Luego de haber formalizado su libertad, el periodista y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, llegó este miércoles a su Australia natal, donde fue recibido por su padre y su esposa, con quien se fundió en un abrazo seguido de un beso que fue transmitido en directo por distintas cadenas de medios internacionales. Assange aterrizó en el aeropuerto internacional de Canberra en un vuelo chárter alrededor de las 19:40 horas locales después de un largo viaje que empezó el lunes en Londres y que lo llevó a realizar el martes un parada técnica en Bangkok antes de comparecer en Islas Marianas del Norte como parte del pacto con EE.UU.

"Acostumbrarse de nuevo a la libertad"

El periodista australiano de 52 años salió del jet privado enfundado en un traje oscuro, con camisa blanca y corbata, y con el puño en alto saludó con gestos a decenas de medios de comunicación y seguidores que lo esperaban. "Julian quería estar aquí hoy, pero me pidió que yo lo haga. Necesita tiempo, necesita recuperarse", dijo su esposa Stella Assange en una pequeña sala del East Hotel de Canberra, frente a más de cien periodistas que esperaban a su marido.

"Les pido por favor que nos den el espacio y la privacidad para encontrar nuestro lugar y que nuestra familia pueda ser una familia antes de que pueda hablar de nuevo cuando él elija", imploró la esposa de Assange, de nacionalidad hispano-sueca, agregando que este debía "acostumbrarse de nuevo a la libertad". Ambos se conocieron durante la estancia de Assange en la embajada de Ecuador en Londres (2012 a 2019), periodo en el que tuvieron a sus dos hijos, mientras que el australiano pasó los últimos cinco años en una cárcel británica de máxima seguridad.

"Julian volvió a su casa en Australia", subrayó la cuenta oficial de WikiLeaks, el sitio creado por él y a través del cual publicó en 2010 con la mayor filtración de documentos clasificados que pusieron en cuestionamiento el papel de Washington en el mundo al revelar ataques a civiles en Irak y en Afganistán, así como el maltrato de presos en Guantánamo, entre otros temas.

Una larga batalla legal

La libertad de Assange fue posible gracias a un acuerdo con el Departamento de Justicia de EE.UU. que quedó formalizado este miércoles, durante una vista en un tribunal de Saipan, en las Islas Marianas del Norte, en la que se declaró culpable de violar la ley de espionaje estadounidense. La jueza Ramona Villagomez Manglona aceptó los términos pactados y condenó a Assange a 62 meses de cárcel, reconociendo el tiempo ya cumplido en la prisión de Belmarsh, Reino Unido, por lo que quedó en libertad. Sin embargo Assange no podrá viajar a Estados Unidos sin autorización, indicó el Departamento de Justicia en un comunicado. 

El gobierno estadounidense recordó este miércoles que la filtración de documentos clasificados por parte de WikiLeaks obligó al Departamento de Estado a proteger a personal estadounidense para evitar que fuera puesto en peligro. El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, no quiso pronunciarse sobre la reciente liberación de Assange y dijo solamente que Estados Unidos está "contento" de haber trabajado junto con sus colegas australianos.

Stella Assange enfatizó que era un día para celebrar la libertad de su marido, pero aclaró que "también es el día en el que esperamos que periodistas de todo el mundo se den cuenta del peligro que este caso genera". En la misma línea la abogada de Assange, Jennifer Robinson, subrayó durante la conferencia que "desafortunadamente" el periodista australiano tuvo que declararse culpable para "recuperar su libertad". 

Detenido inicialmente en 2010 a instancias de Suecia por un caso de abusos hoy archivado, Assange estaba en medio de un complejo proceso de extradición a Estados Unidos, donde había sido acusado de 18 delitos que suponían una posible pena de 170 años de prisión. "No debió pasar ni un solo día en la cárcel", proclamó su mujer desde Canberra. 

El expresidente ecuatoriano Rafael Correa, quien en 2012 le dio a Assange asilo político en la embajada de su país en Londres, dijo que lo ocurrido con el periodista australiano es "criminal". En una entrevista con la agencia AFP, Correa dijo que nunca habló por privado con Assange, pero hoy le encantaría "conocerlo y darle un gran abrazo". Ambos dialogaron una vez, cuando Assange tenía un programa de la red de TV Russia Today y le hizo una entrevista a Correa. Al ser consultado si volvería a conceder el asilo a Assange, Correa respondió sin titubear: "Diez mil veces".

Por su parte el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, que intercedió para el regreso al país de Assange, celebró que "la saga haya terminado" y destacó que se trata de la culminación de "un trabajo cuidadoso, paciente y decidido". Fue de hecho Albanese el primero en llamar por teléfono a Assange al aterrizar en la capital australiana, según reveló su abogada, quien narró que el fundador de WikiLeaks le dijo al mandatario: "Me salvaste la vida".