El barrio La Iapi, en Quilmes, fue escenario de un encuentro entre autoridades de la Iglesia Católica y representantes políticos en torno a propuestas de integración socio-urbana en las villas y barrios populares, en lo que puede leerse como un nuevo respaldo de la institucionalidad católica a las políticas públicas en favor de los pobres y a quienes las han venido llevando adelante. Del evento participaron el presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Oscar Ojea, su colega Carlos Tissera, presidente de Caritas y el vicepresidente del mismo organismo solidario católico y obispo auxiliar de Buenos Aires, Gustavo Carrara. En la misma mesa se sentaron Fernanda Miño, ex Secretaria de Integración Socio Urbana durante la presidencia de Alberto Fernández y Sebastián Welisiejko, quien ocupó el mismo cargo durante la presidencia de Mauricio Macri. También estuvieron Mario Quintana, ex Secretario de Coordinación interministerial de la Jefatura de Gabinete de Ministros en la gestión macrista y el Director Ejecutivo de Techo, Juan Maquieyra.
La política de vivienda popular impulsada en el último tiempo por Fernanda Miño a través de la Secretaria de Integración Socio Urbana ha sido blanco reciente de ataques y denuncias, hasta el momento no corroboradas, de presunta corrupción. Desde el gobierno de Javier Milei y de las autoridades del Ministerio de Capital Humano, se ha dicho que esa política pública era una “caja” de Juan Grabois.
Según lo manifestaron los organizadores del encuentro en Quilmes “el objetivo de la reunión fue pensar el presente y futuro de los barrios populares ante el avance del narcotráfico” y “en esta dirección, se hizo centro en la necesidad de la presencia inteligente del Estado, los consensos, el diálogo entre personas de diferentes sectores y el protagonismo de la comunidad”.
Para evaluar la importancia que la jerarquía católica le dio al hecho vale mencionar también la presencia de los obispos Marcelo Julián Margni (Avellaneda-Lanús); Eduardo Gonzalo Redondo (auxiliar de Quilmes) y Juan Carlos Romanin. Además se sumó María Migliore (ex Ministra de Desarrollo Humano y Habitat de la Ciudad de Buenos Aires).
La mayoría de quienes intervinieron coincidieron, más allá de sus diferentes perspectivas, en la necesidad de contar con políticas públicas que nazcan del consenso para avanzar en la integración sociourbana de los más de 6467 barrios populares en donde viven alrededor de siete millones de personas.
El obispo Tissera, presidente de Caritas dijo recordar "al Santo Cura Brochero escribiéndole al gobernador cuando le decía ‘acá lo que abunda es la necesidad’. Lamentablemente, después de tanto tiempo, desde el conurbano profundo seguimos diciendo ‘acá lo que abunda es la necesidad’”. Y convocó “a todas las personas de buen corazón a trabajar en este sentido. A mirar donde está la necesidad" y aportar proyectos con ese fin.
El presidente del episcopado, Oscar Ojea, recordó un encuentro que mantuvo en 2016 con el entonces vice jefe de gabinete, Mario Quintana. “Me propuso que nos juntemos con las organizaciones sociales y la organización Techo. Quería que Cáritas participe de ese encuentro. Ese proceso duró dos años, donde estábamos sentados a la mesa personas que teníamos visiones diferentes”, dijo el obispo. “Se partió del concepto de integración diferenciándolo del de separación. Ir a la integración significa asfalto, construir una habitación para no vivir hacinados” afirmó.
Según el obispo es importante que “cuidando todos los mecanismos que hacen a la transparencia, el Estado se encuentre en nuestros barrios”. Porque “de lo contrario, nos entregamos al narcotráfico. Hacemos un llamado a todos para trabajar para que no se de en la Argentina lo que ya se dio en otros lugares en América Latina."
Para Quintana "nos importa que no haya inflación, nos importa que no haya déficit fiscal y nos importan también estos problemas que no se solucionan sacando los recursos a los que menos tienen. Tenemos que hacer la integración urbana porque es una de las decisiones más inteligentes”.
Según Fernanda Miño “sin esa política de integración socio urbana, no podemos frenar el avance del narcotráfico, porque las personas que quedan sin trabajo quedan a merced de estas organizaciones. Eso es lo que logra la retracción del Estado”, subrayó. Agregó que “los barrios están en la desesperación de que van a tener para comer” y pidió que vuelva esta política “en donde no hacíamos diferenciación de partidos ni de ideas para resolver los problemas de los vecinos y vecinas de nuestros barrios".
Preguntada acerca del señalamiento que hacen algunos actores públicos diciendo que “la Iglesia no tiene que meterse en política” la ex Secretaria de Integración Socio Urbana aseguro que “yo soy catequista y a mí la iglesia me enseñó que la política es una buena palabra, como sostiene el papa Francisco”. Y sostuvo que el hecho de que los obispos “salgan a bancar es porque son coherentes que con lo que ellos hicieron y siguen haciendo, porque son obispos que no solamente conocen la realidad porque la caminan, sino que buscan consensos con Estado para que se logre la integración en bien de los más pobres”. Agregó que los que dicen que “la Iglesia no tiene que comprometerse con estos temas es porque quieren que la política la hagan unos pocos, cuando en realidad todos hacemos política todos los días cuando compramos algo, cuando dialogamos con los vecinos, cuando nos solidarizamos”. Y remató señalando que “cuando la iglesia se compromete con estos temas es porque quiere que la política, como dice Francisco, sirva para mejorar la vida de todos, en primer lugar de los más pobres”.