"No sé quién es (Fernando) Sabag Montiel". "No recuerdo mi número actual". "Mi teléfono se dañó ayer". "Poseo redes sociales como todo el mundo". "Ahorita no estoy manejando ninguna". "Me hackearon como tres veces". "Tengo entendido que Cristina Fernández de Kirchner era la presidenta de Uruguay". 

Estos extractos no son parte de una broma sino de la declaración testimonial ante el fiscal Carlos Rívolo del 29 de mayo último de un hombre de nacionalidad panameña llamado Yasserf Igor Jaramillo Ayala. De un celular a su nombre salió "una comunicación" que registró el teléfono de Sabag Montiel a las 20.08 del 1 de septiembre de 2022, menos de una hora antes de que intentara matar a la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en las inmediaciones de su casa en Recoleta, según consta en el expediente. Su relato, pese a ser lacónico, tuvo contradicciones y tramos asombrosos. Rívolo ordenó allanamientos en Panamá. 

El testimonio forma parte de la investigación que aún queda en etapa de instrucción por el atentado a CFK y que, por lo tanto, quedó afuera del juicio oral que empezará este miércoles contra los acusados como autores materiales del intento de "homicidio doblemente calificado por alevosía y en concurso premeditado de dos o más personas agravado por el uso de arma de fuego": Sabag Montiel, su novia Brenda Uliarte que estaba en el lugar con él y Gabriel Carrizo, el dueño del negocio de venta de "copitos" (copos de azúcar) --como quedaría bautizado el grupo de amigos-- que un rato después del ataque salió a contar a algunos conocidos: "Recién intentamos matar a Cristina".  

Será un juicio de enorme trascendencia política e institucional: Se trató del hecho de violencia política más grave desde el retorno de la democracia, un hito que representó una ruptura del pacto democrático. Este aspecto fue minimizado, desdibujado, durante la etapa de instrucción a cargo de la jueza María Eugenia Capuchetti, y que avanzado el caso asumió la fiscalía. Cuando hizo la elevación a juicio oral (el proceso estará a cargo el Tribunal Oral Federal 6) ambos dijeron que no habían encontrado vinculaciones políticas o económicas detrás del intento de magnicidio. Pero se quedaron con una causa residual, donde está la famosa pista que salpica el diputado del PRO Gerardo Milman, entre otras cosas. La querella de CFK y la fiscalía de Gabriela Baigún no descartan que aparezcan elementos durante las audiencias que orienten hacia quién pudo haber estado detrás.  

Contacto dudoso

Poco o nada se había profundizado en la investigación sobre la aparente llamada (que según un requerimiento de la fiscalía sería de Whatsapp) hecha desde un número de Panamá, hasta el mes pasado. La línea estaba asociada a un perfil de Facebook de una persona de ese país. El nombre que aparece en esa red social es Abdel Hakim, integrante activo de un grupo de Telegram llamado "Gnosis primitiva" del que también era parte Sabag Montiel, "Nando". Los mensajes contenían, según un informe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), "publicaciones o expresiones de teorías conspirativas, esotéricas o que buscan revivir o implementar la ideología del nazismo". 

Hakim, como queda a la vista, sería un seudónimo --que aparece en más de un centenar de perfiles-- de Jaramillo Ayala, según concluyó la reconstrucción judicial. Los datos fueron corroborados por Interpol Panamá y por la fiscalía Superior de Asuntos Internacionales del Ministerio Público panameño, según señala un pedido de información del fiscal Rívolo a Estados Unidos ligado a las redes.   

Jaramillo Ayala, en versión Hakim, se presentaba así el 22 de agosto de 2022 en el grupo "Gnosis primitiva": "Saludos a todos los kamaradas. Yo soy Abdel Hakim. Muchos ya me conocen. Soy líder en la sh.. pero líder de mí mismo y de mi solito (...) Soy un virya o paráclito de lucifer", agregaba con manto de curiosa religiosidad en su comentario. El gnosticismo se define como una "mística esotérica de la salvación". Entre la simbología compartida aparecía el sol negro, utilizado por neonazis, que Sabag tiene tatuado en un brazo. En la cuenta de Facebook a nombre de Hakim había una publicación del 29 de diciembre de 2020 (plena pandemia) que reproducía un posteo (en tono antivacunas) con una foto de CFK mientras le aplicaban la vacuna contra el coronavirus. "Hoy en un nuevo capítulo de 'Vacunas sin aguja' Cristina Fernández de Kirchner!", ironizaba junto a la imagen de la exvicepresidenta. 

El rastreo de las comunicaciones de Sabag Montiel, como es conocido, quedó complicado porque su celular apareció reseteado de fábrica (sin contenido) cuando, algo más de 24 horas después del atentado, lo recibió la PSA después que la Policía Federal hiciera un primer intento de extraer la información del aparato dentro del juzgado. Durante casi todo el 2 de septiembre el dispositivo quedó en el despacho de Capuchetti. Se pudieron rescatar algunos chats de Telegram. La PSA en un informe del 18 de octubre 2022, al que accedió Página/12, señalaba que el día del intento de magnicidio, que fue a las 20.52, el celular de Sabag recibió 12 mensajes de whatsapp que estaban vacíos o inaccesible, del número de Panamá identificado con el usuario Hakim. En su requerimiento reciente el fiscal Rívolo señaló la comunicación de las 20.08. 

Un testigo particular

La declaración de Jaramillo se hizo por Zoom en un trámite conjunto entre las fiscalías de ambos países. Rívolo le explicó al inicio que su testimonio está vinculado con un tramo del expediente que se "vincula a la posibilidad de la existencia de autores intelectuales del atentado que sufriera la vicepresidente de la nación Cristina Fernández de Kirchner". El panameño, de 42 años, se presentó como desocupado. Ante las contradicciones y respuestas esquivas, Rívolo le advirtió más de una vez que estaba dando testimonio bajo las leyes argentinas y que su obligación es  decir la verdad, de lo contrario podrá ser denunciado por falso testimonio, y que la reticencias también tiene consecuencias. 

--¿Conoce a Fernando Sabag Montiel?-- preguntó el fiscal Rívolo. 

--No sé quién es-- dijo Jaramillo. Lo mismo repitió sobre Uliarte y Milman. 

--¿Utilizó en alguna red social algún nombre distinto? ¿Sabe quién es Abdel Hakim?--

--Negativo--

--Jaramillo, ¿Usted conoce alguna temática vinculada con un grupo denominado "Gnosis primitiva"?--

--Negativo-- 

--... O ha integrado algún grupo vinculado con "Gnosis histórica"? --

--¿Qué es eso? No-- fue tajante, aunque minutos después se le escaparía que había visto videos en Youtube. 

Rívolo le preguntó si tenía (en 2022) el mismo número de celular que en la actualidad. Contestó que hace un año le habían robado el aparato y ahí cambió la línea. ¿El de agosto de 2022 lo recuerda? No. "El actual no me lo sé". Tampoco recordaba ninguna de las empresas de telefonía. 

--¿Tiene su teléfono ahí?-- insistió Rívolo. Jaramillo, moreno, con poco pelo, barba rala, gesticulaba y consultaba con la persona que tenía a su lado, en la fiscalía panameña. 

--No, se me dañó ayer--

--¿Qué le pasó?--

--Se dañó el botón de encendido-- a lo que agregó (ante una pregunta) que no le pudo avisar a su familia que estaba incomunicado. 

--¿Posee redes sociales?--

--Como todo el mundo--

Luego se explayó: "No estoy usando Facebook últimamente. Me lo han hackeado muchas veces". Dijo que le avisaron sus conocidos, pero que no lo denunció. "No he tenido ningún incidente", justificó. También comentó que le suspendieron la cuenta "no puedes usar lenguajes de insulto y me la han cerrado por usar lenguaje no apropiado, yo juego béisbol y me insulto con los muchachos". Agregó que toca guitarra, bajo y batería, para explicar fotos suyas que le mostraron. "Mi familia me dice que siguen apareciendo fotos mías en Facebook --quiso justificar-- pero nunca le di interés porque la red social no es la vida real", 

--¿Tiene algún grupo de Telegram?-- 

--Negativo--

--¿Qué redes tiene al día de la fecha?--

--Ahorita no estoy manejando ninguna--

--¿Conoce quien es Cristina Fernández de Kirchner?--

--Lo que pasa es que ... que yo tengo entendido ella era la presidenta de Uruguay--

Además de indicarle, una vez más "le hemos hecho conocer cuáles son las sanciones para el falso testimonio", Rívolo le dijo: "No solo hay penalización por esto sino por la reticencia, no contestar algo que claramente usted podría llegar a saber, mas allá de la distancia".

Por la pantalla le mostraron una foto subida al Facebook a nombre de Hakim el 1 de mayo último: "Ese soy yo", admitió. En una publicación del 8 de septiembre de 2022: "Ese soy yo y esa es mi esposa". 

--¿Nunca vio esta cuenta?

--No, hasta ahora-- se agarró la cabeza al responder. Y preguntó: "¿Corro algún peligro con eso?". 

El fiscal le pidió que entregue todos los números de las líneas telefónicas que tuvo en los últimos cinco años. Impuso secreto de sumario. 

¿Qué pasa con Milman? 

Desde el 1 de noviembre del año pasado hay una resolución de la Sala I de la Cámara Federal que jamás se cumplió: nunca fue allanado el domicilio de Milman y secuestrados sus dispositivos, pese al aval de la Cámara de Diputados para avanzar con la medida. El exmano derecha de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, había entregado al juzgado de Capuchetti un celular, como quien se muestra con predisposición para que lo investiguen, que era un modelo que salió al mercado después del atentado (Iphone 14 Pro) y que de hecho no había utilizado hasta más de dos meses después. Tenía, al parecer, dos líneas más, que jamás fueron analizadas. Otro aparato alegó haberlo perdido en una mudanza. 

La querella volvió a reclamar esa evidencia tan elemental en los últimos días. Milman había había aparecido en el expediente cuando un testigo declaró que dos días antes del atentado lo había visto con dos secretarias en el bar de la esquina del Congreso con dos mujeres a quienes les dijo: "Cuando la maten yo estoy camino a la costa". Y se fue a la costa y a CFK intentaron matarla. Las mujeres eran dos asesoras cuyos teléfonos la jueza incautó recién tres meses después del intento de magnicidio. Una lo había cambiado, la otra lo había borrado, diría más adelante, con ayuda de un perito en oficinas de Bullrich. A la trama de los teléfonos nunca analizados ahora se suma el de las extrañas comunicaciones desde Panamá.