño de la razón produce monstruos".
Con sarcasmo y aciertos, la obra producida por Miguel Ludueña da cuenta de una épica venidera despojada de sensualidad, erotismo y misterio. Un existir controlado y minimizado al máximo, lavado de toda relación objetual y corporal, vinculación y deseo, en contraposición a nuestro presente de acumulación indiscriminada y consumo voraz de todo aquello que el mercado pueda catalogar y empaquetar como mercancía. Con sexo pero sin placer, con felicidad pero sin sentimientos, con roce pero sin goce, “Edipo 5.0” hace foco en que quizás, y por encima de todo, la necesidad de despertar de esos monstruos de la razón que arrebataron el placer, el deseo y el encuentro no podrá ser ni hoy, ni en el 2536 ni en el año 5000, erradicada por completo.
Funciones: domingos a las 18 en el Teatro Payró, San Martín 766.