Periodistas, analistas y ceos (hoy políticos) que profesan el pragmatismo político exponen sus razones como si fueran extraídas de lo que llaman realidad objetiva e insisten en que la confusión es provocada por las ideologías políticas porque crean los relatos. Se observan equivalencias de este fenómeno en la población general pero, si bien sus etiologías están articuladas, son diferentes y amerita un análisis complementario.
¿Qué diferencia este pragmatismo de otras miradas? La actitud ética.
Nuestro pragmatismo político es algo así: el hijo le pide al padre que le compre zapatillas. El padre responde: que las zapatillas son caras, que su hijo estudia y no trabaja, que su esposa, una cansada ama de casa, quiere ir a lugares caros y de vacaciones, en cambio el solo trabaja. Concluye que su familia gasta más de lo que produce, que la plata no le alcanza, “seamos pragmáticos, con ese nivel de gastos la familia no es sustentable”. Para el padre la realidad objetiva es lo que gasta la familia, pero oculta que ese gasto es solo la mitad de su ingreso. La otra mitad de su ingreso, el padre pragmático la gasta con su amante.
Lejos del pragmatismo filosófico, su acto estratégico es esconder la ideología de su relato político en la generalización de un dato o hecho conveniente de lo cotidiano que, por recortado, en nada explica la realidad, pero monta el reality show como una inocente libertad de expresión. Se valida como realidad objetiva los bolsos de López, jamás el delito por fuga de divisas a través de los bancos.
La provincia está fundida, el gas es barato, los sueldos no son sustentables, se consume más de lo que se produce, la deuda hay que pagarla, la fiesta del pueblo, etc.; son conclusiones del pragmatismo que ocultan su dirección ideológica: el ajuste de la mayoría menos rica a favor de la mayor rentabilidad de los grupos económicos. El acierto de esta estrategia no es sin que los medios de comunicación masiva se hayan concentrado y consolidado como grupo entre los poderes económicos. Nuestro pragmatismo cobra fuerza en esta fusión como su relato político, con gran sostén mediático, judicial y servicios de seguridad.
Para las otras ideologías no hay realidad objetiva, se hacen cargo de ser un relato y no esconden su verdad: transformar la realidad hacia un bienestar de la población, a pesar de los obstáculos internos y externos, individuales y sociales, económicos y culturales que urgen por la conflictividad de sus habitantes y representantes, y que muchas veces lleva al abuso en las gestiones, de la cual tendrán que hacerse responsables y corregir.
La ética pragmática requiere, como táctica, la naturalización del suceso sobre el que actúa para que sea percibido como realidad objetiva y elevado a totalidad. Al logro de esta conversión se arriba promoviendo recursos de la comunicación que concuerdan con lógicas psicopáticas. Esta consiste en calificar como información obtenida de la realidad las acciones que desencadena en los otros. Considera que esas acciones son la naturaleza del acosado, pero sin responsabilizarse y ocultando la provocación que implica su acto. Por ejemplo, se daña a una persona o población, con pocos recursos para defenderse y cuando esta reacciona, el reality sanciona su esencia como violenta. El psicópata autoriza la represión de la población violentada justificando su acto en la armonía del resto. El éxito de este proceso depende de la existencia de medios de comunicación dominantes y que estos acompañen con la profusión de esa condición.
El pragmatismo mantiene su dominio de clase representándose en la vida natural, despolitizada y sin línea editorial. La naturalización expulsa los conflictos sociales hacia lo externo del sujeto para que no los sienta como su responsabilidad. Ahora son causados por lo natural de la realidad. El sujeto se vuelve pasivo. La exclusión se convierte en un efecto de la naturaleza y deja de ser la maniobra de una política. Mecanismo que permite la adhesión al pragmatismo de gran cantidad de ciudadanos, aun de los perjudicados por esta ideología.
Lo que se naturaliza nunca llega a ser natural. Es un gran gasto económico, social y psíquico mantener un paradigma ideológico como natural. Una fuerza constante reprime los cuestionamientos que van contra lo que se ha naturalizado. Se derogan las leyes que protegen a la población del abuso de los buitres internos y externos, mientras crean otras leyes para que los jueces eliminen el ser buitre como delito. Si el abuso legal y represivo esta naturalizado en la estructura, el amor al Amo es la salida pragmática que mejor se adapta a un imaginario social de característica dependiente.
En los países subdesarrollados, la naturalización consagró el capitalismo a ser una realidad objetiva e inmóvil, sin relato ideológico, que derivó en la excesiva concentración de la riqueza y su complemento necesario, la corrupción estructural. Ante esta realidad, el pragmatismo promueve la política del derrame gracias a la moral bien intencionada de los grupos poderosos. Al contrario de los países prósperos que aceptan el capitalismo pero, al reconocerlo como ideología, sus organizaciones legales y económicas, combaten la concentración de la acumulación con regulaciones muy firmes... Luego invierten en la América Latina y África pragmática.
Las amantes de los grupos económicos pragmáticos convirtieron a la Argentina en el tercer país en el mundo en evasión fiscal, aportamos 7 grupos familiares, que superan los mil millones en dólares al mundo, pero que ninguno de ellos tienen ese ingreso en nuestra AFIP. La toma de deuda para el pago de intereses financieros, la disminución de las retenciones y del impuesto a la riqueza. La plata de estos argentinos en los paraísos fiscales es igual a nuestro PBI, del cual se calcula que el 65 por ciento es por los delitos fiscales de los grupos económicos y el 5 por ciento es de los políticos en concepto de la cometa que les paga el poder económico para obtener sobreprecios y emigrar su tajada.
Según el Indec ya se ha superado el porcentual de la era K en fuga de divisas y rentabilidad del poder. Mas allá del velo mediático de los datos, por alguna razón histórica y fantasmática la familia argentina ha decidido tolerar y mantener a las amantes para lo cual trabajará el doble por la mitad del salario para que la plata alcance.
¿Qué oculta nuestro pragmatismo político? Que en los países subdesarrollados lo que no es sustentable es la alta concentración de la acumulación en unos pocos, como forma de progreso hacia el desarrollo.
* Psicoanalista.