Julian Assange recuperó su libertad este lunes luego de alcanzar un acuerdo de culpabilidad con Estados Unidos, a casi catorce años de las primeras revelaciones de WikiLeaks.
A continuación, un repaso por los casos más importantes en la era de las filtraciones y el espionaje ilegal.
Edward Snowden: vigilancia permanente
De 41 años, Snowden es un exempleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). En 2013 publicó, a través de los medios The Guardian y The Washington Post, varios documentos clasificados de la NSA que revelaron el funcionamiento de un masivo aparato de espionaje en esa dependencia del Gobierno estadounidense luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
La información difundida probó que la NSA recolectaba datos en todo el mundo y hasta interceptaba comunicaciones de líderes políticos de otros países, como la excanciller alemana Angela Merkel y la expresidenta brasileña Dilma Rousseff. Se hacía a través del programa clandestino de recolección de información de la Agencia de Seguridad Nacional conococido como PRISMA —puesto en marcha en 2007 para avanzar en la "guerra contra el terrorismo"— y el sistema informático de análisis de datos XKeyscore, entre otros programas sobre los que echó luz la investigación del joven oriundo de Carolina del Norte, que al momento de la filtración tenía 27 años.
Tras un largo período de exilio, pedidos de asilo a más de 15 países y varias denuncias de persecusión extrajudicial por parte de Estados Unidos, Snowden recibió la nacionalidad rusa en septiembre de 2022, otorgada por Vladimir Putin mediante decreto.
Chelsea Manning: la crueldad de la guerra
Nacida en Oklahoma en 1987, Manning era soldada y analista de inteligencia del Ejército estadounidense cuando en 2009 filtró a WikiLeaks un video popularmente conocido como "Collateral Murder", donde se observa el ataque aéreo a Bagdad del 12 de julio de 2007, en plena guerra de Irak, por el que resultaron muertos 12 iraquíes —entre ellos dos colaboradores de Reuters—; y en 2010, los denominados "Diarios de la Guerra de Afganistán", una serie de informes internos de Estados Unidos relacionados con el conflicto bélico en ese país y que desnudaron el rol de la OTAN en el asesinato de miles de civiles y su posterior ocultamiento.
Previo al juicio que enfrentó, estuvo encarcelada con prisión preventiva durante más de un mes, y en 2013 fue declarada culpable de violar la Ley de Espionaje, sentenciada a 35 años de prisión y expulsada de la fuerza. Pero a principios de 2017, a días de terminar su mandato, el entonces presidente Barack Obama le concedió el indulto y Manning quedó finalmente libre el 17 de mayo de ese año.
Un día después de su sentencia, en 2013, había anunciado públicamente que se autopercibía mujer y que tenía el deseo de acceder a un tratamiento hormonal para transicionar. En abril de 2014 logró cambiar legalmente su nombre.
En numerosas ocasiones desde su entorno denunciaron que las condiciones de su detención podían ser consideradas como tortura. Su abogado, David Coombs, aseguró a la prensa que Manning permanecía aislada 23 horas al día, sin objetos personales, y que durante la noche debía entregar la ropa de reclusión a los guardias, a excepción de su ropa interior. Intentó suicidarse en dos ocasiones en 2016 y una vez en marzo de 2020.
Reality Winner: una condena ejemplar
Extraductora de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Winner filtró una serie de documentos clasificados respecto de la presunta interferencia rusa en las elecciones de Estados Unidos de 2016, en las que se impuso Donald Trump. La información fue publicada en The Intercept, un medio especializado en filtraciones y conocido en esta parte del mundo por la divulgación de los chats de Telegram entre el juez brasileño Sergio Moro y el fiscal federal Deltan Dallagnol, que culminaron con la anulación de la condena a Luiz Inácio Lula da Silva.
Si bien la información que filtró Winner no demostró manipulación en el resultado de las elecciones, sí probó que hackers rusos realizaron una maniobra de phishing por correo electrónico para obtener acceso a las urnas de registro de votantes. Por su parte, luego de la detención de Winner The Intercept quedó bajo la lupa por exponer a la joven traductora.
De 32 años y nacida en Texas, Winner fue arrestada en junio de 2017 por violar la Ley de Espionaje y recibió la condena más alta jamás emitida por divulgar información no autorizada: 63 meses de prisión.
Cuarenta y ocho meses después, en junio de 2021, fue trasladada a un centro de transición por buen comportamiento, según lo indicó su abogada en redes sociales. Recientemente, y luego de permanecer alejada de la prensa por imposición del proceso judicial, Winner se defendió de las acusaciones de traición: "Yo solo quise poner fin a un debate nacional y aceptar tranquilamente las consecuencias", dijo.